¿Qué ha significado la presencia de Hugo
2 de febrero 1999-
Declararon el 2 de
febrero ‘Día no laborable’
01 / Feb / 2009
El vicepresidente Ejecutivo de la República Bolivariana
de Venezuela, Ramón Carrizalez Rengifo, anunció
este sábado en breves declaraciones a la prensa que
el próximo lunes 2 de febrero, será declarado
como día no laborable.
Desde el estadio José Antonio Casanova del Fuerte
Tiuna, en Caracas, donde se desarrolla un amistoso
de softbol en apoyo a la enmienda constitucional,
Carrizalez indicó que la medida se enmarca
entre las actividades a desarrollar para celebrar
los 10 años de la Revolución Bolivariana.
Entre el resto de actividades que se realizarán en el
territorio nacional para celebrar la primera
década revolucionaria, el Presidente de la República
anunció el pasado 26 de enero, una cumbre
extraordinaria entre los países que conforman
la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de
Nuestra América (Alba), la cual está prevista
para el lunes 2 de febrero.
Las actividades conmemorativas de la próxima
semana enmarcan también el nacimiento
del Gran Mariscal Antonio José de Sucre,
el 3 de febrero y los 17 años del despertar
revolucionario, para el 4 de febrero.
Y pasó un año y otro y otro...ya van ¡12! en el poder
Con tanta suerte para Chávez que
inmediatamente
comenzó a vincular en sus creencias
animistas cubanas,
su Revolución con la fecha de nacimiento
de uno de los
próceres venezolanos más
brillantes y nobles: "El Abel de AMÉRICA"
para Simón Bolívar.
Antonio José de Sucre y Alcalá, conocido como
el «Gran Mariscal de Ayacucho» (Cumaná, estado
Sucre; Venezuela, 3 de febrerode 1795 –
Montañas de Berruecos, La Unión Dpto. de Nariño;
Colombia, 4 de junio de 1830), fue un político, estadista
y militarvenezolano, prócer de la independencia,
así como presidente de Bolivia, Gobernador de Perú,
General en Jefe del Ejército de la Gran Colombia y
Comandante del Ejército del Sur. Era hijo de una
familia acomodada de tradición militar, siendo su
padre coronel del Ejércitorealista. Es considerado
como uno de los militares más completos entre los
próceres de la independencia suramericana
Constitución de 1999
La que nos clavó a pesar de la negativa
mayoritaria de los venezolanos en el 2007
Después de 12 años ¿qué hemos aprendido de
Hugo Rafael Chávez Frías?
Como he venido exponiendo en entradas anteriores,
el personaje es un
maravilloso espejo de la SOMBRA proyectada
por nuestro inconsciente
colectivo, en toda su magnitud.
Además otras cositas que son propias de su ego,
que no todos los venezolanos tenemos, pero
nunca las hemos reprochado a nuestros gobernantes,
y con éste llegaron a su máxima expresión,
pero ya las sabemos de memoria y han destruído
la "confianza" que se debe
tener en la AUTORIDAD Máxima de una nación:
PREMISA MAYOR
Propuesta de Chávez
se desvió en sus 12 años
La vialidad sigue siendo una queja de los venezolanos. (Foto César Pérez)
Daniel Pabón
Nos metió a Fidel Castro a juro
y por él nos enemistó con el Imperio.
que nos mantiene con sus compras hasta
el presente del petróleo que producimos
Cuando ya Rómulo Betancourt en 1959
nos quitó esa rémora chula de encima...
Valencia(REDACTA).- Prometió relegitimar la
democracia. Abrazó su concepto y lo empezó a
adjetivar como "participativo y protagónico",
con la banda tricolor recién heredada de Rafael
Caldera. Pero la oferta primaria de Hugo Chávez
en la Presidencia de la República no ha visto
concreción 12 almanaques después.
