El 25 de marzo de 1868 José Tadeo Monagas lanzó un manifiesto desde su hato
acaudillando una revolución. El 20 de mayo lanza en Barcelona un nuevo manifiesto y con
sus ochenta años marcha hacia Caracas. Falcón abandona el país y para aplacar las
protestas previamente encarga del Ejecutivo a Bruzual, quien fungía como Ministro de
Guerra señalando que no reconoce ningún otro gobierno legítimo. Se envían unos
comisionados para parlamentar con Monagas que al no llegar a acuerdo se confrontan con
las armas. El 22 de junio Caracas es campo de batalla y el 25 entran triunfantes las tropas
de Monagas, bajo la bandera azul, nuevo símbolo político. Bruzual herido se retira a Puerto
Cabello y herido de nuevo, va a morir en Curazao, como la última espada de los federalistas
falconianos. El gobierno surgido de la Revolución Azul en decreto del 27 de junio de 1868
prometió respetar las instituciones federales. El ejecutivo vacante sería ejercido por un
miembro del gabinete escogido por éste, quedando designado el doctor Guillermo Tell
Villegas, quien ratificó la constitución de 1864 y declaró una amnistía. Será precario su
gobierno. En noviembre murió José Tadeo Monagas creyendo haber realizado la unidad de
los venezolanos, justificándose en el ocaso de su turbulenta y autocrática vida política.
El 1º de agosto de 1869 se realizan elecciones y resultó electo el general José Ruperto
Monagas hijo de José Tadeo. Se marca así la ruptura de la fusión azul, el predominio de los
conservadores y se desata la persecución sobre Falcón, sus amigos, y sus propiedades. El
caos de los últimos años de Falcón se siente de nuevo. Se desconoce al presidente en el
Zulia, en Barcelona se sublevan los gobernadores locales. Guzmán Blanco regresa al país
con su padre y funda una asociación con el nombre de Unión Liberal, nuevo partido que
ofrece cooperar para afianzar la paz. Los Monagas hacen desfilar manifestaciones agresivas
contra los Guzmán que estuvieron a punto de caer en manos de “lyncheros” el 14 de agosto 67
de 1869 en un baile que orgganizó a la mejor sociedad caraqueña. Los salones fueron
destruidos a pedradas. El escándalo convierte a Guzmán en jefe de los liberales. Guzmán se
asila en la legación norteamericana y luego, ante las amenazas viaja a Curazao. En
Venezuela los liberales se ponían en armas en Barinas, Carabobo, Coro, Bolívar, Yaracuy,
Aragua, Puerto Cabello y entre ellos en los llanos centrales, Joaquín Crespo.
Monagas, electo desde agosto sólo se encargó de la presidencia el 3 de diciembre
después de haber dominado la defección de Maracaibo. El gobierno se dividió en dos
corrientes, una pacifista—que trata con Guzmán Blanco, quien pone condiciones que
fueron rechazadas— y una belicista alentada por el redactor de “El Federalista”.
El movimiento guzmancista cobra fuerza. El gobierno presionó a las autoridades de
Curazao para la expulsión de los exilados, pero Guzmán Blanco aceleró la consecución de
un parque de guerra y el 14 de febrero de 1870 desembarca en Curamichate donde se reune
con un aliado. Marcha a San Felipe y el 22 dirige un Manifiesto a los pueblos. Invoca la
Constitución de 1864 la cual consagraba el derecho de insurrección y hace un recuento de
las libertades violadas por José Ruperto Monagas. El 24 de marzo enfila hacia Caracas y el
22 de abril estaba en Los Teques. El 23 recibe una comisión del congreso que quería un
avenimiento. Hizo unas proposiciones que fueron rechazadas. Tenía 8.000 hombres y el 26
de abril inicia ataque sobre Caracas—los azules contaban con 1.600 hombres. Toma la
ciudad el 27. Lanza un manifiesto convocando a un Congreso de Plenipotenciarios, declara
vigente la Constitución de 1864 y nombra gabinete. El 7 de mayo dicta otros importantes
decretos, uno de los cuales declaraba que el Estado asumía las deudas de los trabajadores
que habían abrazado la causa de la Revolución. Entre los otros declara la redención de los
censos, la reorganización de la Universidad, crea un Conservatorio de Bellas Artes y
reorganiza la Alta Corte Federal. El 27 de junio de 1870 dicta el Decreto de Instrucción
Obligatoria: la instrucción debía ser universal en atención a que es la base de todo
conocimiento ulterior y de toda perfección moral. Por la Constitución Federal el Poder
Público debía establecer gratuitamente la educación primaria. Se estableció entonces la
Dirección Nacional de Instrucción Primaria.
