Sobre América si queremos abordar claramente el Portal 11:11 como americanos leamos la Carta Profética de Jamaica escrita por Simón Bolívar
De los escritos dejados por El Libertador durante su exilio en Jamaica, ninguno tan importante ni de tanta trascendencia como su carta de fecha 6 de septiembre de 1815, conocida con el nombre de CARTA DE JAMAICA. Este documento aparece en las obras de El Libertador bajo el título de"Contestación de un americano meridional a un caballero de esta isla"; y aunque durante muchos años se creyó que el destinatario había sido un personaje imaginado por Bolívar, una meticulosa investigación ha dejado aclarado que el destinatario fue el Sr. Henry Cullen, vecino del puerto de Falmouth, al norte de Jamaica.
Muchos elogios se han escrito para El Libertador en torno a la Carta de Jamaica, basándose unos en la claridad del análisis de los acontecimientos a que se refiere; a la certeza de las ideas sociales que expone; al conocimiento profundo de la realidad hispanoamericana que revela o a la facultad de prever el futuro de nuestros países. Se ha insistido tanto en este último aspecto, que a veces se olvidan otros no menos importantes o quedan opacados por la fascinación que produce el acierto con que El Libertador predijo entonces el futuro de los países de Hispanoamérica. Esto ha dado origen al nombre de "Carta Profética", como también se conoce el documento.El 6 de setiembre de 1815, en Kingston, donde se hallaba asilado, Bolívar escribe la célebre Carta de Jamaica, dirigida a «un caballero de esta Isla», que resultó ser, según meticulosas investigaciones, Henry Cullen.
En esta profética carta, Bolívar analiza la situación de Venezuela y atisba el futuro de toda América con una fidelidad asombrosa, producto de sus claros conceptos sociológicos, por lo que ha sido llamado «el primer sociólogo americano de su tiempo».
ANTECEDENTES DE LA CARTA DE JAMAICA
Era necesario en aquellos momentos, abrir perspectivas al movimiento de independencia; levantar el ánimo de los vacilantes y pesimistas del campo patriota, y al mismo tiempo, neutralizar en los posibles aliados extranjeros los efectos de la propaganda realista, disipar la mala impresión reinante en el exterior, explicar la justeza de la causa patriota; el origen de la guerra de independencia; las contradicciones entre las colonias y la metrópoli y las condiciones sociales y políticas favorablesque constituían la base histórica del movimiento de independencia.
El Libertador, una vez más en el exilio, vivía entonces los peores momentos de su azarosa vida política. Sin embargo, no perdió ni un momento la voluntad de continuar la lucha, ni la seguridad en el triunfo definitivo. Desde mayo había llegado a Kingston, capital de la isla de Jamaica, en donde se dedicó activamente a buscar auxilios, principalmente con el gobierno inglés, para continuar la lucha en Tierra Firme. El Libertador estaba convencido de la necesidad de la ayuda exterior para alcanzar la independencia. Lo mismo que lo estuvieron Miranda y Miguel José Sanz, la guerra no podía librarse sin armas, sin pertrechos, sin dinero para atender a los gastos del conflicto. Y tales elementos había que buscarlos en el exterior, pues las condiciones de atraso económico en que se encontraba Venezuela, no permitían ni siquiera pensar en obtenerlos dentro del país. Para continuar la guerra no había otra alternativa que recurrir a la ayuda de los países extranjeros. La posición de El Libertador en relación con este aspecto aparece claramente expresada en este párrafo de una carta suya escrita en Jamaica a Sir Ricardo Weliesley, alto funcionario del gobierno inglés:
"Si me hubiese quedado un solo rayo de esperanza de que la América pudiese triunfar por sí sola,ninguno habría ambicionado más que yo el honor de servir a mi país, sin degradarlo a la humillación de solicitar una protección extraña. Esta es la causa de mi separación de la Costa Firme. Vengo a procurar auxilios: iré en su busca a esa soberbia capital; si fuese preciso marcharé hasta el polo, y si todos son insensibles a la voz de la humanidad, habré llenado mi deber, aunque inútilmente y volveré a morir combatiendo en mi patria".
Los auxilios que buscaba El Libertador eran armas, municiones y dinero para continuar la guerra. En aquellos mismos días había escrito a su amigo Maxwell Hyslop, comerciante inglés de Kingston exponiéndole las necesidades de los patriotas, las cuales estimaba así
"... veinte o treinta mil fusiles; un millón de libras esterlinas; quince o veinte buques de guerra;municiones, algunos agentes y los voluntarios militares que quieran seguir las banderas americanas: he aquí cuanto se necesita para dar la libertad a la mitad del mundo y poner el universo en equilibrio".
"La Costa Firme se salvaría con seis u ocho mil fusiles, municiones correspondientes y quinientos mil duros para pagar los primeros meses de la campaña".
Por último, la idea de El Libertador en relación con esta ayuda era que no seria gratuita y las naciones que contribuyeran a la independencia, obtendrían, a cambio, los beneficios del comercio con los nuevos países, que durante siglos había sido monopolio de España.
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