El flamante titular del Poder Ejecutivo no
sólo pronunció cuatro veces la palabra
"democracia"
aquél 2 de febrero de 1999 en el
moribundo
Congreso, sino que le acarició los
tuétanos
con su retórica: "Dichoso el ciudadano
que bajo
el escudo de las armas de su mando, convoca
a la soberanía nacional para que ejerza su
voluntad absoluta".
Dos hechos precipitaron el cambio de seña,
analiza el politólogo Ricardo Sucre Heredia.
El más importante es que el llanero y teniente
coronel retirado ya venía con su mapa original
en mente. "Este plan (del socialismo) estaba
previsto desde antes".
La ruptura entre Chávez y las elites de poder
más importantes del país, tras destapar su
Balseros cubanos huyen en el "mar de la
felicidad"
admiración al "mar de la felicidad", fue lo
segundo que aceleró el fin de la paz
inaugural, ésa que Teodoro Petkoff ha
comparado con una luna de miel.
Preocupaciones
Con 56,2 por ciento de los votos, el 6 de diciembre
de 1998 Venezuela eligió a Hugo Chávez como
Presidente. Ocho años después, 62,89 por ciento
del pueblo lo reeligió hasta el año próximo, cuando
tendrá otra vez carta blanca para reeditar como
candidato en un país que suma una inflación
acumulada
en revolución de 733 por ciento, según reconocía
Elías Eljuri, presidente del INE, en junio pasado.
En los últimos 12 años la calidad de vida de
Carol Calderón ha mejorado. Así lo siente. Educadora
de profesión, hace un balance positivo de la gestión
gubernamental. "Problemas hay en todos los sistemas",
se resigna. Comparte un café con Marianela González,
una comerciante que pone el acento en dos problemas
irresueltos. "Lo único que veo que ha desmejorado es
la seguridad y la vialidad, porque dinero hay".
En la lista de preocupaciones del venezolano
nadie le roba el primer puesto a la inseguridad,
inquiere Marcos Tarre Briceño. Aunque en 1998 el
temario mostraba otros problemas sociales en la
punta, el analista político rememora que mucha gente
de clase media votó por Chávez la primera vez porque
pensaba que un militar le pondría orden al hampa.
Ese mismo problema "es casualmente el que más
evidencia ahora el fracaso del Gobierno", acusa
Tarre Briceño, experto en seguridad.
Montar guardias nacionales a las busetas y
otros 14 planes contra el flagelo, más de una
decena de ministros de Interior y Justicia y varias
reformas al Código Orgánico Procesal Penal
no han sido suficientes.
A medio camino
"Hay que inventar el socialismo del siglo XXI".
El Socialismo del siglo XXI es un concepto
ideado por Heinz Dieterich Steffan, a partir de
1996, y muy difundido desde el 30 de enero de 2005,
por el Presidente de Venezuela, Hugo Chávez en
ese entonces desde el V Foro Social
Mundial.
En el marco de la revolución bolivariana, Chávez
ha señalado que para llegar a este socialismo habrá
una etapa de transición que denomina como
Democracia Revolucionaria.
El libro “Hugo Chávez y el Socialismo
del
siglo XXI”, de Heinz Dieterich, explica con
claridad el funcionamiento de la economía de
mercado capitalista y proporciona al lector las
diferencias cualitativas que tiene el nuevo sistema de
producción socialista frente al capitalismo actual.
La frase, que data de febrero de 2005, sorprendió
a más de uno. Por primera vez, Chávez ingresaba
esta palabra a su diccionario público. El último en
definirla
en el tiempo ha sido su padre político.
"Socialismo es igual a comunismo", revelaba
Fidel Castro en agosto pasado.
Más allá de las fronteras, Chávez es amado y
odiado. Pero todos comulgan en su carácter de
benefactor de otros pueblos. El politólogo Sucre
Heredia maneja estimaciones de que ha invertido
de 50 a 70 mil millones de dólares en suelo extranjero.
"Venezuela ha entregado sus riquezas a cambio
de insertar al Presidente en el concierto internacional".