El 11 de julio con sólo 15 Plenipotenciarios se reúne en Valencia el Congreso
convocado—ni Coro, ni Maracaibo, ni Los Andes enviaron delegados. El Congreso
presidido por Antonio Leocadio Guzmán designa Presidente a Guzmán Blanco y autoriza al
Presidente para convocar a elecciones. Durante el septenio de 1870 a 1877 Guzmán entró
en conflicto con la Iglesia, alcanzó la pacificación, aunque fueron duros los últimos meses
de 1870 y los primeros de 1871, pero a pesar de la guerra no descuidó las labores
administrativas: abolió los peajes, creó la Junta de Crédito Público y el Ministerio de
Fomento, la Dirección General de Estadística, decretó la unidad monetaria con “el
venezolano”. Tuvo que hacer frente a las disidencias de sus tenientes siendo la más seria la
del general Matías Salazar, quien persiste en propósitos revolucionarios por lo cual se le
monta cacería humana, se le atrapa el 10 de mayo de 1871, se le somete a juicio el 15 y en
una sola sesión de nueve horas y media es condenado a muerte, el 16 se ratifica la sentencia
y se le fusila el 17. El 30 de mayo regresa a Caracas y es recibido en medio del entusiasmo
de sus partidarios. El 17 de junio convoca a elecciones a efectuarse el 1º de octubre.
El 27 de febrero de 1873 se reúne el Congreso ante el cual presenta su mensaje. Pide la
reforma de la Constitución y que se reduzca el período constitucional del Presidente a dos
años en lugar de cuatro. El 15 de abril resultó electo presidente. En mayo de 1875 en una
circular dirigida a sus amigos Guzmán inaugura el proceso electoral; pide una docena de
candidatos de los servidores de la Revolución de Abril. Al final escoge al general Linares
Alcántara, quien resultó electo en el Congreso de 1877 por el voto de catorce Estados.
Linares Alcántara, Presidente para el bienio 1877-1879 era uno de los clásicos liberales
del autócrata a quien reconoció la jefatura desde los primeros tiempos de la Federación. Fue
uno de los primeros en levantarse en armas tras el 14 de marzo. De allí que en su primer
manifiesto prometiera continuar la política del “Ilustre Americano”, título con el que la
adulación cortesana reconocía a Guzmán. Sin embargo el cambio de gobierno determinó la
reacción. Diversos escritores se pronunciaron en la prensa por la inauguración de una era
sin prisiones ni confinamientos y de libertad de prensa. Se atacó a Guzmán a propósito del
contrato del ferrocarril de La Guaira a Caracas. Guzmán optó por retirarse del país—se
embarca el 18 de mayo y el 24, el Presidente Alcántara permite el regreso de exiliados y
desterrados y manda sobreseer las causas por delitos políticos. Guzmán había partido con el
cargo de Ministro Plenipotenciario de Venezuela en Alemania, Suiza, España, Francia,
Italia y la Santa Sede, pero vistas las circunstancias renunció desde Saint Thomas.
Con el tiempo empezaron a rumorarse nombres para suceder a Alcántara pero al tiempo
se rumoreaba reforma constitucional con miras al continuismo. Hubo alzamientos. Las
elecciones no se llevaron a cabo en la fecha fijada por no haberse elegido las Juntas
Parroquiales en su debido tiempo. El Presidente convocó una Asamblea Constituyente para
que conociera de “las reformas propugnadas por los pueblos”. El general Joaquín Crespo
desde Trinidad denunció esto como un golpe de Estado para modificar el período
constitucional presidencial y permitir la reelección. Varios generales se pusieron en armas.
