Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.

Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.
Casa de la Estrella, ubicada entre Av Soublette y Calle Colombia, antiguo Camino Real donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830, con el General José Antonio Páez como Presidente. Valencia: "ciudad ingrata que olvida lo bueno" para el Arzobispo Luis Eduardo Henríquez. Maldita, según la leyenda, por el Obispo mártir Salvador Montes de Oca y muchos sacerdotes asesinados por la espalda o por la chismografía cobarde, que es muy frecuente y característica en su sociedad.Para Boris Izaguirre "ciudad de nostalgia pueblerina". Jesús Soto la consideró una ciudad propicia a seguir "las modas del momento" y para Monseñor Gregorio Adam: "Si a Caracas le debemos la Independencia, a Valencia le debemos la República en 1830".A partir de los años 1950 es la "Ciudad Industrial de Venezuela", realidad que la convierte en un batiburrillo de razas y miserias de todos los países que ven en ella El Dorado tan buscado, imprimiéndole una sensación de "ciudad de paso para hacer dinero e irse", dejándola sin verdadero arraigo e identidad, salvo la que conserva la más rancia y famosa "valencianidad", que en los valencianos de antes, que yo conocí, era un encanto acogedor propio de atentos amigos...don del que carecen los recién llegados que quieren poseerlo y logran sólo una mala caricatura de la original. Para mi es la capital energética de Venezuela.

jueves, 3 de noviembre de 2011

PARA PODER DAR EL SALTO CUANTICO Y HACER DE VENEZUELA OTRO PERSONAJE HAY QUE CONOCER SUS BASES ESTRUCTURALES PRIMERO (I)


Universidad y Desarrollo
en Venezuela
Luis Jugo Burguera
Profesor de la Escuela de Arquitectura
de la Universidad de Los Andes
Traducción de la tesis de maestría Université et Dévéloppement presentada en 1979, en
el Institute d’Études du Dévéloppement Économique et Social,
Universidad de Paris I, Panteón, Sorbona.
Publicación en web en
el repositorio institucional de la Universidad de Los Andes
www.saber.ula.ve.
1ª Edición 2007.
2ª Edición Registrada como
Libro en Internet
el 03 de Marzo de 2009
ante la Biblioteca Nacional de la
República Bolivariana de Venezuela.
HECHO EL DEPÓSITO DE LEY
Depósito Legal LF2372009378689
Mérida, marzo de 2009
Primera Parte: El Desarrollo
Universidad y Desarrollo en Venezuela, Luis Jugo B., Depósito Legal LF2372009378689, 03.03.09, Mérida, Venezuela
LA FORMACIÓN SOCIAL EN VENEZUELA.
1. La Herencia histórica de la Colonia.
1.1 Aspectos Políticos. Aspectos del Territorio.
Una vez cumplido el período de la conquista, aniquilando o doblegando a los naturales
indígenas, fue transferido a las colonias el principio de la propiedad feudal que reinaba en
Europa en el siglo XVI. Amplias posesiones se constituyeron en beneficio de los
conquistadores. En ese entonces se organiza “la encomienda”, que viene a ser la primera
organización política una de cuyas funciones era proveer mano de obra indígena a las
plantaciones. Más adelante, a esa mano de obra barata se van a incorporar los contingentes
de población negra arrancados del África para ser vendidos como esclavos.
Cuando España pretendió comenzar a instalar en América las mismas estructuras
políticas religiosas económicas y sociales vigentes en la metrópoli, se encontró con
diferentes factores impuestos por la organización autóctona. Sin embargo, a pesar de las
dificultades vividas en las colonias logró instalar las representaciones del poder real. De
hecho los Virreinatos comprendían diversos centros poblados separados entre sí por
inmensas zonas de montaña, sabana o selva. En la América Hispánica hubo cuatro grandes
virreinatos: los primeros fueron Nueva España (en el hoy territorio de México) y el Perú y
en el siglo XVIII los de Nueva Granada (Santa Fe de Bogotá) y Río de la Plata.