Marianela González ya acabó su café, agradecida
porque la misión primogénita del Ejecutivo, Barrio
Adentro,
"mal que bien" es una opción.
"Ya no nos morimos de mengua", compara con la
llamada Cuarta República.
- ¿Es suficiente? ¿Venezuela marcha mejor?
- Venga el Presidente que venga, los del problema
somos nosotros. Pero aquí debe haber una verdadera
revolución, no lo que tenemos ahorita.
"Lo que tenemos ahorita", como afirma la
comerciante valenciana, tiene muchas etiquetas
entre los entendidos de la política, y algunas son
diferentes a la de democracia. A la promesa primaria
de hace 12 almanaques.
El profeta.
Hace doce años, el 09 de agosto de 1998,
el periodista, analista político y escritor,
Carlos Alberto Montaner publicó un
artículo en este diario que intentaba dibujar
las acciones que tomaría el actual presidente
de Venezuela. Aún hoy, las advertencias que
hacía el cubano están vigentes.
A Venezuela le está saliendo un caudillo. Los
caudillos
le salen a las sociedades como los golondrinos
le salen
a la gente en los sobacos. Y salen por las mismas
razones:
una severa infección que aflora en un punto del
cuerpo
cuando las defensas están bajas. El caudillo
venezolano
se llama Hugo Chávez y se hizo muy famoso en 1992
cuando organizó un golpe militar contra el gobierno
legítimo de Carlos Andrés Pérez. El golpe fracasó,
pero el intento bastó para hacerlo tremendamente
popular entre muchos venezolanos.
A las 72 horas de la asonada castrense, de acuerdo
con las encuestas de la época, 65 por ciento de la
población
adulta decía respaldar al golpista.
Hoy, a los seis años de aquella sangrienta aventura,
Hugo Chávez amenaza con convertirse en el próximo
presidente de Venezuela, pero no para mantener las
instituciones del país, sino para llevar a cabo la mítica
revolución radical de izquierda, utilizando para ello los
recursos del Estado de Derecho. Algo parecido a lo que
Hitler y Mussolini hicieron en los años treinta en sus
respectivas naciones. Se servirá de los procedimientos
democráticos para disolver el Parlamento y gobernar a
su antojo por decreto.
Naturalmente, hundirá al país en el horror y la violencia,
pero eso es algo que la mayor parte de los venezolanos
hoy son totalmente incapaces de percibir. Están
demasiado
entretenidos en luchar contra la inflación, el desempleo y
la inseguridad ciudadana para preocuparse por la defensa
de las libertades. Sufren y con razón- la nostalgia de
aquellos
tiempos gloriosos en que un dólar valía cuatro bolívares,
mientras ahora les cuesta quinientos. Tienen demasiada
rabia contra los políticos y funcionarios corruptos, y
demasiada
indignación contra la ineptitud de la burocracia estatal,
para detenerse a pensar en que Chávez, lejos de resolver
los problemas del país, los agravará cruel e
irresponsablemente,
aunque sólo sea porque en su cabeza violenta y
cuartelera
no hay otra cosa que ideas insensatas extraídas de la
mitología
revolucionaria latinoamericana de mediados de siglo.
En un país que se muere de estatismo, Chávez
aumentará
el perímetro del Estado. En una sociedad agredida
durante
décadas por absurdos controles económicos, Chávez
multiplicará
los cerrojos y limitará aún más las libertades políticas.
En una
nación en la que el Estado de Derecho es casi una
ficción,
este
presidente carapintada sustituirá cualquier vestigio de
constitucionalismo que quede en pie por su omnímoda
voluntad. "Cuál es nuestra Constitución?", se
preguntaba
en los años treinta el doctor Hans Frank, nazi notorio.
Y enseguida se contestaba: "Nuestra Constitución es la
voluntad del Führer". La Constitución de los venezolanos
será la voluntad de Chávez. El caudillismo es eso: una
abdicación de la soberanía popular, una transferencia de
poderes.
