Valencia, Capital energética y polo femenino de Venezuela
HECHOS POSTERIORES
Después del fracaso de la Convención de Ocaña, Santander partió a Cúcuta y luego aBogotá.
El 13 de junio de 1828, un movimiento popular en Bogotá, promovido por el general Pedro Alcántara Herrán, intendente y comandante general del departamento de Cundinamarca, proclamó a Simón Bolivar dictador y firmó una carta revocando los poderes de los diputados de Bogotá a la Gran Convención, se desconocían los actos de la Constituyente de Ocaña y se encargó a Bolivar el mando supremo de la nación.
El 27 de agosto de 1828, Simón Bolívar promulgó el Decreto Orgánico, que llamó "Ley Fundamental" por medio del cual asumió la dictadura y dejó sin vigencia la Constitución de Cúcuta. El 11 de septiembre de 1828 Estanislao Vergara, Ministro de Relaciones Exteriores comunicó a Santander que había sido designado como Ministro Plenipotenciario de Colombia, ante el gobierno de Estados Unidos.
§ ACADEMIA COLOMBIANA DE HISTORIA. Segundo Congreso Grancolombiano de Historia: Sesquicentenario de la Convención de Ocaña, 1828-1978. Bogotá: Biblioteca de Historia Nacional, 1978.
§ BOTERO SALDARRIAGA, ROBERTO. El Libertador Presidente. Bogotá: Talleres de la Librería Nueva, 1932.
§ GUERRA, JOSÉ JOAQUÍN. La Convención de Ocaña. Cali: Biblioteca del Banco Popular, 1978. 2 v.
§ MEDINA CHIRINOS, CARLOS. La Convención de Ocaña: palabras sobre su disolución. Maracaibo: El Siglo, 1911
§ NÚÑEZ PELÁEZ, ALFONSO. La gran Convención de Ocaña. Bogotá: Clac Impresores, 1978
§ PERU DE LACROIX, LUIS. Diario de Bucaramanga. Caracas: Comité Ejecutivo del Bicentenario de Simón Bolívar, 1982
§ RODRÍGUEZ, JOSÉ SANTIAGO. La Convención de Ocaña: diario del Lcdo. José Santiago Rodríguez. Caracas: Tip. Americana, 1934
§ GARCÍA- HERREROS S, Orlando. Apuntes de Derecho Constitucional Colombiano. Ed. Fondo de Publicaciones Universidad Sergio Arboleda
§ HENAO HIDRÓN, Javier. Panorama del Derecho Constitucional Colombiano. Ed. Temis.
§ NARANJO MESA, Vladimiro. Teoría Constitucional e Instituciones Políticas. Ed. Temis S.A.
§ PÉREZ ESCOBAR, Jacobo, Derecho Constitucional Colombiano, Ed. Temis S.A.
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ASESINATO DE SUCRE
El 4 de junio de 1830, día viernes, muy temprano por la mañana, Antonio José de Sucre toma el camino de su cita final. En el sendero estrecho a Cabuyal, en las montañas de Berruecos, cuatro asesinos contactados por José María Obando lo esperaban. Ellos eran: Apolinar Morillo, venezolano, Andrés Rodríguez y Juan Cruz, peruanos, y Juan Gregorio Rodríguez, de Tolima, Colombia. Cuando pasa la comitiva, una voz grita: «¡General Sucre!». El joven General, de apenas 35 años de edad, voltea y en el acto suenan los disparos. Sólo pudo oírsele decir: «¡Ay balazo!». Y cayó muerto el novel General cumanés, víctima de las intrigas y las ambiciones.
Al conocer la noticia, Bolívar, lleno de dolor, exclama: «Se ha derramado, Dios excelso, la sangre del inocente Abel...
NECROLOGIA
El General en Jefe Antonio José de Sucre ha sido asesinado el 4 de junio de 1830: y Colombia debe llorar su muerte como una pérdida nacional.
El General Sucre nació en Cumaná, capital del departamento de Maturín, en el año de 1795. Su primera educación fue de las mejores que en aquella época se proporcionaban en estos países.
La revolución del año de 10 encontró a Sucre al salir de la puericia. La flor de la juventud, impelida de un instinto noble y del amor á su patria, corrió á las armas, sin esperanzas de hacer fortuna, y sin más objeto que la gloria y la libertad. De este número fue Sucre.
Desde luego se presintieron sus destinos. El se consagró al estudio que debía hacerle digno de su elevación.
Unió su aplicación estudiosa al amor del orden, á la subordinación estricta y a la obediencia a las leyes.
Con estas disposiciones sirvió desde el año de 10 y ascendió sucesivamente desde subteniente hasta Coronel.
Su capacidad y su mérito le hicieron destinar al Estado Mayor, y en este ramo importante del servicio mereció ser elevado al empleo de General de Brigada, en tiempo en que no se prodigaban tan elevados puestos de la milicia.
En el año de 20 fue la entrevista del Libertador con el General del ejército español don Pablo Morillo. Un armisticio y la regularización de la guerra fueron los efectos de aquel suceso memorable. El General Sucre, ya distinguido por sus talentos, por sus luces, por su destreza y su discreción, fue uno de los escogidos para concluir los convenios; y ellos serán siempre un monumento de su tino y capacidad en los negocios diplomáticos.