Para fines de noviembre de 1878 todos habían sido derrotados. Sorpresivamente el
presidente Alcántara muere el 30 de noviembre. El 11 de diciembre se reunió la
constituyente convocada y la Asamblea mandó demoler las estatuas que Guzmán se había
mandado erigir y anular los decretos de honores que se le habían conferido; escogió como
primer designado al general José Gregorio Valera, hermano de Alcántara, y segundo al
general José Gregorio Cedeño, ambos fanáticos reformistas. Pero el segundo no aceptó la
segunda designación e influido por el círculo guzmancista de Carabobo, proclamó la
Revolución Reivindicadora reconociendo como jefe a Guzmán Blanco. Se realizó una
batalla en La Victoria donde venció Cedeño. Las tropas reivindicadoras entraron a Caracas
el 13 de febrero y los revolucionaros proclamaron a Guzmán como Director Supremo.
Guzmán llegó a Puerto Cabello el 21 de febrero de 1879 y a La Guaira el 25,
desembarcando en medio de un desbordante entusiasmo y encargándose del ejército. El 26
nombró gabinete y expidió una proclama a la nación anunciando su intención de modificar
la constitución. El 27 convocó un Congreso de Plenipotenciarios de los Estados para darle
forma legal al gabinete. El Congreso se reunió el 27 de abril y Guzmán esbozó los puntos
más resaltantes de la reforma: reducción de los Estados de 20 a 7, garantías y derechos
individuales iguales a los de las Constituciones de 1864 y 1874 con sufragio secreto, poder
judicial en los Estados con una Corte de Casación para lo civil y contencioso y dejando la
Corte Federal como tribunal político y Poder Ejecutivo según la Constitución Suiza: del
seno del Congreso se elegirían siete senadores y catorce diputados, un Senador y dos
Diputados por Estado, de entre los cuales se elegiría el Presidente de la República cada dos
años. El Congreso no teniendo carácter constituyente se limitó a declarar la vigencia de la
Constitución de 1864. Nombró a Guzmán Presidente Provisional, mandó reponer sus
estatuas y declaró nulos los actos de Alcántara. Una vez confirmado, Guzmán pidió
permiso para ausentarse a Europa y dejó encargado del poder a Urbaneja, ministro del
Interior. El gobierno convocó a elecciones el 1º de diciembre pero Guzmán había regresado
y se había encargado del gobierno. En febrero de 1880 hubo sublevaciones en Ciudad
Bolívar, Aragua, Trujillo, Yaracuy y Carabobo. Todos los alzamientos fueron debelados.
El 5 de marzo de 1880 Guzmán presentó mensaje ante el Congreso. El 15 de marzo se
votó y se le proclamó Presidente con el voto de los 20 Estados, sin oposición política. El
Congreso con las reformas propuestas por Guzmán aprobó la nueva Constitución, a la que
se le llama “la suiza” por introducir el Consejo Federal donde era electo el presidente de la
República por dos años y el resto de poderes por cuatro. Antes de disolverse el Congreso
prorrogó las facultades extraordinarias que Guzmán venía ejerciendo. Al culminarse el
bienio 1880-82 Guzmán manifestó en farsa no ser candidato para el nuevo bienio, pero el
Congreso de 1882 insistió, para que aceptara la candidatura, y para darle visos de legalidad
incluyó a Guzmán—sin ser diputado ni senador—entre los miembros del Consejo Federal,
requisito indispensable para ser electo. Con esta violación inauguró Guzmán “la suiza” y
presentó juramento el 17 de marzo para el bienio 1882-84. Hubo algunos trastornos de los
revolucionarios pero sin mayores problemas. Durante el quinquenio (1879-84) Guzmán
desarrolla la política ferroviaria, firmando contratos lesivos para la nación para el
ferrocarril Caracas-La Guaira—que inauguró en 1883, el año del Centenario del
Libertador—así como la continuación del de Valencia a Puerto Cabello, (99 años a favor de
los contratistas y garantía del 7% de ganancias sobre el capital invertido). El quinquenio
terminó con una grave crisis económica para el país ocasionada por la baja de los precios
del café y por una plaga de langosta que azotó la agricultura.
