Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.

Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.
Casa de la Estrella, ubicada entre Av Soublette y Calle Colombia, antiguo Camino Real donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830, con el General José Antonio Páez como Presidente. Valencia: "ciudad ingrata que olvida lo bueno" para el Arzobispo Luis Eduardo Henríquez. Maldita, según la leyenda, por el Obispo mártir Salvador Montes de Oca y muchos sacerdotes asesinados por la espalda o por la chismografía cobarde, que es muy frecuente y característica en su sociedad.Para Boris Izaguirre "ciudad de nostalgia pueblerina". Jesús Soto la consideró una ciudad propicia a seguir "las modas del momento" y para Monseñor Gregorio Adam: "Si a Caracas le debemos la Independencia, a Valencia le debemos la República en 1830".A partir de los años 1950 es la "Ciudad Industrial de Venezuela", realidad que la convierte en un batiburrillo de razas y miserias de todos los países que ven en ella El Dorado tan buscado, imprimiéndole una sensación de "ciudad de paso para hacer dinero e irse", dejándola sin verdadero arraigo e identidad, salvo la que conserva la más rancia y famosa "valencianidad", que en los valencianos de antes, que yo conocí, era un encanto acogedor propio de atentos amigos...don del que carecen los recién llegados que quieren poseerlo y logran sólo una mala caricatura de la original. Para mi es la capital energética de Venezuela.

viernes, 4 de diciembre de 2015

La alocución a la Poesía (1823) y La Oda a la agricultura de la Zona Tórrida (1826) son dos poemas que según el sabio Pedro Grases, consagraron a Bello como “Príncipe de las Letras Hispanoamericanas”. Estas obras necesitan hoy en día -han pasado casi doscientos años de habla- ser traducidas para que puedan ser entendidas, difíciles de lectura en varios aspectos sobre todo sintáctico, y con la venia del Dr. Acosta, antropológico. Con estas obras de Bello pasa como con el cuento del príncipe que va desnudo y el pueblo del relato aclama la belleza del atuendo

Bello y Góngora

Bello y Góngora



Luis Cubillán Fonseca (Trinchera)
Dedicado al Académico José Napoleón Oropeza

La alocución a la Poesía (1823) y La Oda a la agricultura de la Zona Tórrida (1826) son dos poemas que  según el sabio Pedro Grases, consagraron a Bello como “Príncipe de las Letras Hispanoamericanas”. Estas obras necesitan hoy en día -han pasado casi doscientos años de habla- ser traducidas para que puedan ser entendidas, difíciles de lectura en varios aspectos sobre todo sintáctico, y con la venia del Dr. Acosta, antropológico.
Con estas obras de Bello pasa como con el cuento del príncipe que va desnudo y el pueblo del relato aclama la belleza del atuendo. Me pasó en un Seminario del Instituto de Cultura Hispánica, dirigida por ese gran hombre de la cultura carabobeña, Don José Cabello Calvo. El Seminario fue para docentes de bachillerato, hablamos de Bello, etc. y luego aproveché para hacer un experimento, comencé a leer cada uno de los versos y luego preguntaba que habían entendido. Los profesores sabían todo, métrica, la rima, etc., pero no entendían que decían. Aquello concluyó como un juego de adivinanzas.
Luego aprendí que la dificultad de esos poemas no era nada raro, que Las Soledades y alguna otra obra de Don Luis de Góngora y Argote, fueron hasta 1927, para los ataques de la crítica: “extraño todo, el designio, la fábrica y el modo” todo subido en quilates y en dificultad. ¿Cómo nos puede admirar que Las Soledades -escribe Alonso- hayan sido durante tres siglos la piedra de escándalo de la literatura europea? Atrás dijimos que la obra de Góngora había sido casi un misterio hasta 1927, esto porque ese año Amado Alonso dio a la prensa su estudio sobre Las Soledades y procedió a traducirlas, hay quien ha dicho a prosificarlas.
En ambas obras de Bello está presente la naturaleza, el principio de “Amáis la libertad el campo habita” en la primera es casi novelística, concluye con consejos a la juventud, es decir son moralizantes para el receptor.
Creo que se entendería como una descalificación al Maestro Bello, decir que estas obras hay que “traducirlas”, igual que dijo Amado Alonso de las obras de Don Luis de Góngora y Argote, pero la razón para traducirlas es que ya han pasado doscientos años de “habla” como dije arriba, es decir la lengua ha ido por los caminos de la costumbre, por cierto discusión que tuvieron Bello y Sarmiento (1841-1842). Sarmiento defendió el carácter del habla popular frente a la imposición de los académicos, es como decir que el pueblo es la autoridad en materia de la lengua, y Bello sostuvo que la lengua era fuero de los académicos (Rodríguez Monegal). Sobre este tema disertamos en la Asociación de Escritores el pasado sábado. Si está cerca algún joven, pregúntele si entiende:
“Tú en urnas de coral cuajas la almendra / Que en espumante jícara rebosa”.
O en este otro:
“Bulle carmín viviente en tus nopales / Que afrenta fuera al múrice de Tiro”
Otro:
El vino es tuyo que la herida agave / para los hijos vierte / del Anáhuac feliz; y la hoja es tuya / que cuando de suave / humo en espiras vagarosas huya, / solazará el fastidio del ocio inerte.
Notitarde 4 de diciembre del 2015. 

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