Hasta entonces la carrera militar del General Sucre, ni fue oscura ni brillante; porque no había mandado cuerpos de ejército, y porque comúnmente el brillo de las armas no refleja sino en la espada del General.
El año de 21 comienza su época gloriosa. El departamento de Guayaquil había arrojado el yugo español, y necesitaba de un Jefe que dirigiera sus movimientos y lo pusiera á cubierto de las empresas de los enemigos que ocupaban al Ecuador, Asuay y una parte del Cauca. El General Sucre fue escogido para esta empresa importante y trascendental.
El salvó á Guayaquil, cuando la traición de un Jefe expuso el Departamento a recaer en poder de los españoles: reanimó los espíritus, inspiró confianza, restableció el orden, organizó los escuadrones de Yaguachi y preparó la victoria de Pichincha.
En Pichincha consumó la creación de la República. Con el Sur libre, se presentó al universo Colombia en su integridad natural, y se fundaron las esperanzas de la libertad del Perú y de la creación de dos nuevas repúblicas; su recompensa fue el ascenso a General de División.
Pasto se libertó en Pichincha, y Pasto mal aconsejado se armó nuevamente contra sus libertadores. Correspondía al General Sucre asegurar el fruto de su victoria: fue encargado de someter de nuevo á Pasto, y correspondió á la confianza que de él se hizo con la celeridad y gloria con que están marcadas todas sus empresas.
El genio, el mérito, la misma gloria lo llamaban al Perú, Precedió al Libertador, fue acogido con entusiasmo y encargado del Gobierno del Estado en una situación demasiado crítica. Sus esfuerzos correspondieron á la confianza que de él se tuvo: y conservó la autoridad hasta que fue encargada al Libertador.
Fue preciso crear y organizar el ejército, y conferir el mando á un General experimentado y digno de acometer y dirigir la ardua empresa de arrojar al ejército español de todo el, Perú. La elección recayó en el General Sucre, aunque era el más moderno de los de su grado que existían allí.
No permiten los límites de este artículo referir todo lo que hizo aquel diestro capitán. Jamás vió la América un ejército más disciplinado, más moral, ni más digno de un perfecto General. Sus movimientos estratégicos, su retirada, la elección del campo en que debía triunfar, todo fue grande, todo inspiró respeto á los enemigos, y todo contribuyó á la esplendidez de la más señalada victoria sostenida en el Nuevo Mundo.
Bolivia fue una creación de Ayacucho, y los bolivianos, en su exaltación, escogieron para su primer gobernante al que les dió el ser. El General Sucre presidió los destinos de aquella nueva República con acierto y justicia. Allí desenvolvió sus talentos administrativos, el genio de un fundador y las miras extensas de un grande hombre. Zanjó los cimientos de un hermoso edificio, y resolvió dejar el mando supremo y volver a su patria, por vivir como ciudadano y dar un ejemplo práctico de republicanismo.
Pisó las playas de su patria cuando ya la guerra con el Perú era inevitable. El fue precedido de la noticia de su próxima llegada; y el Gobierno quiso aprovechar esta ventaja. Le nombró Jefe superior político y militar de los Departamentos del Sur, y el suceso justificó la elección. El General Sucre aceptó el mando por el tiempo preciso de la campaña. Formó su plan de operaciones, hizo mover los cuerpos, escogió á Tarquí para teatro de su última proeza, dió la batalla, triunfó, concluyó el memorable convenio de Girón y dejó de mandar.
Estaba convocado el Congreso constituyente que debiera fijar los destinos de Colombia, y Cumaná su país natal, puso los ojos en él. Sus distinguidas cualidades decidieron á aquel cuerpo a elegirlo para su Presidente, y posteriormente para la ardua comisión que se dirigió á Venezuela. Ella no tuvo el suceso prometido; empero sirvió para mostrar su capacidad. Habiendo regresado á la capital, resolvió marchar precipitadamente á los Departamentos del Ecuador, donde creía su presencia importante. El fue advertido de los riesgos que corría, y confiado en su nombre y en su mérito, no quiso tomar las precauciones convenientes.
Esto lo perdió. El día 4 de junio en la montaña de Berruecos cerca de Pasto, recibió una descarga de fusilaría que lo privó de la vida. El Prefecto y Comandante General del Cauca están (en 1830) practicando las diligencias más activas en el descubrimiento y persecución de los asesinos. ¡Así murió a los 35 años de edad el vencedor de Ayacucho! ¡Así acabó su vida corta, pero tan llena de merecimientos!.
Si hubiera exhalado su espíritu sobre el teatro de la victoria; con su último aliento habría dado gracias al cielo de haberle reservado una muerte gloriosa; pero asesinado cobardemente en una oscura montaña, él deja á su patria el deber de perseguir esta alevosía, y de adoptar medidas que corten nuevos escándalos y la repetición de escenas tan lamentables
como oprobiosas.
