Papa Francisco: Un pobre muere de frío y no es noticia, cae la bolsa y arman un escándalo
Francisco pide a los jóvenes que no identifiquen la universidad con mayor estatus
16.30. Quito. El Santo Padre en su encuentro con el mundo de la educación recuerda que Jesús no buscaba doctorear sino llegar al corazón del hombre
Por Rocío Lancho García
Ciudad del Vaticano, 08 de julio de 2015 (ZENIT.org)
Maestros ¿Velan por sus alumnos, ayudándolos a desarrollar un espíritu crítico, un espíritu libre, capaz de cuidar el mundo de hoy? Alumnos, ¿saben que este tiempo de estudio, no es solo un derecho, sino un privilegio que tienen?
El santo padre Francisco ha invitado a interrogarse de este modo, en el encuentro en la Universidad Pontificia Católica de Ecuador en Quito. Hasta allí se ha dirigido la tarde del martes, donde le esperaban más de 8 mil personas en representación del mundo de la escuela y la universidad. A su llegada fue acogido por el rector de la universidad. El encuentro se ha abierto con unas palabras de saludo y agradecimiento de monseñor Alfredo José Espinoza Mateus, S.D.B., obispo de Loja y presidente de la Comisión Episcopal para la Educación y la Cultura.
Tras escuchar tres testimonios, de un rector, una profesora y una alumna, se ha leído el pasaje de Evangelio de la parábola del sembrador. Finalmente, el Santo Padre ha dirigido su discurso a los presentes. De este modo, Francisco ha recordado que Jesús, el Maestro, enseñaba a la muchedumbre acomodándose a su capacidad de comprensión y lo hacía con parábolas. Jesús no buscaba doctorear sino que “quiere llegar al corazón del hombre, a su inteligencia, a su vida, para que ésta dé fruto”.
Tal y como ha recordado, la parábola del sembrador habla de cultivar. Dios no solo da al hombre la vida, sino la tierra, la creación. Dios invita al hombre y a la mujer “a ser parte de su obra creadora y le dice: ¡cultiva!” Pero, el Papa también ha advertido que junto la palabra cultivar en el Génesis se dice otra palabra, “cuidar”. “Una se explica a partir de la otra. Una va de la mano de la otra. No cultiva quien no cuida y no cuida quien no cultiva”, ha añadido.
Y esta invitación a cuidar “se nos impone a la fuerza”, ha asegurado Francisco. Ya no como una mera recomendación, sino como una exigencia que nace “por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesta en la tierra”. Del mismo ha advertido que “no podemos seguir dándole la espalda a nuestra realidad, a nuestros hermanos, a nuestra madre la tierra”. Y ha advertido que “no nos es lícito ignorar lo que está sucediendo a nuestro alrededor como si determinadas situaciones no existiesen o no tuvieran nada que ver con nuestra realidad”.
Y en este contexto universitario el Papa ha invitado a preguntarse sobre la educación de frente a esta tierra que clama al cielo; “¿Velan por sus alumnos, ayudándolos a desarrollar un espíritu crítico, un espíritu libre, capaz de cuidar el mundo de hoy?” “Nuestros centros educativos son un semillero, una posibilidad, tierra fértil que debemos cuidar, estimular y proteger. Tierra fértil sedienta de vida”, ha asegurado.
Asimismo ha invitado a todos --familias, centros educativos, docentes-- a reflexionar “cómo ayudamos a nuestros jóvenes a no identificar un grado universitario como sinónimo de mayor estatus, dinero, prestigio social”. Y a los jóvenes ha preguntado “¿saben que este tiempo de estudio, no es solo un derecho, sino un privilegio que tienen?”
Como Universidad, como centros educativos, como docentes y estudiantes, “la vida los desafía a responder a estas dos preguntas: ¿Para qué nos necesita esta tierra? ¿Dónde está tu hermano?”, ha subrayado.
Finalmente ha pedido que el Espíritu Santo inspire y acompañe, “pues Él nos ha convocado, nos ha invitado, nos ha dado la oportunidad y, a su vez, la responsabilidad de dar lo mejor de nosotros. Nos ofrece la fuerza y la luz que necesitamos”.