Todos los pueblos poseían una cierta importancia que aumentaba a medida que se
incrementaba su población y su productividad por lo que eran convertidos en capitales de
provincia. Estas eran dirigidas por un Gobernador o Capitán General. Las Capitanías
estaban reducidas a cuatro: Guatemala, Antillas, Venezuela y Chile, y había Presidencias en
Quito, Cuzco y Charcas (Alto Perú, Potosí). Cada pueblo debía contar con un “Cabildo”,
que se encargaba de los asuntos locales y representaba a la comunidad del asentamiento.
El Cabildo americano atravesó etapas de grandeza y de decadencia porque tenía una
estructura parecida a los de España. Desde el comienzo van a confrontarse con los
funcionarios reales en defensa de la comunidad, pero en la última etapa de la colonia se
radicalizaron contra los sectores más desprotegidos, tratando de mantener los privilegios de
las oligarquías locales.
En la víspera de 1810 van a recuperar su antigua significación y se van a convertir en
núcleos dinámicos de la agitación revolucionaria que conducirá a la independencia política.
La sociedad y la economía en los centros poblados estaban organizadas sobre las
mismas bases. La colonia debía aprovisionar a la metrópoli de productos agrícolas y de
materias primas, al tiempo que la metrópoli ampliaba el mercado para sus productos
elaborados. Los puertos van a jugar así una importante función intermediaria para el
desarrollo de la economía colonial. Podría decirse que las principales actividades eran
tanto agrícolas como mineras. El período colonial pondrá en práctica un tipo arcaico de
actividad agrícola fundado en la propiedad terrateniente, el monocultivo, la mala utilización
de la tierra y la esclavitud.
Las provincias iniciales de Venezuela dependían de la Real Audiencia de Santo
Domingo (excepto los territorios andinos hasta Mérida, cuyos poblados fueron fundados
desde Pamplona). Pasan a depender del Virreinato de Nueva Granada que fue creado en
1717, disuelto en 1723 y reinstaurado en 1739. En 1777, se crea la “Capitanía General” de
Venezuela, que comprendía las provincias de Caracas, Maracaibo (que incluye los
territorios andinos), Cumaná, Guayana, Margarita, Trinidad y Barinas, esta última de
reciente creación. El territorio consistía en un archipiélago de soberanías independientes
unas de otras. Desde 1786, la sede del Gobierno se situaba en la provincia de Caracas. En
1798 la provincia de Trinidad fue ocupada por los ingleses.
En el siglo XVIII las provincias venezolanas lograron alcanzar una cierta importancia
debido a la producción agrícola y pecuaria. Por la aplicación del mercantilismo
monopolista, la monoproducción va a caracterizar gran parte de la economía para la
exportación. Es así como durante los siglos XVI y XVII la principal actividad fue la
ganadería. En contraste en el siglo XVIII fue la producción de cacao la que va a
desarrollarse para ser posteriormente superada por la producción del café en el siglo XIX.
1.2 Aspectos Económicos.
La importancia histórica de Venezuela comienza en 1728 cuando la vasca “Compañía
Güipuzcoana” reúne a las provincias en una unidad económica, a la cabeza de las cuales se
encontraba la provincia de Caracas. El principio de esta compañía era el de las sociedades
mercantilistas que tenían por objeto la explotación colonial. Ello había comenzado en
Inglaterra en 1554 y se perfeccionó en los Países Bajos desde 1602. La experiencia fue
imitada por Francia y por España. Las compañías fueron transferidas hacia las colonias a
fin de combatir el contrabando y así, en consecuencia, regular la administración colonial
asegurando enormes beneficios para la Corona. La exclusividad comercial dada a la
Güipuzcoana revela la concepción monopolista dada a la exportación y la importación.
Las actividades comerciales comienzan en Puerto Cabello por el arribo de tres navíos
con un voluminoso cargamento de productos provenientes de España, que retornan llenos
de cacao hacia la metrópoli, donde es comercializado a casi cinco veces su precio inicial.
El cultivo preferido por la Compañía era el cacao porque en esa época era el producto
agrícola más apreciado. Por eso su producción rápidamente se duplicó. Por otra parte la
Compañía intenta desarrollar plantaciones de otros rubros como el tabaco, el algodón y la
caña de azúcar involucrándose también en el desarrollo de la ganadería. En la segunda parte
del siglo XVIII se comenzaron las plantaciones de café, uno de los más importantes hechos
económicos ya que su cultivo permitió incorporar tierras altas no explotadas, y por otra
parte porque su producción va a constituir la base de la riqueza nacional en el siglo XIX
En este contexto, la provincia de Caracas va a consolidar la supremacía sobre las otras
provincias debido a la fértil producción de los valles de Aragua, el consiguiente auge de los
puertos (La Güaira y Puerto Cabello) y la estratégica localización de la villa de Caracas.