Cómo saldrán los venezolanos de este atolladero?
Por supuesto, muy magullados. Basta leer cuidadosamente
los discursos de Chávez en La Habana, publicados en el
periódico Granma, y los elogios que Castro le propina, para
comprobar que este hombre no tiene la menor idea sobre
cómo
los pueblos crean riqueza y cómo la destruyen. Si gana las
elecciones, una vez instalado en Miraflores, en el mejor
de los
casos se comportará como Salvador Allende -un caotizador
de izquierda-y en el peor, intentará hacer una revolución de
corte estalinista semejante a la de su admirado vecino
cubano.
En ambas situaciones movilizará a sus partidarios y los
encuadrará
en formaciones cuasi militares para defender la revolución,
arriesgándose a un peligroso enfrentamiento con el Ejército,
donde siempre habrá algún Pinochet dispuesto a sacar los
tanques a la calle para liquidar violentamente a quienes
pongan
en peligro la hegemonía de las Fuerzas Armadas.
Esto es gravísimo. Los militares venezolanos pueden ser
devastadores si se disponen a matar. Hace años le
pregunté
a un general de ese país cómo habían controlado el
"caracazo"
-los motines callejeros de la capital- y todavía recuerdo
con
cierto escalofrío su respuesta torva y sin emociones:
"raspamos a
mil c.d.m. en una noche", dijo mientras aplastaba su cigarrillo
en
el cenicero con un gesto displicente.
Así, innecesariamente, puede acabar este absurdo drama:
millares de venezolanos "raspados", extirpados como
verrugas
por personas violentas de uno y otro bando que han sido
incapaces
de encontrar fórmulas para solucionar pacíficamente sus
conflictos.
Hay maneras, todavía, de impedir esta catástrofe? Sí, si las
fuerzas democráticas fuera capaces de pactar la gran
coalición
de la libertad, pero no sería honrado forjar esa alianza
sólo para
derrotar a Chávez en las urnas. Eso sería mezquino.
Habría que
proponer un plan realista y serio que les demuestre a los
venezolanos
que la respuesta a sus males está en la democracia y en el
Estado de Derecho, y no en la acción de los caudillos
fascistoides.
No sólo se trata de salvar a Venezuela del daño que en el
futuro
puede hacerle Hugo Chávez. El objetivo también es salvar
a Venezuela
del daño que le han hecho en el pasado otros venezolanos
que
llegaron al poder sin la cara pintada.
"No hay en la tierra, conforme a mi parecer, contento que se
iguale a alcanzar la libertad perdida."
Miguel de Cervantes Saavedra
Fernando Luis Egaña ||
El mandón en la taguara
El mandón en la taguara
Menos que ideológica es tribal la concepción y
práctica del poder que caracteriza al señor
Chávez y su revolución bolivarista. Y además
tan pantallera como manipuladora de la buena
fe de las personas a quienes va dirigida la escenificación
de la demagogia
.
En cadena nacional amenazó a sus amigos españoles
del Bilbao Vizcaya, que costearon su campaña
(entre otros), representados
en el
Si a estas alturas alguien tenía alguna duda
razonable al respecto, el “espectáculo” de la
cadena con víctimas inmobiliarias y las amenazas
telefónico-mediáticas al presidente del Banco Provincial,
debería despejarla a satisfacción.
Lo primero a señalar es que el drama de las
“estafas inmobiliarias” se ha venido agravando por
la acción y omisión del régimen que preside el
señor Chávez. Mientras menos viviendas se construyan,
menos alternativa tienen los potenciales y efectivos
compradores, y más ventaja adquieren las reducidas
empresas de construcción, y en especial las codiciosas.
El “gobierno revolucionario” ha prácticamente
desarticulado a la industria de la construcción privada,
entrabando y encareciendo su trabajo, hiper-regulando
al sector y estableciendo amplios márgenes de
discrecionalidad oficial para su supervisión o, más bien,
acoso.
