Indocencias
Agosto
- José Joaquín Burgos (Notitarde / )
José Joaquín Burgos
Alguna vez -recuerdo- José Francisco García Marcano nos encontramos por ahí, por el centro de la ciudad y luego de saludarnos entramos a bebernos un marroncito frente a la Casa de la Estrella. Conversamos sobre el tiempo, sobre la vida, sobre la asquerosa política tanto de la oposición como del gobierno de esos días… Era, bien lo recuerdo, en agosto... "Ahorita, en Guanare, seguramente anda el sol recogiendo guayabas para madurarlas". García Marcano se rió, con su franca risa de siempre. Bromeamos. Agosto, ciertamente, es un mes que suele repartirse entre calorones sofocantes y fuertes aguaceros que dejan el cielo limpiecito. A eso aludía con lo de la maduración de las guayabas. Y a José Francisco le pareció grata la expresión. Interesante. Conversamos luego sobre nuestros hogares, sobre Ligia y Licelia, nuestras mujeres, nuestros hijos, la vida, todo visto con el puro cristal la amistad. Seguramente habría, ese día, algún acto en la Academia de la historia, porque allí nos metimos después del marroncito, y andábamos rigurosamente "enfluxados", cosa no habitual en ambos, amigos de las guayaberas y de las tertulias.
Por supuesto, nos encontramos luego con la cuerda ésa, indeleble, de los viejos amigos de la Academia, en la Casa de la Estrella: Eduardo Arroyo Álvarez, Efraín Inaudy Bolívar, el "Negro" Mujica, Alfonso Betancourt, don Luis Martínez Mainardi, (ya ausentes hoy, pero vivos siempre en el recuerdo). Y, por supuesto, nuestro fraterno Luis Cubillán Fonseca, sol de la amistad, de la nobleza y de una ilímite generosidad… Seguramente el acto nos congregó por un largo rato… No lo recuerdo. Lo que sí me llega a la memoria, de pronto, es que pocos días después José Francisco y yo nos encontramos, una noche, en el velatorio de Eduardo Arroyo Álvarez y juntos lo lloramos como amigos. Eduardo, escritor insigne en la literatura venezolana, vivió en Valencia por lo menos sus últimos 30 años, en su humildad creadora, casi desconocido por los flamantes miembros de la intelectualidad insurgente. Con él, como con Herrera Vial, Pedro Francisco Lizardo, Efraín Inaudy Bolívar y el propio "Negro" Mujica, se fueron hijos (nativos o no) de Valencia que fueron, universales para memoria y gloria de la ciudad… Lo recuerdo hoy, sencillamente, cuando el sol andará por ahí, por esos rumbos, madurando guayabas…
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