Gaceta de Colombia
Si llevamos al pasado lo que estamos viendo con Juan Manuel Santos. es una
falacia hablar de la relación amistosa y hermana de Simón Bolívar y Francisco de
Paula Santander, por la condición ideológica, política y humana de ambos Generales
y en ese sitio ingresa Valencia, por qué. POrque ni Bolívar nos veía como
nación, éramos un Departamento de la Gran Colombia, las bolas que tuvo
Jaime Lusinchi para parar el Caldas, sólo las han tenido los valencianos con
el general José Antonio Páez a la cabeza, para luchar por la independencia
absoluta del país, su formación como nación libre e independiente, no la
bolsería que dice Hugo Chávez, que rompimos el "sueño de Bolívar? Eramos los
pagapeos, los menospreciados por Francisco de Paula Santander, el cachaco,
el que si sabe, y si queríamos ser alguien como país, había que romper las cadenas de
la dependencia de alguien que nos ve con ojos de culebra y risa de superioridad.
No es que Chávez sea Bolívar, NO POR DIOS, pero sigan los artículos de Rafael
Poleo y verán el vueltón que darán al caso Makled y aqui no hay un solo líder
que nos represente con dignidad como hizo Lusinchi, por tanto en La Cosiata
y en el Congreso Constituyente de 1830 se fundó Venezuela y desde ahi somos
un país soberano...a menos que sigamos colocándonos en manos de incapaces
como Chávez y sus inmorales ministros, para que seamos una pelota de bolsas
que se mueve al son que toque Fidel Castro y al que ahora también nos están
tocando otras naciones por la ignorancia de quienes nos dirigen...
El 27 de febrero de 1830, se abrieron las Asambleas primarias para el nombramiento de los electores que habían de designar en cada Provincia a los Diputados al Congreso Constituyente. Fueron escogidos los diputados que se reunieron en Valencia a partir del 6 de mayo de 1830 para tratar el tema de la disolución de la Gran Colombia, con la separación de Venezuela. El Diputado José Luis Cabrera, al proponerse un pacto con Colombia, declara: «Que el enunciado pacto no puede tener lugar, mientras exista en el territorio colombiano el General Simón Bolívar». En este Congreso muere la Gran Colombia y nace el nuevo Estado, la República de Venezuela.En el Congreso de 1830, se procedió a discutir y sancionar la Constitución Nacional, que fue promulgada el 22 de septiembre de dicho año, y que estuvo vigente hasta 1858 (a partir de 1830 Venezuela ha tenido 26 constituciones, algunas de las cuales han sido meras modificaciones de forma a las que antes existían).Simon Bolivar es muy importante en la historia de venezuela puesto que contribuyó de manera decisiva su independencia y de las actuales Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá y Perú es verdad, pero Venezuela nace de otra mano que no creía en unidades
de pérdida para el país, sino en dignidad de nación soberana
Por eso es valencia capital energética de Venezuela: El tal bolivarianismo era dependencia
de unos cínicos, de Santander y los suyos, la libertad era la exigencia de la nación ya liberada
El Congreso Constituyente de Valencia estableció las
bases que dieron validez legal y jurídica a la
separación de Venezuela de la República de
Colombia, al elaborar la Constitución
del 6 de mayo de 1830.Esta Constitución fue elaborada por diputados
pertenecientes a los grupos mantuanos criollos
que insurgieron contra España en 1810; lo cual
explica por qué el instrumento legal creado no
concedió derechos a los esclavos ni a los
hombres libres pobres.En tal sentido, para ser considerado ciudadano
era requisito indispensable poseer bienes de fortuna.
La Constitución de 1830 adoptó una forma de
gobierno centro federal, conciliando la necesidad
de un Estado centralista con derecho de autonomía
federal de las provincias.
La Constitución proclamada por el Congreso de
Valencia en 1830 dio legalidad a la separación
de Venezuela de la Gran Colombia. De su contenido
surgieron las bases jurídicas y la organización
política de Venezuela.A pesar de la oposición a los proyectos de
bolivarianos ¿Cuáles si eran para seguir siendo
el departamentucho colombiano? manifestada
por los diputados ahitos de libertad,
del Congreso de Valencia, en el fondo
admitieron las razones expuestas por
Bolívar para oponerse al sistema federal
de gobierno, por consiguiente, en la
Constitución acogieron un sistema mixto,
de tipo centro-federal, para gobernar
la nueva república y eso es otra cosa
La visión de Simón Bolívar de unir a los estados
suramericanos en una gran república se realizó
el 17 de diciembre de 1819, en el Congreso
de Angostura, en el cual se dictó la ley fundamental
de la República de Colombia, que consagró
jurídicamente la formación de una sola república
formada por la Capitanía General de Venezuela
y el Virreinato del Nuevo Reino de Granada.
Al crearse la República de Colombia, se convocó el congreso que debía promulgar la constitución de un nuevo estado. La constitución de Angostura no podía ser ampliada hasta llegar a Colombia debido a que había sido elaborada para Venezuela por los representantes de las provincias venezolanas. La nueva nación comprendía otros territorios, cuyos habitantes debían estar representados en la elaboración de la carta fundamental. El Congreso Constituyente se instaló en Cúcuta el 6 de mayo de 1821.Los aspectos más importantes de esta Constitución de la República de Colombia fueron los siguientes:
1.-
El territorio de la República quedó dividido en Departamentos, Provincias, Cantones y Parroquias, bajo en mando de Intendentes, Gobernadores y Alcaldes.
2.-
Se adoptó un régimen de gobierno centralista.
3.-
Se dividió el Poder Público en Legislativo, Ejecutivo y Judicial.
4.-
El territorio se dividía en los departamentos de Cundinamarca, Venezuela, Quito, y como capital Bogotá.