Como Guzmán no tenía intención de prorrogarse en el mando sino viajar, los miembros
del Consejo Federal le pidieron “luces” sobre quién debía ser el nuevo presidente. Sugirió a
Joaquín Crespo a quien eligen para el bienio 1884-86. En el gobierno de Crespo la crisis
económica se acentúa: se experimenta una reducción de los derechos aduaneros, la renta
decrece, se postra la agricultura, se deprecia el café, se erogan fuertes sumas para debelar
un movimiento revolucionario en junio de 1885 y otros que le siguieron, los cuales una vez
sofocados fueron seguidos de un indulto y amnistía general. Al final de su mandato se
desarrolla un movimiento nacional para auspiciar el retorno de Guzmán como Presidente,
aclamado por los pueblos. Guzmán fue electo senador por todos los Estados al Consejo
Federal el cual el 27 de marzo le nombra presidente para el bienio 1886-1888.
El 28 de agosto de 1886 hizo su entrada triunfal a Caracas. Sus actos administrativos se
vieron como una reacción contra la administración de Crespo. Anula contratos suscritos y
la Ley de Presupuesto. Durante este período, la ocupación de parte del territorio guayanés
por los ingleses generó reclamaciones diplomáticas y ruptura. En 1888 permitió libertad de
prensa pero ante una violenta oposición dos redactores terminaron presos, terminando el
ensayo democrático. En su mensaje al Congreso anunció que el déficit encontrado en las
arcas nacionales había sido cubierto y se dejaba un superávit. Al final del bienio seentrevista con Crespo, el otro hombre fuerte de la política y aunque ambos tenían
aspiraciones se dijeron lo contrario, y ambos coincidían en irse a Europa. Guzmán se retira
nombrando encargado del poder al general Hermógenes López y dejando un plan político
para que el nuevo presidente fuera de su grupo. Se realizó una convención de delegados
liberales en la cual toda una red de intrigas se teje para la escogencia de la candidatura, que
de acuerdo a lo pretendido por Guzmán, recayó en el doctor Juan Pablo Rojas Paúl.
El 20 de febrero de 1888 era el día pautado para la reunión de las Cámaras. El gobierno
observando que había mayoría crespista impidió con diversas medidas que hubiera quórum.
El 19 de junio el gobierno denunció una insurrección de dos generales crespistas, por lo que
se requisó a diputados y senadores crespistas y alegándose habérseles encontrado
correspondencia comprometedora fueron reducidos a prisión. “La inmunidad no es
impunidad” dijo cínicamente el Ministro del Interior. Fueron llamados los suplentes de los
representantes crespistas y con los partidarios de Rojas Paúl, que se habían abstenido de
concurrir, se hizo el quórum. Reunidos el 27 de junio, recibieron el 29 mensaje del
presidente interino, se designaron los representantes al Consejo Federal, que una vez
reunido nombró a Rojas Paúl presidente de la República para el bienio 1888-1890.
En resumen tras la federación y el gobierno de Falcón, al final de la década de 1860, los
enfrentamientos surgidos entre caudillos regionales, comerciantes y propietarios de la
tierra, van a conducir a conflictos internos que trastornarán la marcha de la economía y el
buen funcionamiento del gobierno. Es entonces cuando surge Antonio Guzmán Blanco
quien va a encargarse de la reorganización del país, cuyos gobiernos tendrán una duración
de catorce años durante tres períodos (1870-77; 1879-84 y 1886-1888). Este ejercerá un
control absoluto sobre todos los ingresos del sector público y a través de alianzas con los
caudillos regionales lentamente llegará a imponer con severidad una nueva centralización
política del poder ejercida desde Caracas. Entre las tareas esenciales de su gobierno estaban
en principio entre varias una mejora de los servicios públicos para el desarrollo urbano y la
promoción de la educación. Atacó a la Iglesia, tuvo guerra implacable contra los
conservadores más que por una política ideológica, como una venganza resultante de su
odio acumulado contra la oligarquía, vanagloriándose de haberlos destruido hasta como
núcleo social. Pero no transforma las condiciones económicas que venían desde la
oligarquía conservadora ni implantó el liberalismo político bandera del federalismo. No
logró desterrar el caudillismo para lo cual hubiera sido necesario crear las bases para formar
una poderosa clase media que balanceara el predominio feudal de los propietarios
venezolanos. La ambición de los héroes que surgieron de la vorágine federal la canalizó
alrededor de lo que llamaba el Gran Partido, el cual se encarnaba en él. Todos esperaron un
momento de debilidad para destruir su poderoso centralismo. La paz autocrática le permitió
sanear la hacienda venezolana. El progreso de la agricultura y el cobro regular de impuestos
aduaneros le prestó cierta seguridad pero no creó una economía estable y duradera, que se
viene abajo cuando surge desequilibrio político. La economía rural del siglo XIX estaba
sujeta a los vaivenes internacionales. Los sucesivos empréstitos e inversiones contribuyeron
en parte a transformar el aspecto rural venezolano en lo formal, pero sirvieron para que se
enriquecieran tanto él mismo como los traficantes de concesiones y penetrara el capitalismo
extranjero en condiciones leoninas. El pueblo se desangró identificando los principios
federales con los principios de redención económica y de igualdad social. La igualación
social fue fenómeno que produjo la guerra, no la labor estadista de Guzmán.
