Bello y Góngora
Luis Cubillán Fonseca (Trinchera)
Dedicado al Académico José Napoleón Oropeza
La alocución a la Poesía (1823) y La Oda a la agricultura de la Zona Tórrida (1826) son dos poemas que según el sabio Pedro Grases, consagraron a Bello como “Príncipe de las Letras Hispanoamericanas”. Estas obras necesitan hoy en día -han pasado casi doscientos años de habla- ser traducidas para que puedan ser entendidas, difíciles de lectura en varios aspectos sobre todo sintáctico, y con la venia del Dr. Acosta, antropológico.
Con estas obras de Bello pasa como con el cuento del príncipe que va desnudo y el pueblo del relato aclama la belleza del atuendo. Me pasó en un Seminario del Instituto de Cultura Hispánica, dirigida por ese gran hombre de la cultura carabobeña, Don José Cabello Calvo. El Seminario fue para docentes de bachillerato, hablamos de Bello, etc. y luego aproveché para hacer un experimento, comencé a leer cada uno de los versos y luego preguntaba que habían entendido. Los profesores sabían todo, métrica, la rima, etc., pero no entendían que decían. Aquello concluyó como un juego de adivinanzas.
Luego aprendí que la dificultad de esos poemas no era nada raro, que Las Soledades y alguna otra obra de Don Luis de Góngora y Argote, fueron hasta 1927, para los ataques de la crítica: “extraño todo, el designio, la fábrica y el modo” todo subido en quilates y en dificultad. ¿Cómo nos puede admirar que Las Soledades -escribe Alonso- hayan sido durante tres siglos la piedra de escándalo de la literatura europea? Atrás dijimos que la obra de Góngora había sido casi un misterio hasta 1927, esto porque ese año Amado Alonso dio a la prensa su estudio sobre Las Soledades y procedió a traducirlas, hay quien ha dicho a prosificarlas.
En ambas obras de Bello está presente la naturaleza, el principio de “Amáis la libertad el campo habita” en la primera es casi novelística, concluye con consejos a la juventud, es decir son moralizantes para el receptor.
Creo que se entendería como una descalificación al Maestro Bello, decir que estas obras hay que “traducirlas”, igual que dijo Amado Alonso de las obras de Don Luis de Góngora y Argote, pero la razón para traducirlas es que ya han pasado doscientos años de “habla” como dije arriba, es decir la lengua ha ido por los caminos de la costumbre, por cierto discusión que tuvieron Bello y Sarmiento (1841-1842). Sarmiento defendió el carácter del habla popular frente a la imposición de los académicos, es como decir que el pueblo es la autoridad en materia de la lengua, y Bello sostuvo que la lengua era fuero de los académicos (Rodríguez Monegal). Sobre este tema disertamos en la Asociación de Escritores el pasado sábado. Si está cerca algún joven, pregúntele si entiende:
“Tú en urnas de coral cuajas la almendra / Que en espumante jícara rebosa”.
O en este otro:
“Bulle carmín viviente en tus nopales / Que afrenta fuera al múrice de Tiro”
Otro:
El vino es tuyo que la herida agave / para los hijos vierte / del Anáhuac feliz; y la hoja es tuya / que cuando de suave / humo en espiras vagarosas huya, / solazará el fastidio del ocio inerte.
Notitarde 4 de diciembre del 2015.
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