A pesar del avance del desarrollo agrícola y pecuario, este no se traduce en una
prosperidad completa, porque la Compañía manipulaba en su provecho los precios de los
productos agrícolas y de las manufacturas. Los productores se empobrecen provocando la
reducción del mercado interno. El monopolio ejercido va a generar un descontento general
tanto en la oligarquía terrateniente como entre algunos esclavos, mestizos y aún blancos
isleños, en los cuales comenzaron a anidar aspiraciones de libertad económica y mejores
tratos desde el siglo XVI y sentimientos por la independencia desde fines del siglo XVIII
influidos incluso por sucesos externos como veremos.
1.3 Aspectos Sociales.
En esta época que viene a significar el final del período colonial la sociedad “hispanoamericana” estaba dividida en diferentes clases: los “blancos” divididos en blancos
peninsulares que eran los españoles que ocupaban funciones como administradores,
regidores, etc.; los blancos criollos (la nobleza colonial) que constituían la aristocracia
terrateniente, propietarios de vastas extensiones de tierras heredadas de generación en
generación, y finalmente los isleños, blancos provenientes de las Islas Canarias que
llevaban una vida trabajadora al servicio de los peninsulares y de los criollos.
El desarrollo de la producción agrícola y pecuaria dio nacimiento a una aristocracia
mercantil y rentista que va a enriquecerse en un tiempo muy corto.
En el otro extremo de la escala social encontramos la masa de indios sometidos a
trabajos forzados y reducidos a la esclavitud, así como los africanos que desde el siglo XVI
venían siendo incorporados como esclavos. Entre estos dos niveles sociales se encontraba
la clase compuesta por los mestizos, de origen variado según la mezcla de razas de las que
provenían: blanco con indio, blanco con negro, negro con indio. Estos frecuentemente
ocupaban los cargos de caporales, pequeños administradores así como artesanos y por lo
general buscaban elevarse en la escala social a través del enriquecimiento pecuniario.
Al final del siglo XVIII la población de Venezuela era de unos 800.000 habitantes
distribuidos de la siguiente manera:
1% de terratenientes y de los que se podrían llamar la aristocracia mercantil;
10% de medianos productores, pequeños comerciantes;
60% de trabajadores, artesanos y trabajadores agrícolas:
18% de negros sometidos a esclavitud e indígenas tributarios y menos de
10% de negros sobrevivientes y otros indígenas marginales.
Los blancos tenían acceso a la Universidad y al Seminario. De allí surgiría la casta
militar, los licenciados que fungían como representantes en los Cabildos y una parte de los
clérigos. Los mestizos no recibían educación y eran destinados a los trabajos manuales y
los servicios en las clases superiores. Los indígenas sólo recibían educación religiosa
mientras que nadie se encargaba de la educación de los negros
2. La Independencia y la Revolución Independentista.
2.1 Coyuntura política y social.
Al final del siglo XVIII, bajo la influencia de la Independencia de los Estados Unidos
(1776) y de la Revolución francesa (1789) algunos núcleos de personas en la América
Española comienzan a gestar su propia independencia aunque ya desde antes se hacían
conspiraciones por diversos motivos entre los que resaltaban los económicos.
Salcedo Bastardo refiere que ya en 1532 se sublevaron algunos esclavos en la naciente
Villa de Santa Ana de Coro. La primera manifestación por la libertad y la justicia vino a ser
la rebelión del Negro Miguel en 1552, en las minas de Buria, región del Yaracuy. En 1583
se produce en las cercanías de Maracaibo el alzamiento de los negros cimarrones de Miguel
de Castellanos, que tras una resistencia de cuatro años, termina en matanza general. El siglo
XVII es el auge de la piratería que afectó gravemente al desarrollo de las poblaciones
vecinas al mar y que se había desatado desde la centuria anterior. De modo pertinaz
ingleses, franceses y holandeses consuman innumerables y memorables incursiones a todo
lo largo del siglo que azotan todos los poblados de la costa venezolana y del Lago de
Maracaibo. Con una insaciable codicia buscaban el lucro por saqueo sobre todas las cosas,
aunque a veces venían a contrabandear. A partir del siglo XVIII los vascos de la
Güipuzcoana son competentes en la defensa contra los piratas.