La última parte de su período fue marcada por el desarrollo de los ferrocarriles, que se
constituyen en la principal inversión del capital extranjero en Venezuela en el siglo XIX.
Tal esfuerzo no tendrá continuidad durante los períodos siguientes porque a este período de
relativo progreso después del gobierno de un civil, Rojas Paúl (1888-1890), seguirán las
autocracias de Joaquín Crespo (1884-86 y 1892-98) y de Cipriano Castro (1898-1908) que
durante dieciocho años van a explotar el país, sin preocuparse ni tener la menor noción de
Estado ni del orden administrativo.
Al iniciarse el gobierno del civil Rojas Paúl en 1888 se le creía dócil instrumento de
Guzmán. Sin embargo en su manifiesto invita a un gobierno de concordia y ofrece rectificar
los errores del pasado en el seno de la paz y por medio de la legalidad. Crespo desde
Trinidad al conocer la elección organiza una revolución pero no pudo concretarla y tuvo
que rendirse. Fue tratado generosamente, Rojas Paúl se entrevistó con él y lo dejó en
libertad. Crespo se comprometió a retirarse del país y a no hostilizar el gobierno, entregar
dos goletas y vender al gobierno un parque que tenía en Amberes y a retirar a los miembros
del Congreso que fueran partidarios suyos. Todo ello sirvió para consolidar al presidente en
el poder. El gobierno se desligó de la tutela de Guzmán y sus proyectos sobre ferrocarriles,
renovación urbana y sobre inmigración no fueron tomados en cuenta.
El 29 de abril de 1889 marca el comienzo de la causa popular contra Guzmán. Con
ocasión de celebrarse el Día Magno de la Causa, fue aprovechado para convertirlo en una
demostración antiguzmancista. La situación entre guzmancistas y Rojas Paúl que no
reprimía la protesta se hizo tirante. El 18 de mayo presenta su renuncia ante el Congreso y
una gran cantidad de ciudadanos le pide que la retire, a lo cual accede el 19, y el 20 una
manifestación popular demostró apoyo al Presidente. Así se terminó de liberar de la tutela
de Guzmán y su círculo. Los ministros guzmancistas renunciaron y Guzmán envió su
renuncia como Enviado Extraordinario. El 25 de octubre por segunda vez son demolidas
sus estatuas, los Estados que llevaban el nombre de Guzmán se cambiaron nombre y los
paseos y parque que llevaban el nombre del autócrata, fueron rebautizados.
Un proyecto de reforma constitucional que no prosperó se discutió mucho durante
1889, año presidencial. Se buscaba aumentar a cuatro años el período presidencial, abolir el
Consejo Federal, instaurar el voto directo, universal y secreto para elegir al Presidente y se
creaba de nuevo el cargo de Vicepresidente. Al término de su mandato Rojas Paúl apoyó la
candidatura del doctor Raimundo Andueza Palacio siendo proclamado por el Consejo
Federal el 6 de marzo de 1890 y tomando posesión el 19 para el bienio 1890-1892. Su obra
administrativa fue escasa y su gobierno, sibarita, entre fiesta y fiesta. La reforma anunciada
por Rojas Paúl se lleva a cabo durante el gobierno de Andueza. Entraba en vigor un año
después de su aprobación. Con ánimo continuista, Andueza se empeñó en que entrara en
vigencia ese mismo año y el conflicto estalló. Como el congreso no le era favorable intentó
obstaculizar que se reunieran las Cámaras en la fecha prevista del 20 de febrero de 1892.
