Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.

Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.
Casa de la Estrella, ubicada entre Av Soublette y Calle Colombia, antiguo Camino Real donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830, con el General José Antonio Páez como Presidente. Valencia: "ciudad ingrata que olvida lo bueno" para el Arzobispo Luis Eduardo Henríquez. Maldita, según la leyenda, por el Obispo mártir Salvador Montes de Oca y muchos sacerdotes asesinados por la espalda o por la chismografía cobarde, que es muy frecuente y característica en su sociedad.Para Boris Izaguirre "ciudad de nostalgia pueblerina". Jesús Soto la consideró una ciudad propicia a seguir "las modas del momento" y para Monseñor Gregorio Adam: "Si a Caracas le debemos la Independencia, a Valencia le debemos la República en 1830".A partir de los años 1950 es la "Ciudad Industrial de Venezuela", realidad que la convierte en un batiburrillo de razas y miserias de todos los países que ven en ella El Dorado tan buscado, imprimiéndole una sensación de "ciudad de paso para hacer dinero e irse", dejándola sin verdadero arraigo e identidad, salvo la que conserva la más rancia y famosa "valencianidad", que en los valencianos de antes, que yo conocí, era un encanto acogedor propio de atentos amigos...don del que carecen los recién llegados que quieren poseerlo y logran sólo una mala caricatura de la original. Para mi es la capital energética de Venezuela.

jueves, 16 de julio de 2015

Juan Carlos Arciniegas, que el próximo sábado conducirá en España la ceremonia de los Premios Platino del Cine Iberoamericano, revela por teléfono que la última película venezolana que vio fue La distancia más larga de Claudia Pinto, nominada a Mejor Ópera Prima. Pelo malo, dice, es una tarea pendiente que aspira a cumplir antes de la entrega de los galardones.

"En una sociedad democrática el cine no se controla"

"A mi me encanta ir al cine a sufrir", dice el periodista
"A mi me encanta ir al cine a sufrir", dice el periodista
Juan Carlos Arciniegas, conductor de Showbiz en CNN en Español, será el anfitrión de la gala el sábado. Considera que la región cuenta historias cada vez más diversas

Juan Carlos Arciniegas, que el próximo sábado conducirá en España la ceremonia de los Premios Platino del Cine Iberoamericano, revela por teléfono que la última película venezolana que vio fue La distancia más larga de Claudia Pinto, nominada a Mejor Ópera Prima. Pelo malo, dice, es una tarea pendiente que aspira a cumplir antes de la entrega de los galardones.
El presentador de Showbiz de CNN en Español valora la iniciativa de crear un galardón para el cine iberoamericano, pues ayudará a proyectarlo. Asegura que, aunque en ciertos países de la región hay un rezago con respecto a la industria, las películas de América Latina han comenzado a ser reconocidas en el resto del mundo. Piensa que es importante que los Estados apoyen la producción, sin que esto signifique que controlen las historias.
¿Hacían falta unos premios para el cine iberoamericano?

¡Por supuesto! Los festivales de cine del mundo hacen una gran labor al reconocer películas iberoamericanas, pero las competencias son internacionales. Desde hace muchos años me parecía que era justo y necesario que se crearan unos premios para destacar la labor de los cineastas, para difundir su trabajo.
Entonces, ¿la importancia de los Premios Platino radica en la difusión de las producciones?
No es un secreto que en cada país las películas nacionales no hacen mucha taquilla y menos en otros lugares de la región. Esto es porque no hay una plataforma de divulgación, de promoción. Creo que los Premios Platino son una manera de aplaudir el trabajo y reproducir lo que hacen los festivales, pero de carácter regional.
¿Cómo ve el cine que se está haciendo en Iberoamérica? ¿Cómo cree que ha cambiado en los últimos años?
Están pasando muchas cosas. Hay muy pocos países que están a la vanguardia en cuanto a marcos legales y el financiamiento. En República Dominicana, por ejemplo, se está invirtiendo mucho, se están haciendo muchas películas. Pero en otros países, como algunos centroamericanos, no hay una ley de cine y producen con las uñas. La idea es que todos tengan su ley, que todos reciban el apoyo del Estado, que todos reciban incentivos para rodar sus historias.
En la región hay variedad y no solamente debemos ver hacia el cine-arte o cine de autor, sino que tenemos que voltear hacia todo lo que se está haciendo y celebrarlo.
¿El hecho de que el gobierno financie el cine no podría traer implícito un
mayor control de las historias que se filman?
En una sociedad democrática el cine no se controla, eso no debería pasar.
Es una muy buena pregunta. Pienso en Colombia, por ejemplo. Allí han ayudado a los cineastas locales e internacionales que van a filmar. Y muchas de las películas revisan la historia reciente del país, el narcotráfico, la guerrilla. Eso me da a entender que el gobierno nunca ha dicho que no se hagan cintas que pudieran afectar la imagen de la nación. En una sociedad democrática, que el Estado financie el cine no debería ser una preocupación.
¿Cómo ve el cine venezolano?
Lo último que vi fue La distancia más larga. Y sé que una comedia, Papita, maní, tostón, fue muy exitosa y que a Libertador no le fue muy bien en taquilla. Eso indica que en Venezuela hay una diversidad positiva en cuanto a temas y estilos. Antes de los premios debo ver Pelo malo, que no sé cómo le fue en los cines de su país. Entiendo que aplauden la comedia porque la gente no va al cine a sufrir. Pero a mí me encanta ir al cine a sufrir.

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