El siglo XVII es de agitación y revueltas aquí al mismo tiempo que las democráticas
revoluciones inglesas contra el absolutismo. El pueblo británico en 1648 contra Carlos I y
en 1688 contra Jacobo II impone una sustantiva limitación al poder real; y en 1689 obliga a
Guillermo III a aceptar la Declaración de los Derechos, un siglo antes que la Revolución
Francesa, quedando así reconocida la soberanía popular en la Gran Bretaña y expresamente
ratificada la esencia de la Carta Magna. En el territorio venezolano se sublevan los negros
en Margarita en 1603 por el trato inhumano que los lleva a la desesperación. La revuelta se
extiende a Cumaná y en ella participan las mujeres. La represión es brutal. En 1628 en
Nirgua, emulando al Negro Miguel una “revolución” se proyectaba para transformar la
comarca, pero fue rápidamente debelada. En esa región la mayoría de los pobladores eran
cimarrones. Con su permanente agitación se habían ganado gracias especiales de las
autoridades reales que no podían dominarlos por la fuerza. El monarca los tituló “fieles y
leales súbditos” y la villa organizó su Cabildo con gente “de color” en forma tan excluyente
que por mofa se le llamó por algunos “república de los zambos y mulatos”. Otras partidas
insurgentes de negros cimarrones se mueven en 1650 por los valles del Tuy y vecindades
de Charallave, Yare, Pariaguán, La Guaira y Paracotos. Las autoridades realizaban
ejecuciones sumarias para los cabecillas y disponían sanciones drásticas para los individuos
libres que auxiliaran a los revoltosos.
Gastados en una sistemática campaña de exterminio, grupos caribes y otomacos al
mando del cacique Chiparara, libran hacia 1652 y 53 en las sabanas guariqueñas, los
postreros encuentros masivos contra los españoles. Continuarán en lo venidero batallando
contra la intrusa dominación, pero a base de elementos dispersos o aliados en grupos a
esclavos y pardos igualmente oprimidos.
En Carora se trama en 1671 una rebelión que, dado el celo del gobierno local no llega a
estallar. En los valles de Monay y de Jirajara los grupos cimarrones están muy activos en
1677 robando reses y liberando esclavos, forma elemental de hacer justicia. A los negros
redimidos los llevan a habitar en los cumbes, acrecentando así los efectivos par
mantenerse en disfrute de su acosada y precaria libertad. En esta cadena de alzamientos y
revueltas, y en las intentonas revolucionarias venideras es nota constante la participación en
plan activo y decidido de los estratos sociales inferiores especialmente de los más
sometidos: negros, indios, pardos, mulatos, mestizos y zambos. Pese a sus mil maneras, los
conflictos son protestas contra las injusticias sociales económicas políticas culturales.
La Compañía Güipuzcoana con su monopolio comercial lesiona a los ricos. Con la carta
blanca para reprimir el contrabando maltrata a los pobres y afecta a todos. Va por ello a
lograr el primer frente unitario de los disímiles componentes sociales de la colonia que
estimula la resistencia venezolana, que así comienza a ejercitarse para las grandes acciones
del siglo XIX. Andresote, un zambo valenciano inicia en 1732 la guerra contra la Compañía
en los valles del Yaracuy y la faja costera entre Puerto Cabello y Tucacas, área del
contrabando muy irradiada por la influencia holandesa, donde es un personaje popular.