Bolívar era el Presidente, el General Francisco de Paula Santander, el vicepresidente y José Antonio Páez, el Jefe Civil y Militar del departamento de Venezuela.Causas de la revoluciónEn sus inicios, La Cosiata, no pretendía separar a Venezuela de La Gran Colombia, sino modificar la Constitución de Cúcuta; así como romper relaciones con Bogotá y manteniéndose bajo el mandato del Libertador.Existieron elementos que provocaron este movimiento:
•
Con la creación de la Gran República, todos los territorios que la formaban atendían al gobierno central ubicado en Bogotá.
•
Los jefes o caudillos locales no querían seguir recibiendo órdenes del régimen bogotano.
•
La decisión del Congreso de Bogotá de suspender al General Páez del cargo de Jefe Civil y Militar que venía desempeñando en Venezuela, bajo el argumento que Páez estaba abusando del poder con el reclutamiento de ciudadanos para el alistamiento militar. Las reacciones de las municipalidades de Caracas y Valencia no se hicieron esperar, ratificaron a Páez en su cargo, lo que indicaba un ejemplo de desobediencia al gobierno.
Ante la situación con el General Páez, las municipalidades de Valencia y Caracas tomaron la iniciativa y aprovecharon el incidente para promover la agitación y protestar por la orden judicial. Como consecuencia, Páez asumió el gobierno de Venezuela y se comprometió a no obedecer órdenes del Gobierno Central de Bogotá.
La convención de OcañaEsta reunión se celebró el 2 de Abril de 1828; su finalidad era la modificación, por parte del Congreso de Nacional de Colombia, de la constitución de Cúcuta. La convención se dividió en dos bandos centralistas y federalistas. El enfrentamiento entre ambas tendencias estableció el fracaso de la convención.La minoría bolivariana abandonó la asamblea y proclamó la dictadura de Simón Bolívar. Éste asumió el mando supremo de la República el 24 de junio de 1828.El 23 de Noviembre de 1829 el gobernador de Carabobo reunió una Asamblea popular en Valencia. Esta aprobó por mayoría, la separación de Venezuela de la República de Colombia. Allí se acordó que Venezuela no debía continuar unida a Nueva Granada y Quito.El Nacimiento de la República de VenezuelaEn el año de 1830 se promulgó la primera constitución del país, luego de la separación de la Gran Colombia. En ella se estableció un gobierno centro-federal, para tratar de buscar un punto de equilibrio entre las exigencias de los centralistas bolivarianos y los federalistas. El periodo constitucional se estableció en cuatro años y el presidente no podía ser reelecto para el período inmediato.El Poder Legislativo estaba representado por el Congreso de la República el cual estaba formado por una cámara de representantes y una cámara de senadores. Los primeros eran elegidos por cuatro años y los segundos por períodos de dos años.El Consejo de Gobierno constaba de tres despachos: Interior y Justicia, Hacienda y el de Guerra y Marina. El sistema de gobierno era republicano, representativo, alternativo y responsable. El gobierno lo ejercía la oligarquía conservadora.El General José Antonio Páez, ejercía el poder en Venezuela. También fue elegido para ejercer la presidencia provisional, acompañado por el Dr. Diego Bautista Urbaneja como vicepresidente.Páez llegó a pedir la expulsión del Libertador del territorio de Venezuela y del territorio de colombiano. Cuando Bolívar abandona el poder para volver a Venezuela, el gobierno colombiano le participa esta decisión. Bolívar muere en Santa Marta en la quinta de San Pedro de Alejandrino en 1830.En cuanto a la división territorial se establecieron 11 provincias las cuales fueron: Apure, Barcelona, Barinas, Carabobo, Caracas, Coro, Cumaná, Guayana, Maracaibo, Margarita y Mérida.La separación de la Gran Colombia representa el inicio de los problemas limítrofes que Venezuela presenta hasta la actualidad, un conjunto de decisiones erradas que tuvieran como consecuencia la perdida de miles de Kilómetros de Territorio Venezolano.Fuentes consultadas:Fundación Polar (1997). Diccionario de Historia de Venezuela. Caracas. Venezuela.
MUERTE DE SIMON BOLIVAR
El 17 de diciembre de 1830, en la Quinta «San Pedro Alejandrino», cerca de Santa Marta (Colombia), dejó de existir el Muerte Genio de la Libertad, el más Grande Hombre de América. A la 1 en punto de la tarde, «murió el sol de CCo, Simón Simón Bolívar. Había recibido de manos del Cura de la aldea de Mamatoco los Santos Sacramentos. Después de haber dado libertad a tantos millones de suramericanos, Bolívar se halla en su último instante muy solo. Apenas le rodean Mariano Montilla, Fernando Bolívar, José Laurencio Silva, Portocarrero, el edecán Wilson, Ibarra, Cruz Paredes, José María Carreño...
El médico de cabecera Alejandro Próspero Reverend, viendo que llegaba el momento supremo los llamó y les dijo: «Señores, si queréis presenciar los últimos momentos y postrer aliento del Libertador, ya es tiempo». Pero, indudablemente, Bolívar continúa vivo en el corazón de los pueblos, en la ideas que parecen escritas para nuestros días, en las acciones que son permanente ejemplo para todos aquellos que sienten de verdad lo que es una patria redimida. El Sol de Colombia sigue brillando.
