El carabobeño 21 agosto 2011 Raúl Barreto, un misionero
de la caridad con
afermin@el-carabobeno.com
Raúl Barreto se ha dedicado, de manera admirable, a atender a ancianos desamparados, para lo cual tiene muy pocos recursos pero confiesa que "la fuerza del Santísimo Sacramento" lo ayuda para que, desde la Hermandad del Sagrado Corazón, pueda cumplir el mandato de la caridad.
Después de haber trabajado 25 años en una ensambladora en Mariara, Barreto se dedicó, junto con su esposa María Moreno de Barreto, a la venta de perros calientes. En ese trabajo observó que muchas personas indigentes iban a recoger, entre la basura, las sobras de comida que dejaban los clientes.
"Eso me conmovía mucho, por lo cual les ofrecía comida que llevaba preparada de la casa o les obsequiaba perros calientes. Después quedé con la costumbre de recorrer, de noche, calles de Valencia para llevarle comida caliente a los ancianos que, lamentablemente, llaman indigentes".
Barreto, con sus hijos, no sólo les llevaba el alimento sino el mensaje de que Dios los ama y que ellos también son sus hijos amados. Desde 1985, personas mayores comenzaron a buscarle para que les prestara ayuda.
"Me pedían cosas y yo se las buscaba. Cuando se comenzó a difundir esta obra, en 1988, nos concedieron una casa en comodato entre la calle Salom y la avenida Urdaneta. Allí pasamos veinte años haciéndole bien a todos los que se acercaban. Los llevábamos a los hospitales, a hacer sus diligencias y le proporcionábamos mucho cariño para que sintieran que habían encontrado una nueva familia".
Pero eran tantos los necesitados que fue necesario reducir el ingreso a los mayores de 60 años, en situación de indigencia o de abandono. "Hace poco concluyó el comodato. "La casa se está cayendo y no tenemos con que repararla. Tuvimos que mudarnos a Boquerón, en la vía La Encantada, donde la Hermandad del Sagrado Corazón tiene cuatro hectáreas de terreno y una casa agradable, donde atendemos a doce ancianos, que podrían ser más si tuviéramos suficientes recursos.
Sin presupuesto
Necesitamos alimentos, medicinas y personal capacitado para lo cual no tenemos ningún presupuesto. Las colaboraciones se pueden enviar a la Arquidiócesis de Valencia a nombre de la Hermandad Sagrado Corazón de Jesús. Pueden visitarnos en Boquerón, vía La Encantada, parcela 7, casa hogar Remanso de Paz. En CorpBanca tenemos la cuenta corriente 202113850-1, pero si es necesario el número completo pueden llamarnos al 0424-353557.
Algunos Casos
- Hace unos años, llegó un hombre joven con un anciano del cual dijo que lo había encontrado en la calle en situación de indigencia, pidiendo que lo atendiéramos. Inmediatamente nos dimos cuenta de que aquél señor no era un indigente sino padre de quien lo llevó. Acordamos que dejara a su padre dos meses con nosotros mientras conseguía donde recluirlo, porque no era indigente. En ese tiempo el anciano, de 80 años, se compenetró tanto con la comunidad que decidimos dejarlo. Pero se enfermó de una severa depresión porque sus hijos lo habían echado a la calle. Fue necesario hospitalizarlo y llamar al hijo para que fuera a ver a su padre. Cuando llegó, el anciano estaba tirado en el piso, desnudo. Eso le produjo una impresión terrible, por lo cual pedía perdón a gritos. Esa experiencia hizo que el hijo cambiara su forma de ser y entendiera lo grande que es la caridad.Tuvimos también un anciano que no aceptaba ayuda de nadie y se ponía muy bravo cuando le hacían cariño. Pero, en sus últimos días, fue un hombre feliz, cariñoso porque sentía la bondad de Dios para que no estuviera solo. Estos episodios nos han ido marcando y nos dan fuerza para continuar ayudando a la gente, sobre todo a los ancianos.