Durante tres años recibe ayuda de los criollos y de los holandeses. Con él se levantan cuatro
parcialidades negras, los indios de la zona y en general todos los vecinos. Así logra derrotar
a los contingentes que le envían para someterlo. De Curazao vienen las armas, pertrechos y
recursos y al ser sometidos Andresote se refugia en la isla holandesa. Tras un falso perdón
caen los más esforzados combatientes. El Obispo y el Gobernador envían a dos sacerdotes
para pacificar la convulsionada comarca, quienes tardarán cuatro meses para devolver el
sosiego a los poblados. El desafío queda en pie y volverá a ser trillado. Otra rebeliones
contra los abusos de la Compañía se realizaron en la misma zona en 1741, el motín de San
Felipe, en El Tocuyo se da en 1744, en abril de1749 Juan Francisco León, Teniente Justicia
de Panaquire se niega a entregar su cargo al vasco Echeverría y marcha con una poblada a
Caracas. En otras ciudades se presencian pugnas análogas: Maracay, Guacara, Los Guayos,
Turmero, San Carlos, Carora, Guanare. El Cabildo Caraqueño y aún la Universidad, el
Cabildo de Maracaibo se pronuncian con franqueza contra la Compañía. Entre 1771 y 1774
el Negro Guillermo aplica su ley en las feraces campiñas del Tuy: libera esclavos y
aborígenes, ayuda a los pobres. Perece en un encuentro.
En 1781 don Juan Vicente de Bolívar y Ponte con otros ilustres caraqueños escribe a
Francisco de Miranda sobre la tiranía que a juicio de los aristócratas ha establecido en
Caracas el Intendente de la Real Hacienda.
En la Nueva Granada un movimiento denominado los Comuneros del Socorro bajo el
lema “Viva el Rey muera el mal gobierno” buscaba la supresión de impuestos con que los
recaudadores abrumaban a todos, gesta de rebeldes que evocaba la de los Comuneros de
Castilla dos siglos atrás. El movimiento en 1781 se extiende desde Pamplona y Cúcuta
como auténtica reivindicación popular hacia los Andes venezolanos (San Cristóbal y
Mérida) cuyos pueblos habían sido fundados desde la Nueva Granada con la cual
mantenían fuertes lazos dadas las dificultades de comunicación con las provincias de la
Capitanía General de Venezuela a las cuales habían sido recientemente adscritos. Los
cabildos exteriorizan algunos más otros menos su simpatía pero el Cabildo de Trujillo,
poblado fundado desde El Tocuyo cuando las exploraciones de los Welsares, rechaza la
invitación de los capitanes comuneros de Mérida. La rebelión se extingue por la dispersión
de su gente cuando parecía avanzar hacia Barinas y el Zulia. A diferencia de la Nueva
Granada donde se aplicaron castigos crueles y pena capital aquí algunos de los actores
fueron detenidos en 1782, pero muy pronto fueron puestos en libertad.
En 1795 en Coro una importante tentativa revolucionaria toca la materia política por
primera vez. En la región hay más de 3.000 esclavos y gran cantidad de pardos y de
aborígenes. Desde 1747 se rumoreaba sobre una Cédula Real que disponía la libertad de los
esclavos pero que los amos tenían escondida. La leyenda pervive y anima el levantamiento
de José Antonio Chirinos, zambo libre hijo de esclavo e india, colono y arrendatario que
trabajaba a la par en la hacienda de los amos de su padre y en la del dueño de esposa y de
sus hijos. De los estratos inferiores surgen capaces dirigentes para la hazaña pues hasta
estos hombres llegan los ecos estimulantes de la Revolución Francesa y de la jacobina
epopeya de los haitianos, colonia francesa cuya población negra dirigida por Toussaint
Louverture se había sublevado en 1791—alcanzarían la independencia en 1804.
En Coro la insoportable conducta de un obstinado recaudador abruma tiránicamente
incluso a los más pobres: indios, pardos y negros. En marzo de 1795 se incuba el
movimiento y en la hacienda “El Socorro”, primera a ser tomada, se celebran las reuniones
conspirativas. Proclaman principios de la “Ley de los Franceses”: libertad, fraternidad e
igualdad. Tres días dura la violencia pero es de tal intensidad y en desbandada hacia las
posesiones holandesas que los 15% de la población, minoría blanca de la sociedad coriana
quedarán traumatizados por mucho tiempo al sólo nombre de “revolución”. Terratenientes
muertos, caudales saqueados, incendios y pillaje, desolación y ruina es el saldo del
movimiento de Chirinos, fracasado desde el principio. Los blancos al conjuro del pánico
forman un frente unido. Las autoridades se desbordan en represión y masacre de
prisioneros. Desde Caracas se envían fuerzas punitivas. Chirinos logra escapar pero tres
meses después es traicionado y conducido a Caracas donde es enjuiciado—se dice que
demostró coraje e inteligencia—y condenado a muerte el 10 de diciembre de 1796.