Bolívar lo vivió. Destituido de todos sus cargos por la oligarquía grancolombiana —asesinado, antes, su noble amigo el mariscal Sucre que ganara en los Andes, en 1824, la última batalla de la Independencia y es necesario decir que nunca se supo quién le preparó la emboscada de la muerte—, fue abandonado, Bolívar, a su suerte. Camino de su destierro a Venezuela, sublevada ya ante su posible llegada porque iba precedido de la apelación de dictador, Bolívar no tuvo a su lado nada más que un grupo de amigos: contados con los dedos.
Enfermo, le curaba el médico francés Alejandro Prospero Reverend. Arribado a la ciudad costeña de Santa Marta, el Libertador no encontró techo de recepción nada más que en la casa de un español: Joaquín de Mier. Ya próximo a la muerte se refugió en la Quinta de San Pedro Alejandrino. Esta mansión pertenecía, también, al mismo español. En San Pedro Alejandrino pronunció aquella invocación a la ironía: "Jesucristo, Don Quijote y yo hemos sido los más insignes majaderos de este mundo".
AÑOS FINALES
Los últimos dos años de la vida de Bolívar están llenos de amargura y frustración. Hizo un balance de su obra, comprobando que lo más importante quedó sin hacer mientras lo hecho se desmoronaba. La independencia integral de América, el plan para llevar las tropas libertarias a Cuba, Puerto Rico y Argentina, que se aprestaba a una guerra contra el imperio brasileño, o a la España monárquica, si fuera necesario, quedaban como lejanas utopías imposibles de realizarse. La confederación grancolombiana, o la andina, o la anfictionía americana, todo eso que estuvo a punto de cumplirse, debía posponerse ante otro tipo de problemas inmediatos: fuerzas del Perú invadieron el Ecuador, y su expulsión le llevó casi todo 1829. El general José María Córdova, uno de sus más cercanos amigos, dirigió una revuelta y fue asesinado. El general Páez, desobediente y desleal, se le insubordinó también y declaró la separación de Venezuela. Se vio obligado a expulsar de Colombia a Santander, antes uno de sus mejores aliados. A comienzos de 1830, Bolívar regresó a Bogotá para instalar otra vez un Congreso Constituyente; ante esa soberanía, renunció irrevocablemente. Ahora sólo deseaba irse lejos de Colombia, a Jamaica o a Europa, aunque vaciló y pensó que bien valía la pena comenzar de nuevo, reuniendo a sus leales en la costa colombiana. Varios sectores del ejército se levantaron, esta vez en su favor, pero ya era tarde. Cada vez más enfermo, logró llegar a Cartagena a esperar el buque que lo alejaría de tanta ingratitud. Para su mayor desgracia, recibió en Cartagena la noticia de que Sucre, el más capaz de sus generales y tal vez el único que podía sustituirlo, había sido asesinado en Berruecos, a los 35 años de edad.
Contemporizando con la muerte que ya se anunciaba, aceptó la hospitalidad que le ofrecía el generoso español Joaquín de Mier, para llevarlo a su finca, un trapiche llamado San Pedro Alejandrino, en las proximidades de Santa Marta, a descansar. Tradicionalmente se ha dicho que Bolívar estaba tuberculoso, pero algunos médicos sostienen hoy día que una amibiasis le atacó el hígado y los pulmones. Dictó testamento el 10 de diciembre de 1830. Ese mismo día emitió su última proclama pidiendo, rogando por la unión. Siete días después, a la una de la tarde, como dijo el comunicado oficial, «murió el Sol de Colombia». Vivió 47 años, 4 meses y 23 días. Sepultado en la iglesia mayor de Santa Marta, allí quedó su corazón, en una urna, cuando los restos fueron llevados a Caracas doce años después.
Un recuento de su obra militar no encuentra similar en la historia de América. Participó en 427 combates, entre grandes y pequeños; dirigió 37 campañas, donde obtuvo 27 victorias, 8 fracasos y un resultado incierto; recorrió a caballo, a mula o a pie cerca de 90 mil kilómetros, algo así como dos veces y media la vuelta al mundo por el Ecuador; escribió cerca de 10 mil cartas, según cálculo de su mejor estudioso, Vicente Lecuna; de ellas, se conocen 2939 publicadas en los 13 tomos de los Escritos del Libertador; su correspondencia está incluida en los 34 tomos de las Memorias del general Florencio O'Leary; escribió 189 proclamas, 21 mensajes, 14 manifiestos, 18 discursos y una breve biografía, la del general Sucre. Personalmente, o bajo su inspiración, se redactaron cuatro Constituciones, a saber: la Ley Fundamental del 17 de diciembre, creadora de Colombia (Angostura); la Constitución de Cúcuta (1821); el proyecto de Constitución para Bolivia (1825); y el decreto orgánico de la dictadura (1828). No tuvo tiempo para completar su obra magna: la unidad política de Latinoamérica, la liberación de Cuba y Puerto Rico, el apoyo a Argentina contra el imperio brasileño, la Confederación Andina (1825), la ayuda a la propia España para liberarse de los monarquistas (1826), en fin, el establecimiento de una sociedad utópica, donde se logre «la mayor suma de felicidad posible, la mayor suma de seguridad social y la mayor suma de estabilidad política» (1819). En 20 años de intensa vida política, 7538 días de actividad revolucionaria, a partir de su misión diplomática a Londres (1810) y hasta su deceso en Santa Marta, casi no hubo día en que no redactara una carta o emitiera un decreto, o que recorriera 13 kilómetros diarios en promedio.