Raúl Barreto, un misionero
de la caridad con
ancianos
ALFREDO FERMÍNafermin@el-carabobeno.com
Raúl Barreto se ha dedicado, de manera admirable, a atender a ancianos desamparados, para lo cual tiene muy pocos recursos pero confiesa que "la fuerza del Santísimo Sacramento" lo ayuda para que, desde la Hermandad del Sagrado Corazón, pueda cumplir el mandato de la caridad.
Después de haber trabajado 25 años en una ensambladora en Mariara, Barreto se dedicó, junto con su esposa María Moreno de Barreto, a la venta de perros calientes. En ese trabajo observó que muchas personas indigentes iban a recoger, entre la basura, las sobras de comida que dejaban los clientes.
"Eso me conmovía mucho, por lo cual les ofrecía comida que llevaba preparada de la casa o les obsequiaba perros calientes. Después quedé con la costumbre de recorrer, de noche, calles de Valencia para llevarle comida caliente a los ancianos que, lamentablemente, llaman indigentes".
Barreto, con sus hijos, no sólo les llevaba el alimento sino el mensaje de que Dios los ama y que ellos también son sus hijos amados. Desde 1985, personas mayores comenzaron a buscarle para que les prestara ayuda.
"Me pedían cosas y yo se las buscaba. Cuando se comenzó a difundir esta obra, en 1988, nos concedieron una casa en comodato entre la calle Salom y la avenida Urdaneta. Allí pasamos veinte años haciéndole bien a todos los que se acercaban. Los llevábamos a los hospitales, a hacer sus diligencias y le proporcionábamos mucho cariño para que sintieran que habían encontrado una nueva familia".
Pero eran tantos los necesitados que fue necesario reducir el ingreso a los mayores de 60 años, en situación de indigencia o de abandono. "Hace poco concluyó el comodato. "La casa se está cayendo y no tenemos con que repararla. Tuvimos que mudarnos a Boquerón, en la vía La Encantada, donde la Hermandad del Sagrado Corazón tiene cuatro hectáreas de terreno y una casa agradable, donde atendemos a doce ancianos, que podrían ser más si tuviéramos suficientes recursos.
Sin presupuesto
Necesitamos alimentos, medicinas y personal capacitado para lo cual no tenemos ningún presupuesto. Las colaboraciones se pueden enviar a la Arquidiócesis de Valencia a nombre de la Hermandad Sagrado Corazón de Jesús. Pueden visitarnos en Boquerón, vía La Encantada, parcela 7, casa hogar Remanso de Paz. En CorpBanca tenemos la cuenta corriente 202113850-1, pero si es necesario el número completo pueden llamarnos al 0424-353557.
Algunos Casos
- Hace unos años, llegó un hombre joven con un anciano del cual dijo que lo había encontrado en la calle en situación de indigencia, pidiendo que lo atendiéramos. Inmediatamente nos dimos cuenta de que aquél señor no era un indigente sino padre de quien lo llevó. Acordamos que dejara a su padre dos meses con nosotros mientras conseguía donde recluirlo, porque no era indigente. En ese tiempo el anciano, de 80 años, se compenetró tanto con la comunidad que decidimos dejarlo. Pero se enfermó de una severa depresión porque sus hijos lo habían echado a la calle. Fue necesario hospitalizarlo y llamar al hijo para que fuera a ver a su padre. Cuando llegó, el anciano estaba tirado en el piso, desnudo. Eso le produjo una impresión terrible, por lo cual pedía perdón a gritos. Esa experiencia hizo que el hijo cambiara su forma de ser y entendiera lo grande que es la caridad.Tuvimos también un anciano que no aceptaba ayuda de nadie y se ponía muy bravo cuando le hacían cariño. Pero, en sus últimos días, fue un hombre feliz, cariñoso porque sentía la bondad de Dios para que no estuviera solo. Estos episodios nos han ido marcando y nos dan fuerza para continuar ayudando a la gente, sobre todo a los ancianos.
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