En el puerto La Guaira hay animación subversiva desde 1794. El 3 de diciembre de
1796 llega un bergantín correo que trae a bordo un reo de Estado, Juan Bautista Picornell –
nacido en Palma de Mallorca en 1759 era un sabio pedagogo reformista, hombre dinámico,
escritor y orador elocuente, muy activo en la fraternidad masónica universal, quien había
trabajado en Madrid para sustituir la monarquía por una república democrática con un
golpe a darse la noche de San Blas de 1795, copia hispana de la revolución francesa. Pero
la policía desbarató el intento. Condenado a muerte se le permuta la pena por encierro
perpetuo en una prisión americana. En La Guaira se gana al alcalde y a los guardias desde
el principio. Un soldado lo enteró de lo que se tramaba en puerto y lo puso en contacta con
Manuel Gual y José María España. El calabozo pronto se convierte en el laboratorio de la
revolución. Picornell escribe y los amigos copian y difunden para ganar prosélitos. En
febrero de 1797 llegan prisioneros los otros tres conspiradores de la noche de San Blas:
Cortés Campomanes, Lax y Andrés. Todos se incorporan jubilosos a la empresa que avanza
aceleradamente. Redactan un completo proyecto revolucionario admirable en su aspecto
formal, con coherencia, sinceridad e idealismo sin par: una versión elemental de los
Derechos del Hombre y del Ciudadano, un “Plan en Globo de la Revolución” con
instrucciones, proclama, alocución a los militares, invitación a los ciudadanos de todos los
pueblos, carta al Obispo (“ya es bueno que el Evangelio salga también de la Esclavitud”).
Campomanes compone las letras de la “Canción Americana”, de la “Carmañola
Americana” y del “Soneto Americano”. La obra fundamental de la conspiración está en las
Ordenanzas-Constituciones redactadas por Picornell para organizar la patria dentro de un
sistema republicano federal y democrático, a base de Juntas Gubernativas emanadas de
pueblo y presididas por una Junta General surgida de ellas. Los valores fundamentales del
nuevo orden serían la ley, la justicia y la libertad. Se proclama la igualdad racial más
absoluta: “igualdad natural entre todos los habitantes de la Provincia y Distritos; y se
encarga que entre Blancos, Indios, Pardos y Morenos, reine la mayor armonía, mirándose
todos como hermanos en Jesucristo, iguales por Dios, procurando aventajarse sólo unos a
otros en mérito y virtud, que son las dos únicas distinciones reales y verdaderas que hay de
hombre a hombre, y habrá en lo sucesivo entre todos los individuos de nuestra república”.
Quedaba en concordancia abolida la esclavitud. Se insiste igualmente en la unidad
americana (López, 1955).
Pero el proceso no llega a desatarse. Lax fue transferido a Puerto Cabello. Picornell y
Andrés se fugan el 3 de junio pero este ultimo es atrapado por la autoridad. El 13 de julio
de 1797 el gobernador Carbonell se entera de la conspiración a través de la imprudencia de
un acaudalado comerciante de Caracas. Gual y España consiguen escapar. Picornell huye a
Curazao y pasa a Guadalupe. Traduce el Manifiesto introductorio a la Constitución
Francesa de 1793. José María España retorna secretamente a Venezuela en 1799, pero es
capturado, se le juzga y es ejecutado el 8 de mayo. Manuel Gual peregrinando por el Mar
Caribe muere envenenado por un espía en Trinidad el 25 de octubre de 1800. Picornell
permanecería en Curazao a fines de 1797. Retorna a Europa con estadías en París donde se
recibe de médico en 1806. Sigue a Londres y retorna a América por Martinica. Sus textos y
en general la doctrina que elaboró con fervor y paciencia serán usados en la Revolución de
1810. Su pensamiento pasa a Miranda, a Roscio y a Espejo, entre otros; Bolívar recibe y
hace suyo un apreciable conjunto de sus ideas. En 1811 Picornell pasa a Caracas y se pone
al servicio de la primera república, pero en la alucinación de la hora, la Patria no repara en
quien tanto hizo por ella, lo que llena de tristeza y desencanto su corazón. Al caer esa
república vuelve a Curazao, luego Estados Unidos, Haití y Cuba donde muere en 1825.
