Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.

Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.
Casa de la Estrella, ubicada entre Av Soublette y Calle Colombia, antiguo Camino Real donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830, con el General José Antonio Páez como Presidente. Valencia: "ciudad ingrata que olvida lo bueno" para el Arzobispo Luis Eduardo Henríquez. Maldita, según la leyenda, por el Obispo mártir Salvador Montes de Oca y muchos sacerdotes asesinados por la espalda o por la chismografía cobarde, que es muy frecuente y característica en su sociedad.Para Boris Izaguirre "ciudad de nostalgia pueblerina". Jesús Soto la consideró una ciudad propicia a seguir "las modas del momento" y para Monseñor Gregorio Adam: "Si a Caracas le debemos la Independencia, a Valencia le debemos la República en 1830".A partir de los años 1950 es la "Ciudad Industrial de Venezuela", realidad que la convierte en un batiburrillo de razas y miserias de todos los países que ven en ella El Dorado tan buscado, imprimiéndole una sensación de "ciudad de paso para hacer dinero e irse", dejándola sin verdadero arraigo e identidad, salvo la que conserva la más rancia y famosa "valencianidad", que en los valencianos de antes, que yo conocí, era un encanto acogedor propio de atentos amigos...don del que carecen los recién llegados que quieren poseerlo y logran sólo una mala caricatura de la original. Para mi es la capital energética de Venezuela.

martes, 9 de junio de 2015

La sublevación más importante de todas las acaecidas en la segunda mitad del siglo XX venezolano, fue sin duda alguna la que se produjo en Puerto Cabello el 02 de junio de 1962 -hacen exactamente 53 años

LA EMBLEMÁTICA FOTOGRAFÍA QUE DIO LA VUELTA AL MUNDO


El "Porteñazo"

MIGUEL AZPÚRUA |  EL UNIVERSAL
martes 9 de junio de 2015  12:00 AM
La sublevación más importante de todas las acaecidas en la segunda mitad del siglo XX venezolano, fue sin duda alguna la que se produjo en Puerto Cabello el 02 de junio de 1962 -hacen exactamente 53 años-; la más significativa, por que fue una rebelión por todo lo alto, y realmente fue una batalla -en esa época se habló de 2.000 muertos- disputada palmo a palmo, trecho a trecho; entre los insurgentes y las tropas de ocupación leales al Gobierno de Rómulo Betancourt. Al mando del Capitán de Navío, Manuel Ponte Rodríguez y los Capitanes de Fragata, Pedro Molina Silva, de Corbeta, Víctor Hugo Morales, y la infantería de Marina ( batallón "General Rafael Urdaneta") acantonada en la Base Naval de Puerto Cabello; se insurreccionan contra el Gobierno Nacional, denunciando el entreguismo, los atropellos, la suspensión de garantías constitucionales, y la feroz represión ejercida contra los alzados de Carúpano, el 04 de mayo precedente, y hacen un  llamado a sus compañeros de armas, con el fin de deponer al Gobierno sectario acciondemocratista.

Los hechos se sucedieron de esta manera, los rebeldes apresan al comandante de la Base "Agustín Armario",  Capitán de Navío Jesús Carbonell Izquierdo, a quien invitan a participar, no aceptando, entonces fue apresado; con el movimiento estaba comprometido  el coronel de la Guardia Nacional, local, pero "escurrió el bulto" a la hora "chiquita", en cambio la tripulación del destructor "Zulia" se suma al movimiento. Toman el Fortín "Solano" y el castillo "Libertador", liberando a los detenidos políticos que allí se encontraban, la población civil se unió a la asonada; se contaba con la adhesión de otras guarniciones, pero "se echaron para atrás", especialmente los contingentes de infantería de Marina, de La Guaira y Punto Fijo. El Gobierno envía a sofocarlos  los batallones, "Carabobo", "Piar", "Girardot", el batallón blindado, "Bravos de Apure", unidades de paracaidistas, Policía Militar, funcionarios de la "Digepol" y del SIFA, 3 destacamentos de la Guardia Nacional y la aviación militar, unos 8.000 efectivos. Casi tres días se luchará bravamente, en las calles y edificaciones porteñas, los aviones "Camberra" y "Sabre" ametrallan sin piedad a toda la población; mucho se comentó en esos momentos la posible intervención de naves aéreas norteamericanas que se hicieron presentes bombardeando indistintamente, diversas partes de la ciudad. En el sector "La Alcantarilla" se produjeron encarnizados combates -por cierto días después de los hechos, el Gobierno hizo publicar pasquines con una foto macabra de un soldado rebelde moribundo, auxiliado espiritualmente por el capellán de la Base, Luis María Padilla, a ocho columnas, con un cintillo que expresaba: "Comunistas Asesinos"-, cuerpo a cuerpo. Puerto Cabello era una ciudad sitiada, humo, desolación, ruido de aviones, ametralladoras y sangre; por las ondas hertzianas de Radio Puerto Cabello, se escuchaban las arengas que dirigían Manuel Quijada y Germán Lairet, a la población.