América ha reconocido a Bolívar como el paradigma y símbolo más querido de su identidad y soberanía. En 1842 el Congreso de Venezuela dispuso que las cenizas del Libertador fueran trasladadas con toda pompa de Santa Marta a Caracas y reposan hoy en el magnífico Panteón Nacional. En 1846 Colombia puso la estatua de Pietro Tenerani en el centro de Bogotá. En 1858 Lima le erigió una estatua ecuestre, reconociéndolo como Libertador de la nación peruana.
En 1891 Santa Marta puso una estatua de mármol junto a la Quinta de San Pedro Alejandrino. Ya desde la segunda mitad del siglo XIX se le levantaron monumentos en casi todas las ciudades importantes de América y en muchas de Europa. Se cumplió así la insuperable sentencia de Choquehuanca: «Con los siglos crecerá vuestra gloria como crece la sombra cuando el sol declina».
RASGOS FISICOS
Y ahora sí, próximo a la plenitud, aunque sólo tenía veintitrés años, y enriquecido por conocimientos y observaciones sobre los cuales había aprendido a reflexionar, podemos comenzar a buscar en él al futuro Libertador. Tal como se presentó en Caracas le convenía ya, con las salvedades imprescindibles, el retrato que muchos años después le hizo su edecán O'Leary: "Bolívar -escribe- tenía la frente alta, pero no muy ancha, y surcada de arrugas desde temprana edad, indicio de pensador; pobladas y bien formadas cejas; los ojos negros, vivos y penetrantes; la nariz larga y perfecta: tuvo en ella un pequeño lobanillo que le preocupó mucho, hasta que desapareció en 1820 dejando una señal casi imperceptible; los pómulos salientes; las mejillas hundidas, desde que lo conocí en 1818; la boca fea y los labios algo gruesos. La distancia de la nariz a la boca era notable. Los dientes blancos, uniformes y bellísimos; cuidábalos con esmero. Las orejas grandes pero bien puestas. El pelo negro, fino y crespo lo llevaba largo en los años 1818 a 1821, en que empezó a encanecer. Y desde entonces lo usó corto. Las patillas y bigotes rubios; se los afeitó por primera vez en el Potosí, en 1825. Su estatura era de cinco pies seis pulgadas inglesas. Tenía el pecho angosto; el cuerpo delgado, las piernas sobre todo. La piel morena y algo áspera. Las manos y los pies pequeños y bien formados que cualquier mujer habría envidiado. Su aspecto, cuando estaba de buen humor, era apacible, pero terrible cuando irritado: el cambio era increíble.
"Hablaba mucho y bien; poseía el raro don de la conversación y gustaba de referir anécdotas de su vida pasada. Su estilo era florido y correcto; sus discursos y sus escritos están llenos de imágenes atrevidas y originales. Sus proclamas son modelos de la elocuencia militar. En sus despachos lucen, a la par de la galanura del estilo, la claridad y la precisión. En sus órdenes, que comunicaba a sus tenientes, no olvidaba ni los detalles más triviales, todo lo calculaba, todo lo preveía".
"Tenía el don de la persuasión, y sabía inspirar confianza a los demás. A esas cualidades se deben, en gran parte, los asombrosos triunfos que obtuvo en circunstancias tan difíciles, que otro hombre sin esas dotes y sin su temple de alma se habría desalentado. Genio creador por excelencia, sacaba recursos de la nada".
"Gran conocedor de los hombres y del corazón humano, comprendía a primera vista para qué podía servir cada cual; muy rara vez se equivocó. Hablaba y escribía francés correctamente, e italiano con bastante perfección; de inglés sabía poco, aunque lo suficiente para entender lo que leía. Conocía a fondo los clásicos griegos y latinos, que había estudiado, y los leía siempre con gusto en las buenas traducciones francesas".
Así lo verían, a su regreso, en Caracas. Ahora sí era verdad que "nadie lo reconocería", según la expresión hiperbólico que usan en Venezuela, sobre todo los ancianos, para indicar los cambios experimentados por un joven.
PERSONALIDAD
Nota sobresaliente en la faceta intelectual de El Libertador es la objetividad, o sea, la característica mental que permite reconocer y apreciar los hechos -independientemente de la simpatía o antipatía que puedan inspirar- en su tamaño propio y dentro de estructuras totales.
La objetividad en Bolívar se expresa en dos direcciones. Una individual, que denominaremos autocrítica, concretada en el exacto conocimiento de sí mismo. Y otra referida hacia los demás, y que llamaremos ecuanimidad.
