A días de ser presuntamente extraditado, el diario estadounidense le hace una entrevista telefónica a Leiver Padilla, quien se mantiene preso en una cárcel de alta seguridad en el estado de Boyacá
Contrapunto.- El pasado 30 de marzo el periodista del Miami Herald, Jim Wyss, publicó la entrevista que le realizó a Leiver Padilla, alias "El Colombia", quien se encuentra detenido en una cárcel de máxima seguridad en Colombia, por ser el presunto culpable del doble asesinato de Robert Serra y su asistente, María Herrera.
Lea aquí la traducción del texto completo:
Durante casi seis meses, Leiver Padilla Mendoza ha escuchado al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, denigrarlo en televisión nacional.
El Presidente acusó al hombre de 34 años de edad, de ser el paramilitar asesino que a sangre fría se encargó del apuñalamiento de Robert Serra, un diputado del partido de Gobierno, el 1 de octubre de 2014. El Gobierno dice que Padilla lo planeó durante tres meses, y se le pagó 250 mil dólares por el asesinato, el cual fue diseñado para aterrorizar a la sociedad y desestabilizar la administración socialista.
Hablando desde una cárcel de máxima seguridad en una zona rural del estado de Boyacá, llamada Cómbita, en donde espera la extradición, Padilla dijo que él no se reconoce en la persona que Maduro está describiendo.
"El Colombia" asegura que es obrero y buhonero que no puede pagar un abogado. Dice que es un viejo simpatizante de la administración chavista y que estaba en casa con su familia la noche en que asesinaron al diputado. Asegura que el guardaespaldas de Serra, quien también está bajo arresto, está intentando incriminarlo.
“Todo eso es mentira”, dice en la entrevista telefónica. “Me están usando de chivo expiatorio. Me están tendiendo una trampa”.
El Miami Herald le ha estado pidiendo durante meses a las autoridades una entrevista en la propia cárcel con Padilla, pero con la inminente fecha de extradición, Padilla insistió en hacerla por teléfono. Teme que cuando sea enviado a Venezuela no pueda contar su lado de la historia.
El asesinato de Serra, un diputado de 27 años de edad y estrella en ascenso dentro del partido del PSUV, paralizó a la nación. Venezuela tiene uno de los índices de asesinatos más altos del mundo, pero la brutal muerte de Serra en su casa, en conjunto con su asistente, María Herrera, pareció sugerir que nadie está a salvo.
Desde el principio, el Gobierno dijo que el asesinato fue motivado políticamente. Maduro unió el asesinato con las protestas que se suscitaron el año pasado y sugirió que Padilla era parte de una banda paramilitar, liderada por él, que había sido contratada por la oposición venezolana.
El asesinato fue diseñado para “impresionar al Estado, a la sociedad y al país, para empujarnos hacia la violencia”, dijo Maduro en televisión nacional. “El objetivo era desestabilizar al país”.
Días después del asesinato, las autoridades arrestaron al guardaespaldas, jefe de seguridad de Serra, Edwin Torres Camacho. Torres confesó que dejó pasar a la banda a la casa de Serra esa noche e involucró a Padilla y a otros en los asesinatos.
Otra pieza clave para la evidencia, es el registro de la cámara de seguridad que muestra a seis hombres entrando en la casa de Serra en la noche del ataque. En esas tomas, aparecía un nindividuo con una franela blanca y la cabeza oculta por un casco de motorizado. Maduro dijo que Padilla fue el segundo en entrar y fue el autor del doble asesinato.
Pero Padilla dice que no es él el del rodaje granulado. Dice que la única foto identificable que se ha mostrado de él, y que ha sido expuesta en televisión nacional, fue tomada del Facebook de su esposa.
Maduro “dice que entré a la casa y que él tiene el video que muestra mi cara, quiero que muestren ese video al pueblo de Venezuela para que ellos decidan si se está haciendo justicia o no”, dice Padilla. “Si ellos dicen que tienen nuestras caras en video, ¿entonces por qué no las muestran en televisión pública?”.
Padilla dice que él estaba en casa ese miércoles en la noche, con su esposa, su cuñada y la esposa de su ahijado. Pero su coartada está complicada: ellas tres están entre las 10 personas arrestadas en Caracas.
Además, Padilla sí tiene una conexión con la escena del crimen y Torres. Él dice que el 3 de octubre, dos días después del asesinato, Torres le dio un paquete para que lo agarrara. Padilla no revelará lo que estaba adentro de ese paquete hasta que su caso vaya a juicio, pero él admite que aceptarlo fue un error de su parte.
“Me dieron cosas para que me las quedara y no pensé que me dañarían de esta manera”, dice. “Son cosas que me gustaría presentarle a la corte, para que todo este proceso sea justo y transparente”.
Padilla dice que conoció a Torres por medio del padre del guardaespaldas. Padilla y el padre de Torres se mudaron a un refugio temporal a raíz de las inundaciones que dejaron en 2011 a miles de damnificados.
“Era cercano a su padre”, dice Padilla, pero añadió que Edwin nunca fue más que un conocido. Cuando el guardaespaldas le llevó el paquete, Padilla dijo que lo vio como un favor al hijo de su amigo.
Unos días después del encuentro, Padilla asegura que abandonó Caracas tras una oferta de trabajo. Pero cuando empezó a ver su cara en televisión y vio a Maduro llamándolo un sicario paramilitar, se asustó y viajó por tierra a Colombia, donde vive su madre. (Padilla nació en Venezuela, pero es de padres colombianos, y siempre ha vivido en Caracas, a pesar de la insistencia de Maduro en describirlo como un colombiano).
La mamá de Padilla, Concepción Mendoza, recuerda la llegada de su hijo a Cartagena el 22 o el 23 de octubre. A esas alturas él estaba siendo buscado por la Interpol y fueron las autoridades colombianas las que lo arrestaron a principios de noviembre.
“Él no estaba asustado por ir a la cárcel en Venezuela, más bien le asustaba que lo hicieran pagar, o incluso matarlo, por algo que él no ha hecho”, dice la madre. “Estaba buscando seguridad hasta que las cosas se aclararan”.
La solicitud de asilo político por parte de Padilla fue rechazada y su defensor público le advirtió que puede ser extraditado en unos días.
Maduro sostiene que el juicio de Padilla ayudará a cerrar “uno de los capítulos más tristes” en la historia de Venezuela.
Sin embargo, expertos legales en Venezuela afirman que el caso está tan politizado y es de tan alto perfil que puede ser difícil que Padilla tenga un juicio justo.
“Desde el principio dijeron que él era culpable porque querían cerrar el caso”, dice Yvett Lugo, presidenta del Colegio de Abogados de Caracas. Maduro ya condenó a Padilla en televisión nacional y le pidió a la corte una sentencia severa, dice Lugo.
“En Venezuela no hay separación de poderes”, añadió. “El Poder Judicial está totalmente controlado”.
Padilla dice que él nunca conoció a Serra y que no sabe por qué fue asesinado. Tampoco puede explicar porqué Torres intenta incriminarlo. Pero él dice que encarcelarlo no ayudará a que el afectado país encuentre la verdad.
“Están buscando justicia”, dice, “pero no se dan cuenta de que están cometiendo una injusticia acusándome de estas cosas”.
Versión: Gabriela Delgado
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