Francisco Miranda (1750-1816) va a ser el primer criollo de proyección universal. En la
Universidad de Caracas estudió latinidad, filosofía, gramática, teología y griego pero se va
de Venezuela por la discriminación que sufría por motivos de familia. Se forma
militarmente en España desde 1772. Se destaca batallando contra los moros en Melilla. Con
tropas españolas lucha en la independencia norteamericana en el sitio de Pensacola. Pero
por sus ideas se le levantan cargos en España por lo que enfila hacia Estados Unidos donde
le encontramos en 1783 en los momentos en que allí se llevaba a cabo un intenso debate
respecto al futuro y a las exigencias que representaba la construcción de un orden
republicano y la instauración de un régimen democrático. Comparte con los fundadores de
la nueva nación como George Washington, Thomas Hamilton, Thomas Payne, Benjamín
Franklin, Samuel Adams, Thomas Jefferson y muchos otros. Evalúa y urde planes para
promover la independencia de las provincias americanas de España. En 1785 está en
Londres y viaja por Europa hasta 1789 cuando retorna a Londres y habla con el ministro
Pitt para preparar un esbozo de su programa de organización americana. En Francia en
1789 encuentra la agitación revolucionaria. Es amigo de los girondinos y trata con Danton,
Servan y Dumoriez. Participa en una notable campaña militar. En las jornadas de Holanda
tiene como subordinado al duque de Chartres, futuro rey Luis Felipe I, el mismo que e
1836 inaugura el Arco de Triunfo en París, donde el de Miranda será el único nombre
americano inscrito. Las intrigas de Dumoriez pretendieron involucrarlo en la traición pero
después de nueve sesiones el jurado lo declara inocente por unanimidad. Caen los
girondinos, el gobierno se radicaliza en manos de los jacobinos y en julio de 1793 le hacen 49
prisionero. Con febril actividad escribe en su defensa a la Convención y no se procede ni a
juzgarlo ni a dictarle sentencia lo que lo salva de la guillotina. Va a estar confinado hasta
enero de 1795. Permanece encerrado al mismo tiempo que Thomas Paine. Este al ser
liberado en enero de 1795 trata con James Monroe de interceder a su favor. Miranda exige
que o se le someta a juicio o se le ponga en libertad. El 13 de enero finalmente es liberado.
En 1801 está de nuevo en Inglaterra. América preside sus afanes. A Nueva York llega
en 1805. Con Miranda se desplaza el epicentro de la revolución continental. O’Higgins
recuerda en 1828 que debe a Miranda la inspiración que le lanzó en la carrera de la
revolución para salvar a Chile. Cerca de él, hermanados en una misma fe, están hombres
de lugares diferentes como Cortés Campomanes, el peruano José del Pozo y Sucre, lo
neogranadinos Antonio Nariño y Pedro Fermín de Vargas; Pablo de Olavide, Manuel José
Salas; el cubano Pedro José Caro. Muchos de ellos se han iniciado masónicamente en la
logia “Gran Reunión Americana” que Miranda fundó en Londres, y a la cual asistieron
Bolívar, Bello, el mexicano fray Servando Teresa de Mier, José de San Martín, el quiteño
Carlos Montúfar, el guayaquileño Vicente Rocafuerte; Bernardo Monteagudo y Mariano
Moreno del Río de la Plata. Sus corresponsales están en México, Caracas, Guatemala, Río
de Janeiro, Buenos Aires. Todos son sus compatriotas.
Las gestiones de Miranda ante Inglaterra son largas y laboriosas. Ante España
Inglaterra debe ayudarles. Se le retribuiría espléndidamente con una vasta zona de
comercio. Inglaterra dilata la ayuda por las fluctuaciones de su política con España. Quince
años emplea Miranda en reunir los recursos para acometer su empresa. En 1806 en Nueva
York completa el dinero que desde Londres empezó a reunir y zarpa en el Leander el 2 de
febrero con 200 hombres y un abundante equipo de guerra e incorpora en Haití las goletas
Bacchus y Bee. Sus previsiones cubrían toda la América Latina incluido Brasil. A su gente
le llama “Ejército de Colombia para el servicio del pueblo libre de Sur América”. La
expeedición llega a Ocumare el 27 de abril pero las autoridades españolas estaban al tanto
por información de espías y prenden las goletas. Los prisioneros van a la horca. Miranda se
rehace en Trinidad y con su fe intacta a los tres meses vuelve al mar y el 1º de agosto
desembarca en la Vela de Coro ocupando la ciudad. El fantasma de la revuelta de Chirinos
aun atormenta a la población que ha huido con las autoridades. Nadie se le suma. Nadie le
ataca. Le desconcierta la frialdad del recibimiento. Permanece 10 días, leva anclas y retorna
a Londres. Pero no es el fin. En Inglaterra reanuda animoso sus actividades políticas.