En el político es fundamental conocerse. Es rara esta cualidad; lo corriente es que el individuo ignore sus posibilidades, que se supervalore o se subestime, que tenga entrabada su personalidad por una de esas embarazosas armaduras psíquicas que son los complejos. En el prepórtico de su vida pública, Bolívar escribió: "Es siempre útil el conocerse, y saber lo que se puede esperar de sí". Con claridad entendió cuál era su empresa, y no se equivocó en cuanto a su temperamento y sus aptitudes. Dice que no está hecho para la función sedentaria y que detesta la administración. Sabe que los peligros lo tonifican; siente que su ánimo se estimula ante la adversidad. No pide reposo material para pensar mejor; sabia abstraerse, aislarse en medio de humanos torbellinos y concentrarse en la meditación de sus ideas. "Hay hombres -decía- que necesitan estar solos y bien retirados de todo ruido para poder pensar y meditar; yo pensaba, reflexionaba y meditaba en medio de la sociedad, de los placeres, del ruido y de las balas. Sí, me hallaba solo en medio de mucha gente, porque me hallaba con mis ideas y sin distracción".
En cuanto a su personalidad mental -en sentido estricto- la apreciación más exacta, comprobable por quienquiera que analice su obra, es la que de manera condensada él mismo formula así en 1825: "No soy difuso.... soy precipitado, descuidado e impaciente..., multiplico las ideas en muy pocas palabras".
Un testimonio fidedigno, aparte de los escritos a disposición del más severo examen, el de Luis Peru de Lacroix en 1828, confirmará la concisión bolivariana. Peru de Lacroix lo vio y observó muy de cerca: "En todas las acciones de El Libertador y en su conversación se ve siempre, como he dicho, una extrema viveza: sus preguntas son cortas y concisas; le gustan contestaciones iguales, y cuando alguno sale de la cuestión, le dice, con una especie de impaciencia, que no es lo que ha preguntado: nada difuso le gusta".
Su precipitación la había observado desde su niñez; en la primera carta que de él se conserva dice que se le "ocurren todas las especies de un golpe". Esa precipitación le impedirá ser más afortunado y certero en la planificación de ciertas instituciones. Es igualmente fácil comprobar lo que afirma sobre su descuido e impaciencia.
Merece consideración particular su aserto autocrático de que multiplica las ideas en muy pocas palabras. El mérito de Bolívar, implícito en su peculiar don de síntesis, es el de su riqueza conceptual e ideológica. Podrían citarse muchas expresiones suyas, líneas breves con una potencia de enseñanza insospechada a simple vista. Por esta característica, su pensamiento ha sido objeto de las más diversas interpretaciones; algo parecido a lo que, salvando la distancia, ocurre con versículos bíblicos. Todos los traficantes políticos, los gestores de todos los partidos americanos han buscado en palabras de Bolívar, banderas para sus parcialidades; ello no lo asombra: "Con mi nombre se quiere hacer en Colombia el bien y el mal, y muchos lo invocan como el texto de sus disparates". Medítese la frase: el texto de sus disparates, y se comprenderá por qué ha sido difícil para el lector ordinario, acostumbrado a las informaciones indirectas, el conocimiento verídico de las ideas de Bolívar. En la mayor parte de los casos, el lector común, nuestro hombre medio, precisamente aquél para quien forjó El Libertador su doctrina, se halla perplejo al no poder separar la propaganda de la verdad. Son muy escasos los intérpretes objetivos y globales del pensamiento bolivariano; todavía se persiguen en la obra de El Libertador expresiones sueltas para pretender justificar indignidades o cubrir miserias. A Bolívar no puede comprendérsele si el estudioso no posee al par que una mentalidad científicamente capaz, comprensiva y avisada, una gran escrupulosidad ética. Aún abundan esos que hábilmente silencian la voz acusadora de Bolívar, para dar resonancia a la parte que parece servirles en sus aventuras; pero si esta traición al pensamiento bolivariano, en cuanto a un inteligente escamoteo de sus palabras, es absolutamente perniciosa, más lo es aún la interpretación desagajada de su unidad original. Son solidariamente culpables del pésimo conocimiento que se tiene de Bolívar, todos sus intérpretes fragmentarios. Su obra no es para leerse y comprenderse por cuotas, ni para asimilarse en frases aisladas. El estudio honesto, y naturalmente el estudio científico -con la ética propia de la investigación auténtica- ha de penetrar en la unidad, ha de reconstruir previamente el panorama; en este sentido el método indicado es buscar la estructura, entender en conjunto y asimilar de manera global. Tal es la fórmula para un acercamiento válido a su obra; y no se crea que ésta es una recomendación más o menos influída por los métodos científicos en boga; es pauta del propio Libertador, quien precisamente refiriéndose al Discurso de Angostura -su más densa expresión política- da al futuro la técnica interpretativa por intermedio de su amigo Don Guillermo White: "Tenga Ud. la bondad de leer con atención mi discurso, sin atender a sus partes, sino al todo de él".
Múltiples testimonios de un espíritu ecuánime, de una mentalidad objetiva capacitada para mirar la verdad sin apasionamiento, hallamos repetidas veces en su obra. Su ecuanimidad no se empaña ni se desmiente, ni siquiera cuando se trata de hechos que le atañen por referirse a su familia. Tampoco cuando se trata de sus amigos; los conoce bien, y sabe dónde pueden dar el mejor rendimiento.
Sus aciertos en la apreciación de méritos son notables, el cariño no logra desviarlo; así dice llanamente a Santander en 1823: "los intendentes de Bogotá y Caracas son eminentemente malos, con ser los mejores del mundo y mis mejores amigos". Esta virtud mental posee mucho interés para la estimación de su labor intelectual; ya no habrá sorpresa cuando se diga que El Libertador era un observador de mirada precisa, capacitado para formular una crítica imparcial. Esta cualidad especialmente ha de tener fecunda proyección en su opinión política, sociológica e histórica.