¿Consecuencias? Una caída vertiginosa en la
terminación de viviendas y un aumento, también
considerable, en la incertidumbre y dificultad para
construir y acceder al techo propio. Por ello, las
víctimas del abuso inmobiliario lo son, principalmente,
de las delirantes políticas aplicadas por el gobierno
personalizado que se pretende erigir en la defensa
de sus derechos.
Dicho esto, vamos a lo segundo, o la necesidad
gubernativa de echarle la culpa a los otros, sean los
que fueren con tal de confundir a la opinión pública
sobre la verdadera raíz del drama. Y en esta dimensión
se vienen montando las campañas y teatros públicos
y notorios de los últimos tiempos en materia de
“defensa de la clase media” en lo habitacional.
La puesta en escena en muchos de estos eventos
propagandísticos, además, se encaja en la noción
del poder como una especie de atributo personal,
en olímpico desprecio a todo lo que parezca institución,
sea estatal o particular. Terreno abonado para el
atropello y la ufana soberbia
del yo mano porque
mando yo...
Y
en medio del trance o frenesí demagógico, siempre
apuntando al aprovechamiento político de las circunstancias
y las audiencias, el señor Chávez se explaya
en amenazas e inculpaciones para tratar de
demostrar que él es el vengador todopoderoso;
y cuando su violencia verbal causa efectos de
zozobra masiva, verbigracia corridas bancarias, no
se le ocurre otra originalidad que advertir que sus
opositores están desestabilizando al país por órdenes
del imperio yanqui...
Es el reino de la mandonería, como si el
Estado venezolano y, más allá, el conjunto
del país, fueran una taguara primitiva en donde
la única ley es la voluntad del mandón. Y eso no
tiene nada de siglo XXI, sino de retroceso trágico
a los tiempos de la barbarie.
Gustavo Azócar Alcalá
| El Calabozo de la
Libertad
El periodista Gustavo Azócar
estuvo preso en San Cristóbal
(Estado Táchira)
Revolución sin imaginación
A la revolución de Hugo Chávez se le están
acabando no solamente los votos y el apoyo popular,
sino también las ideas y la imaginación.
Chávez se fue a Cuba hace algunos meses,
desesperado, tratando de encontrar algo que
lo ayude a enfrentar la debacle que viene experimentando
su proyecto político personal y que se expresa en los
sondeos de opinión y en las encuestas.
La caída es estrepitosa. Los números no mienten.
Cada día aumenta el descontento entre quienes
apoyan al Jefe de Estado. Chávez lo sabe y por eso
fue a pedirle ayuda a su padre político, al viejo Fidel,
para ver de qué manera sale del atolladero. Pero
resulta que Fidel ya está viejo y acabado, y el cerebro
tampoco le da para mucho.
Y Raúl, que es quien está al mando en la isla,
tiene demasiados problemas encima para ponerse
a ver de qué manera le echa una mano al hermano Hugo.
En el año 2004, cuando se creía que la revolución
llegaría a su fin, con el Referendo Revocatorio a
sus espaldas, Hugo Chávez se fue a La Habana,
llorando de pena y dolor. Fidel Castro tenía 6 años
menos encima y diseñó un plan que surtió efectos
demoledores: las misiones. Chávez llegó de
La Habana anunciando misiones por aquí y misiones
por allá. No hubo un solo prócer cuyo nombre no fuera
utilizado para una misión. La idea era muy simple:
había que repartir reales por montón a través de programas
sociales que llegaran a los sectores más necesitados.
Así lo hicieron y un chorro de dinero llegó a las zonas más
desposeídas en becas, subsidios y pare de contar.
El resultado ya todos lo conocemos.
Las misiones cumplieron su objetivo, que no
era precisamente social o educativo, sino meramente
electoral por cuanto fueron diseñadas para ganar
votos, y con el paso de los años, se fueron
desdibujando hasta perder el interés de la colectividad.