Incrementa los contactos con sus agentes en el Nuevo Mundo. Prepara nuevos planes para
la insistencia revolucionaria viendo más viable cuatro gobiernos: México y Centroamérica,
Nueva Granada Venezuela y Quito—que Bolívar soñará—, Perú y Chile, y La Plata.
Pero el carácter de Miranda no es fácil. No consigue captar las vivencias. Sus proclamas
no penetran a los sectores humildes. Le pesan sus 35 años de ausencia. El mismo apoyo
inglés seguramente era visto por los criollos con desconfianza, cambiar un imperialismo
por otro. Aunque en 1781 y 1782 Juan Vicente Bolívar, Martín Tovar y el marqués de
Mijares pensaron en él como futuro caudillo de la emancipación, un cuarto de siglo después
la circunstancia era otra. Contribuyen al premio por su cabeza así como ocurrieron
presurosos a renegar del “infame y detestable plan” de Gual y España. A Miranda nadie le
tiene confianza. Es detestable para todos. Su catolicidad es dudosa. Resulta excéntrico por
sus antecedentes masones, su gusto refinado y su vivir amable. Pero su valor específico es
tenaz en imponerse. En 1810 no podrá prescindirse de su nombre, el más grande e ilustre de
cuantos hasta ese momento dispone la Patria. Su estrella brillará por última vez en 1811. Su
papel cumplido será el de Precursor de la Independencia Americana. (Quintero, 2006). 50
En la ocasión de invadir el Ejército Napoleónico a España en 1808, la aristocracia
criolla representada en los Cabildos encuentra la oportunidad de apoderarse del gobierno.
El 19 de abril de 1810, el poder le es arrebatado al Capitán General en Caracas y el
Cabildo es transformado en Junta Suprema Conservadora de los Derechos de Fernando VII
con una representación popular ilegítima de acuerdo a lo establecido. La Junta se declara
soberana y provisional. Para atraerse la simpatía del pueblo al que sistemáticamente el
Cabildo había negado los beneficios sociales, la Junta dispone medidas reformadoras y
progresistas. Por otra parte, se convoca a las provincias a seguir el ejemplo de Caracas y se
hace un llamado a los Cabildos americanos para obtener la unidad continental. La Junta
despacha misiones diplomáticas a Curazao, Antillas, Estados Unidos, Inglaterra y Nueva
Granada. A Londres viajan Luis López Méndez, Andrés Bello y el coronel Simón Bolívar.
En este viaje Bolívar y Bello establecen contacto con Miranda. Conocen también al
original e importante pedagogo José Lancaster. En Inglaterra quedan López Mendez y
Bello. Bolívar regresa y estimula a Miranda quien también viene a Venezuela a tiempo para
participar en las elecciones al Congreso y obtener la diputación por El Pao. La presencia de
Miranda causa conmoción. La junta trata de impedir su desembarco pero el pueblo lo
acompañó en triunfo hasta Caracas. Muchos personajes se ponen en guardia contra él cuyo
objetivo es proveer la independencia. Para ello utiliza a la Sociedad Patriótica como medio,
a cuya presidencia sube e intenta congraciarse con los sectores populares.
Las provincias de Maracaibo y Guayana van a pronunciarse en desacuerdo. Las
provincias de Cumaná, Margarita y Barinas se pronuncian de acuerdo. Ciertas villas van a
aprovechar para constituirse en provincia como Coro que dependía de Caracas, Mérida y
Trujillo de Maracaibo y Barcelona de Cumaná. Estas villas, a excepción de Coro, estaban
de acuerdo con el llamado de la Junta.

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