Para ello no había traspasado el poder a la Corte Federal, conforme a lo pautado en la
constitución. Crespo, dedicado a rehacer su prestigio en aras de la legalidad se proclamó en
armas y se desata la guerra. Andueza el 17 de junio de 1892 se retira del cargo y llama al
ejercicio del Ejecutivo al doctor Guillermo Tell Villegas quien trató de reunir al Congreso.
Se presentaron dos candidaturas: Laureano Villanueva y Rojas Paúl, pero el éxito de la
revolución legalista y la anarquía del gobierno impiden que prospere estos planes. Crespo
para quien no había otro Poder Nacional que el “ejército que tenía la honra de mandar” no
reconoce a Tell Villegas, quien abandona el poder el 31 de agosto de 1892 sin dejar
sustituto, por lo que se encargó su sobrino, noveno en el consejo federal. Dos batallas lo
obligaron a abandonar la capital el 6 de octubre. En el Estado Los Andes, donde fue
enconada la guerra entre continuistas y legalistas, el general Cipriano Castro quien sostuvo
la bandera de Andueza triunfó en Mérida y Táchira, y a raíz del triunfo de Crespo se
refugió en Colombia. En Guayana enarboló la tesis legalista el general José Manuel
Hernández, apodado el Mocho Hernández.
El estado del país era lamentable producto de los estragos materiales de la guerra sin
tregua sostenida por gobiernos que se sucedían unos a otros sin más programas que el
interés personal de sus líderes. Aunado a la inmoralidad triunfante se desataron raptos de
locura administrativa, agotando todo recurso para el presente y para el porvenir. A ello se
suma el temporal con que la naturaleza azotó el seis y siete de octubre arrasando puentes y
devorando sementeras el día que el presidente encargado abandonó el cargo. La hacienda,
nervio principal del país sólo ofrecía esperanzas remotas y las cajas estaban exhaustas sin
fondos, los pagarés de aduanas comprometidos, los bancos agobiados por empréstitos, el
comercio y la agricultura paralizados, los intereses de la deuda interior y exterior en
suspenso, las pensiones de próceres y viudas olvidadas. El correo sin movimiento,
telégrafos postes y alambres por tierra. La deuda de la Unión Postal gravitando sobre la
nación desde gobiernos anteriores y la garantía del 7% acordada a los ferrocarriles
aglomerada por tanto tiempo e insoluta por millones de bolívares. Las calles parecían
riachuelos y los caminos precipicios. La instrucción pública sin vida por falta de
remuneración, el ejército sin parque, el armamento diseminado, los buques inutilizados.
Crespo entró a Caracas el 7 de octubre de 1892 y convoca una Asamblea Constituyente
la cual inspirada por el líder dicta un decreto de amnistía. Deseando que las elecciones no
pudiesen ser sospechadas de parcialidad y sintiendo quebrantos de salud se retira a sus
posesiones en Maracay llamando a sustituirle al general Manuel Guzmán Álvarez,
Presidente del Consejo de Gobierno. La Asamblea Constituyente pone en vigencia una
constitución inspirada en la de 1864: sufragio universal, directo y secreto, presidente por
cuatro años, un Consejo de Gobierno formado por representantes de los Estados que quien
la preside fungiría como Vicepresidente del país. Se elige a Crespo Presidente para el
período 1894-98, la prensa gozó de absoluta libertad pero la administración agravó los
problemas de la nación. Un empréstito por 50 millones de bolívares para construir el
ferrocarril de Caracas a Valencia vino a parar en manos de una compañía alemana y sirvió
para el enriquecimiento personal de algunos políticos. Subalternos en los Estados
cometieron toda clase de abusos y se enriquecieron fácilmente. El Mocho Hernández, antes
legalista organiza un partido de oposición que llama “nacionalista” que le conquista vastos
sectores de opinión pública y lo candidatea a presidente. Ello va a dar singular relieve a las
elecciones de 1897 pues el popular candidato trató de crear una oposición civil mediante
giras, periódicos y conferencias por el país, creando comités nacionalistas. Los liberales
candidatean varios nombres quedando dos: Ignacio Andrade apoyado por Crespo y el
doctor Juan Francisco Castillo, por un grupo liberal disidente. Verificadas las elecciones,
mediante coacción, el gobierno tuvo que apelar a fraude electoral para proclamar a Ignacio
Andrade quien el 28 de febrero de 1898 se encargó para el período 1898-1902.
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