Toman las instalaciones  de la Base a "sangre y fuego", Carbonell es liberado, mediante ardides capturan a los líderes de la insurrección, Ponte Rodríguez, Medina Silva, Morales, atrincherados en el Fortín "Solano", y más de 40 oficiales subalternos. Todos fueron sometidos a un injusto Consejo de Guerra -incluyendo civiles-, donde no pudieron ni les permitieron, ejercer el derecho a la defensa; el 28 de junio siguiente, los imputados fueron impuestos de sus sentencias, oscilando entre 30 años para los cabecillas, y los restantes con penas entre 25 y 12 años de prisión.

El Presidente Rómulo Betancourt ordenó la razzia contra los alzados de Puerto Cabello, instruyendo a los militares de alto rango, leales, en el sentido de disparar a matar, sin contemplaciones; y su Secretario Privado -de esa época, José Agustín Catalá- nos informó posteriormente, que en esos momentos, Betancourt, tiró la pipa al suelo, y en un arranque de ira, exclamó: "-¡Estos comunistas del car... no me van a tumbar, no j..., yo no renuncio, ni me renuncian. Si tengo que traer a los Marines del Comando Sur, que están en Panamá, y a menos de una hora de Caracas, los llamaré y los traeré! Así era "puertas adentro" Rómulo Betancourt, a quien muchos de sus áulicos y acólitos llamaban "General Betancourt". Al Capitán de Navío Manuel Ponte Rodríguez, lo dejaron morir en un calabozo del cuartel San Carlos de Caracas,  víctima de un infarto, sin atención médica, el 24 de julio de  1964,   siendo sepultado en el Cementerio General del Sur, Caracas, al día siguiente, con una multitud presente.

No cabe duda de que si las insurrecciones de Carúpano (04 de mayo de 1962) y de Puerto Cabello, 28 días más tarde, se hubiesen coordinado para alzarse y actuar simultáneamente, el Gobierno de Rómulo Betancourt, habría caído; y quién sabe cuál  hubiese sido el destino y el rumbo que habría tomado la República de Venezuela. No obstante, las suposiciones, lucubraciones, conjeturas, son eso, presunciones, o sencillamente hipótesis. 

miguelazpurua@gmail.com

El dos de junio de 1962 se marcó un espacio en la historia política del país
Por: Jesús Lucart A
Fecha de publicación: 30/05/09
    
    
Sábado dos de junio de 1962. La trasnochada ciudad lucía tranquila. Alguno que otro amanecido peatón llegaba al viejo mercado principal en la búsqueda de algo que le saciara la hambruna producto del excesivo licor consumido durante la noche y la madrugada. Ya el pitazo de los muelles se había extendido por el somnoliento puerto y anunciaba la salida de unos cuantos hombres, que con sus bragas de azul, cumplieron la jornada nocturna. Otros sólo esperaban el momento para incorporarse a sus labores extras de ese sábado, que marcó un espacio en la historia política de Venezuela.

Las madrugadoras amas de casa, unas acompañadas de algún familiar o de alguien ocasional, buscaban evadir los efectos del sol y del cotidiano calor para adelantarse en el horario y adquirir los productos que se ofrecían semanalmente en el tradicional mercado libre. Constituía la rutina sabatina para unos cuantos, mientras la mayoría de la población disfrutaba de un descanso propio de los fines de semana y a la espera de salir de sus hogares horas después para sumarse al acostumbrado bullicio matutino.

Para un significativo número de civiles y militares, el compromiso que tenían para ese día contrastaba con lo rutinario. Desde la noche anterior estaban plenamente conscientes de lo que iba a ocurrir, y tenían la disposición de hacer valer sus principios en procura de producir un cambio en el país. Sus propósitos fueron intentar erradicar los vicios de un gobierno que traicionó las aspiraciones de un conglomerado que tenía fe en una democracia que creyó podía defender al pueblo.

Uno de esos protagonistas, como tantos otros que vivieron la ilusión de una transformación para enfrentar los males que se vivían, fue, para ese entonces, el joven y dirigente estudiantil Antonio Guevara Jiménez, quien 47 años después relata, pormenorizadamente, lo ocurrido  en Puerto Cabello con el inolvidable alzamiento cívico militar que hoy se recuerda como el principal acontecimiento histórico de la época que surgió para enfrentar a quienes mancillaron las esperanzas del pueblo venezolano.

En lo que respecta al campo militar, el movimiento estuvo liderado por el capitán de navío Manuel Ponte Rodríguez, el capitán de fragata Pedro Medina Silva y el capitán de corbeta Víctor Hugo Morales. 

-¿Cómo fueron los antecedentes?

-En el año 1958 fue derrocado Marcos Pérez Jiménez. Accede una Junta de Gobierno que conduce al país a unas elecciones en las cuales sale electo presidente Rómulo Betancourt. Existía una amplia expectativa porque AD venía de participar activamente en la resistencia y planteaba un programa democrático y orientado al impulso de la transformación revolucionaria.

