27 noviembre 2011
Hoy y Después en Valencia
ALFREDO FERMÍN afermin@el-carabobeno.com
Todos los años la queja es la misma: el centro es un caos, un irrespeto a la ciudad, a su historia, a sus monumentos, a su gente. Cada vez la situación es peor, por lo cual tenemos que concluir que se trata de un acto de provocación o de desprecio a Valencia, para convertir su antiguo casco histórico en un lugar de vergüenza. Lo que sorprende es que quienes violan disposiciones constitucionales y leyes están amparados por autoridades municipales, lo que evidencia que sólo importa la ganancia de votos que podría generar la permisividad a los abusadores. Nadie pretende quitarle el derecho que tienen las personas de buscar la forma de ganarse la vida, mucho más en estos tiempos cuando el desempleo es más alarmante, pero esa necesidad vital debe cumplirse en espacios adecuados donde no perjudique ni incomode a los demás. Los buhoneros destruyeron el piso de finas baldosas y las áreas verdes del bulevar Constitución y continúan haciéndolo en las principales calles y hasta en la avenida Bolívar, donde hay algunos que aseguran que tienen derechos porque son patrimonio de la nación. Lo extraño es que muchos de ellos ni siquiera han regularizado su situación en el país. El abuso es tan grande que ya no sólo impiden la entrada a los comercios legalmente establecidos, sino que ya se cogieron las aceras por lo cual, en algunas vías, hay que caminar de lado. Es el colmo, porque si los potenciales clientes no pueden transitar ¿quién les va a comprar? Antes eran pequeños tarantines, ahora son tiendas en el medio de la calle, con exhibidores, maniquíes y probadores. El abuso se protege Lo único que les hace falta son sanitarios, por lo cual el olor a excrementos se está haciendo sentir en los alrededores de los inmensos expendios de hamburguesas y perros calientes, donde hay de todo menos higiene. Eso no importa a las autoridades sanitarias porque las "órdenes de arriba" son de no meterse con esos "compatriotas". También están protegidos los vendedores de manzanas, uvas, peras y otras frutas exóticas, porque ese es un negocio de militares, que las traen sin problemas por Puerto Cabello. El contrabando es descarado, pero eso no es delito para el Seniat ni para otros organismos que atropellan a los comerciantes que pagan impuestos. Como si esto fuese poco, está la contaminación sónica que producen los ensordecedores aparatos de sonido con salsa y reguetón, sin que nadie llame la atención por esta falta de respeto al derecho ajeno. En Caracas, Barquisimeto, y otras ciudades importantes, el comercio informal está prohibido por ordenanzas que se cumplen. Pero en Valencia la ley no se respeta porque los infractores mandan y obligan hasta al alcalde a dejar sin efecto sus disposiciones, como ocurrió con el día de parada. Los invasores del centro están cómodos porque la policía municipal está para cuidarlos y porque no están en la obligación de recoger la basura que generan. Por el contrario, el próximo 25 de diciembre y el primero de enero los periodistas de guardia serán citados tanto por la alcaldía como por la gobernación, que se disputarán el honor de haber recogido del centro de la ciudad toneladas de basura que dejarán los compatriotas que vienen de otros países a convertir el nuestro en un chiquero. El centro volverá a quedar destrozado, por lo cual del mermado erario público habrá que destinar considerables sumas de bolívares para las obligatorias reparaciones. Siempre quedará la duda sobre tanta bondad y la sospecha de que detrás de este megocio hay peces gordos -que no son los buhoneros- que logran, con la destrucción del centro de Valencia, un sustancioso aguinaldo para todo el año. De lo contrario, lo que sucede todos los años, en la cuarta y en la quinta, no tendría explicación. Totalmente de acuerdo con el diputado Saúl Ortega, quien en el discurso de celebración de los 163 años de la parroquia Santa Rosa afirmó que "Valencia debe dejar de ser una ciudad descuidada, anárquica, una tierra de nadie". Esperamos que su partido le dé completo apoyo a esta valiente observación. ¡A no faltar! Este es el último domingo para apreciar el Salón Nacional de las Artes del Fuego, la máxima muestra de cerámica, orfebrería, vidrio y esmalte sobre metales del país. La clausura y entrega de premios se efectuará mañana lunes, a las 3 de la tarde, en la Galería Braulio Salazar, plaza de la urbanización Prebo. Festivales del Cabriales, patrocinados por la Secretaría de Cultura del Gobierno de Carabobo, serán inaugurados esta mañana a las 11 con un concierto mavideño a cargo de la Orquesta Sinfónica de Carabobo y el Orfeón Universitario, dirigido por el maestro José Calabrese. Una tradición que a la vez es una demostración de la alta calidad musical que tenemos en nuestro estado. Concha Acústica del Parque Fernando Peñalver. Adolfo Estopiñan presenta la muestra "Entre musas desafiantes", en las que el crítico Gabino Matos observa la constancia de un largo y sentido trajinar con los volúmenes y la materia. Sala de Exposiciones del Centro Cultural Eladio Alemán Sucre, en El Carabobeño, Naguanagua. El árbol del limón, un conmovedor film que aborda una pequeña historia en el conflicto árabe israelí, será estrenado esta tarde en el Cine Arte Patio Trigal en funciones de 5,30 y 8,30 pm. Su calidad narrativa y artística fue premiada en los festivales de cine de Berlín y San Sebastián, que es mucho decir. Altamente recomendable.
Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.
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