Era además un hombre de mirada aguda; no pasaba tan inadvertidamente por encima de las cosas mínimas, como ordinariamente se cree. Está siempre atento a su circunstancia con ojos que abarcan a los grandes hechos y a los pequeños: en Guayaquil nota prontamente que se casan muy tempranos los muchachos; desde Lima subraya que "en Caracas era moda pensar todos mal contra el gobierno". Y véase igualmente el caso del joven Michelena a quien destituye en Lima; la conducta de Bolívar responde en este caso a un cuidadoso proceso de observación.
Su don observador unido a su ecuanimidad llévalo a un conocimiento exacto de sus hombres; ya anotamos que conocía las aptitudes de éstos.
Estudiaba la personalidad psíquica de sus amigos, y aplicaba a cada uno el tratamiento adecuado; en este sentido es un psicólogo espontáneo, sus cartas más cuidadosas y políticas son para Santander, sus cartas más plenas de nobleza y afecto son para Sucre.
Por último en la fisonomía intelectual de Bolívar señalaremos su tendencia discreta al humorismo, la facilidad para captar -hasta en momentos serios- la nota risueña. Asimismo llamamos la atención sobre su forma tan espontánea de mezclar expresiones populares en sus cartas; Bolívar repetía frases del vulgo, conocía sus refranes y los aplicaba con tino
Cualidades morales de Bolívar son la nobleza de espíritu y la constancia. La nobleza espiritual ya supone una serie de virtudes, supone sobre todo una buena capacidad de desprecio; Bolívar sabía despreciar, sorprende que en sus cartas no se ocupe, con la debida insistencia, de sus enemigos; trabajo cuesta indagar en su correspondencia los nombres de sus adversarios.
La constancia es el denominador común de la empresa de Bolívar; jamás cede él en su propósito, su voluntad "no desmaya y aún se fortifica con la adversidad", por eso la consigna de Pativilca ha llegado a simbolizar su carácter. "El valor, la habilidad y la constancia corrigen la mala fortuna", dijo en su primer memorial político. Es efectivo el afán que jamás se doblega.
Su carácter práctico y dinámico, encaminado directamente hacia sus objetivos, explica una de sus críticas básicas a los hombres de la Primera República, quienes, a juicio de Bolívar, se equivocaron al pensar que sus principios saldrían victoriosos y serían respetarlos por su sola verdad y bondad intrínsecas. El triunfo de una doctrina es obra de tenacidad y de lucha, su bondad es aliciente y estímulo para que sus propugnadores no la abandonen.
La vida entera de Bolívar fue fiel a la idea de la necesidad de la acción permanente; reconocía en todo instante la creadora proyección de la energía, sin ella "no resplandece nunca el mérito, y sin fuerza no hay virtud, y sin valor no hay gloria". En la historia halla asideros, recuerda que más le valió a Cicerón un rasgo de valentía que todos los prodigios de su genio. Si se investiga el perfil de su deber, se comprende por qué existe en Bolívar junto a un carácter generoso un hombre riguroso e inexorable, terrible cuando las circunstancias son terribles. Su actividad utiliza los elementos propios de la disciplina y de la fuerza cuando ha menester; no sólo fusila desertores y traidores y encarcela delincuentes y deudores del Estado, sino que su justicia toca hasta sus allegados. En hora crítica, obligado a restar una ventaja a sus antagonistas, decreto la guerra a muerte; después vendrá el momento de celebrar el tratado regularizador de la contienda; y el mismo firmante de la proclama de Trujillo señalará más adelante a sus soldados "la obligación rigurosa de ser más piadosos que valientes".
El Libertador tenía noción de su propia personalidad, y sabía los linderos y la dimensión de su esfuerzo. Conoció la magnitud de su obra; era llano y sencillo. En las páginas de Peru de Lacroix, quien lo retrata con ojos de intimidad, se advierte la personalidad de Bolívar constituida por rasgos sobrios y severos, fáciles en todo momento de ser reconocidos y observados sin misterio.
La figura moral de Simón Bolívar se refleja en todas su expresiones. El investigador científico no encuentra inconsecuencias en los escritos de Bolívar, porque no las hubo. Don Vicente Lecuna, sabio en materia bolivariana, recogió en forma que obliga la gratitud del mundo, la obra escrita de El Libertador. La honestidad y competencia del eminente compilador es garantía suficiente de que no ha habido lagunas convencionales, ni ocultamientos, ni tergiversaciones, ni cortes ni enmendaturas. Las fuentes, siempre claras, están indicadas en todas las publicaciones hechas por Lecuna, con absoluta precisión.
Mas no es necesario buscar en los libros la dimensión moral de Bolívar, más que en palabras ella consta en hechos, está en la vida de quien pudo decir: "¡Para qué necesitaré yo de Colombia! ¡Hasta sus ruinas han de aumentar mi gloria! Serán los colombianos los que pasarán a la posteridad cubiertos de ignominia, pero no yo. Ninguna pasión me ciega en esta parte, y si para algo sirviera la pasión en juicios de esta naturaleza, sería para dar testimonios irrefragables de pureza y desprendimiento. Mi único amor siempre ha sido el de la patria; mi única ambición, su libertad".
Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.
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