Explica que fue determinante que engarzara en sus filas a muchos jóvenes que participaron en la clandestinidad durante la lucha contra la dictadura.

-Betancourt firmó el llamado Pacto de unto Fijo, se convirtió en agente de la CIA y del imperialismo norteamericano y desarrolló una política de espaldas al pueblo. Dejó de ser un líder popular para transformarse en una expresión de la oligarquía. Sin embargo, promulga la Ley de Reforma Agraria.

A los campesinos les prometieron tierras e inmensos beneficios “y al poco tiempo nos daba vergüenza, porque los trabajadores del campo decían: ¡nos mintieron!”.

Se planteó una profunda contradicción en torno a un gobierno que decía representar al pueblo.

-Comenzó a agudizarse el problema del desempleo, los trabajadores salieron a protestar y las calles se tiñeron de sangre. La represión se hizo presente como respuesta a la protesta del movimiento estudiantil que reclamaba la vigencia de los derechos democráticos

Señala, que en razón de lo que se vivía, se generan levantamientos militares durante el año 1959 y posteriormente “El Carupanazo”, ocurrido el 4 de mayo  y “El Porteñazo” el 2 de junio de 1962.

-¿Qué plantearon esos movimientos?

-Presentaron al país un programa de recuperación democrática, que incluía restablecer la vigencia de la Constitución y las garantías de los avances hacia la liberación nacional, la independencia y la autodeterminación de los pueblos.

Agrega que todavía  permanecen  los impactos de los bombardeos a que fue sometido Puerto Cabello por parte de la aviación, cuyas unidades estuvieron a cargo de pilotos de la Misión Militar de Estados Unidos, como en el caso de la edificación del hospital del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales.

“Recuérdese que, para la época, Betancourt había dado la triste y lamentable orden de disparen primero y averigüen después”.

La orden fue cumplida al pie de la letra por el entonces ministro de Relaciones Interiores, Carlos Andrés Pérez, porque debía impedir que la rebelión se convirtiera en bastión de la resistencia y en el punto de una espiral para la incorporación de los demás cuarteles, donde existían numerosos oficiales comprometidos.

-¿Cómo fue la participación cívico militar?

-Dos semanas antes hubo una reunión con dirigentes nacionales del Movimiento de Izquierda Revolucionaria y del Partido Comunista de Venezuela con oficiales de la Base Naval de Puerto Cabello, concretamente con Pedro Medina Silva y Víctor Hugo Morales Monasterios para plantear lo que debía hacerse. A nivel partidista estuvo presente Domingo Alberto Rangel y Jesús Villavicencio y en cuanto al área regional fue seleccionado el doctor Bartolomé Vielma Hernández, nativo de Puerto Cabello y mi persona.

-¿Cuántas personas murieron durante los sucesos de “El Porteñazo”?

-Yo estimo, que durante los acontecimientos murieron alrededor de 5 a 6 mil personas. Los muertos eran recogidos con palas mecánicas y colocados en los camiones volteos y llevados a las fosas comunes ubicadas en el Cementerio Municipal de Puerto Cabello.

-¿Cómo fue ese día en la mañana y los primeros pasos que se dieron?

-El sábado en la mañana los militares tomaron el Castillo de Puerto Cabello. Se instalaron ametralladoras en puntos estratégicos. El teniente Rafael Acosta Sierra  salió en labores de reconocimiento con un pelotón  en una unidad militar.

Dice que el militar creyó que las tropas del Batallón Piar acantonadas a las puertas de la ciudad y el Destacamento 55 se encontraban sumadas al levantamiento y debía instalarse en la alcabala de El Palito. Observó que esa gente no tenía la actitud de estar incorporada al movimiento y le dispararon.

-Y fue a las diez de la mañana, aproximadamente, cuando el Batallón Piar inició el desplazamiento por los lados de la playa y se les hizo frente.

Señala que  en las inmediaciones del Cuerpo de Bomberos se encontraba un apreciable número de estudiantes y de gente del pueblo que defendió sus posiciones.

-¿Cómo caíste?

-Yo estuve en el liceo Miguel Peña hasta el día domingo a media mañana cuando se tenía información que no había margen para la incorporación de nuevas fuerzas militares y fue planteada la conveniencia de organizar la retirada hacia la montaña. El miércoles 6 de mayo, por un error, alguien me delató cuando me encontraba en la urbanización Rancho Grande.

Se dio inicio a una represión contra las fuerzas de izquierda, las torturas se hicieron efectivas contra los participantes hasta que un Consejo Accidental de Guerra en el Batallón Carabobo, en un lapso de hora y media, los jueces sentenciaron a más de mil 200 años de prisión para 63 hombres que quedaron presos por los sucesos de Puerto Cabello.
El reportero gráfico Héctor Rondón Lovera, recibió el premio Pulitzer con la toma de la foto en el sector La Alcantarilla, donde el padre Padilla, quien se desempeñaba como capellán de la Base Naval de Puerto Cabello, aparece al lado de un soldado herido. 
 

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