Hoy día, no es ningún secreto que la Misión Barrio Adentro,
por ejemplo, es un completo fracaso. Los supuestos
médicos cubanos se han estado escapando de Venezuela
rumbo a los EEUU.
El 60 por ciento de los módulos está abandonado.
Las misiones Robinson y Ribas experimentan un
bajón escalofriante. Ya no despiertan el interés de antes.
Chávez sabe que el efecto y la emoción causada
por las misiones, desapareció.
En pocas palabras, las misiones ya no sirven
para ganar votos. Por eso fue a Cuba, raudo y veloz,
a buscar que le diseñaran un plan nuevo, que le
permita detener la caída en las encuestas,
recuperar los
espacios perdidos y, lo más importante,
captar votos
para garantizar la reelección en el 2012.
Cómo ya no habían misiones que ofrecer,
los cerebros de La Habana junto con un grupo
de asesores españoles, diseñaron un plan para
tratar de ver cómo le sacan las castañas del fuego
al Jefe de la Revolución Bolivariana.
Ese plan está sustentado sobre dos bases:
la Ley Habilitante, solicitada por Hugo Chávez
Aristóbulo Istúriz ex adeco, ex PPtista,
maestro de grata recordación, seguidor de
Sai Baba y hoy fanático chavista???
el año pasado y aprobada por una Asamblea
Nacional
moribunda, deslegitimada e ilegal y los damnificados
que quedaron regados por todos el país como
consecuencia de las fuertes lluvias que cayeron
sobre Venezuela en el último trimestre de 2010
.
Utilizando a los damnificados como carne
de cañón, Chávez intenta vender la Ley Habilitante
como un mecanismo diseñado para ayudar a los
pobres y necesitados.
Por eso salió la Ley para Refugios,
que no es otra cosa que una forma de darle estatus
legal a los damnificados. Y en las próximas semanas
continuarán apareciendo leyes mucho más locas que
ésa, en un intento desesperado por tratar de reconectar
al Jefe de la Revolución con los sectores populares que
están en situación crítica, precisamente por la pésima
gerencia y la ineptitud que reina en los despachos ministeriales
del Gobierno revolucionario.
Manuel Barreto Hernaiz
|| Demagogia siglo XXI
Nos indica el Petit Larousse que demagogia (del griego,
demaggos, líder popular y dmos, pueblo) es una estrategia
política que consiste en apelar a emociones (sentimientos,
amores, odios, miedos, deseos) para ganar el apoyo
popular, frecuentemente mediante el uso de la retórica y
la propaganda.
El asunto es tan viejo como la Humanidad, pues ya
Tucídides, en su Historia de la Guerra del Peloponeso,
nos ilustraba acerca de los demagogos, quienes se
destacaban por dirigir su oratoria no tanto a persuadir,
apelando a la razón de sus oyentes, sino a enervar
los sentimientos del pueblo, que era mayoría,
para empujar sus disparatados proyectos.
Al pretender dominar, no van nunca a lo esencial;
subrayan los pormenores que les interesan para
impresionar la sensibilidad de las gentes, no para
resolver el asunto de que se trate. Maestros en las
artimañas demagógicas, la Historia Universal nos
muestra sus características: Incontinencia verbal,
uso certero de la retórica y de falsas promesas
apuntaladas en las angustias, carencias y vicisitudes
de los pueblos; asumen posturas mesiánicas ante
los problemas socio-políticos y culturales, personifican
valores morales, rinden culto mitológico a las glorias
pasadas, se consideran predestinados para cumplir
con los deseos, con los anhelos y necesidades
de la sociedad a punta de prédicas interminables,
arengas en su mayoría violentas y conducentes
al fraccionamiento del estamento social; con
deslumbrantes ideas de cambio revolucionario
pretenden crear un mundo nuevo y mejor, rindiéndole
tan sólo cuentas a la historia.
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