Por su parte, monseñor Alfredo José ha destacado en su saludo inicial que “no nos resulta fácil educar hoy”. De este modo, ha explicado que atraviesan diferentes problemas “que buscamos ir solucionándolos a través del diálogo con las autoridades educativas”. Por eso ha pedido que se les tome en cuenta “al momento de emitir las políticas educativas nacionales”. Del mismo modo ha querido recordar que “la Constitución de la República garantiza a los padres de familia la libertad de educar a sus hijos en el modelo pedagógico y religioso que ellos escojan”.
Asimismo, el prelado ha asegurado que no les resulta fácil financiar la tarea educativa en medio de los más pobres de Ecuador y “en esto el Estado no puede desconocer su compromiso de financiar y apoyar nuestra labor”. De manera especial el obispo, ha subrayado también “el derecho de que la Enseñanza Religiosa Escolar sea parte del currículo básico de nuestras escuelas”.
Por otro lado, monseñor Alfredo José ha asegurado que en “nuestras escuelas debemos ofrecer respuestas integrales para los problemas actuales como el respeto a la vida, la promoción de valores humano-cristianos, la violencia al interior de las escuelas, el tráfico y consumo de drogas, la educación para el amor y la afectividad, entre otros”.
Francisco reprueba las relaciones sociales y políticas basadas en la confrontación
18.00. Quito. En un encuentro con representantes de la sociedad civil, el Papa propone tres valores sociales esenciales: la gratuidad, la solidaridad y la subsidiariedad
Por Iván de Vargas
Madrid, 08 de julio de 2015 (ZENIT.org)
El papa Francisco acudió este martes por la tarde al convento de San Francisco, ubicado en el centro histórico de Quito, para reunirse con miembros de la sociedad civil ecuatoriana.
El Pontífice llegó sobre las 17:50 horas a la plaza de San Francisco donde se encuentra la iglesia de los padres franciscanos. El repique de las campanas dio la bienvenida al Santo Padre. Y ni el frío ni la lluvia intermitente impidieron que los fieles llenaran la plaza y sus calles aledañas.
Una vez allí, el Papa se dirigió hasta el atrio para recibir las llaves de la ciudad de manos del alcalde Mauricio Rodas. Tras el breve acto protocolario y sin discursos, el Pontífice saludó a la multitud congregada.
El ingreso a la iglesia de San Francisco estaba adornado con unas vistosas flores multicolores. Una vez en el interior del templo, el Santo Padre fue recibido al compás de una canción compuesta para la ocasión y titulada “Taita Francisco”, que significa papá Francisco en lengua quichua.
Después de recorrer el pasillo central, el Pontífice subió a colocar un arreglo floral en el altar donde se encuentra la venerada imagen de Jesús del Gran Poder.
El encuentro del Papa con la sociedad civil comenzó con el saludo de bienvenida de Mons. Luis Cabrera, arzobispo de Cuenca y presidente de la Comisión Episcopal de Laicos. Además, la comunidad franciscana regaló al Santo Padre una réplica de una estatua de san Francisco.
Al igual que en el resto de actos, la organización de la visita papal quiso que entre los asistentes hubiera una representación de todo el país. Tres de ellos, pronunciaron un breve discurso. Francisco Jarrín, presidente de la Asociación Cristiana de Empresarios, y Lidia Arcos Miranda, empresaria de Ambato, fueron los primeros en tomar la palabra. Tras estas intervenciones, tuvo lugar la actuación musical de la Orquesta SINAMUNE.
Luego, llegó el turno de Imelda Caicedo Vega, montubia de Babahoyo, que protagonizó una de las anécdotas de la tarde. Después de leer su discurso, se acercó a saludar a Francisco, que le preguntó cuál era la receta para conservarse tan bien a sus 85 años. Así, llegó el momento de la intervención del Papa.
En sus palabras, el Pontífice pidió que las normas y los proyectos de la sociedad civil no excluyan a nadie y abran espacios de diálogo que dejen atrás cualquier represión y falta de libertad.
El Santo Padre añadió que el diálogo “es necesario, fundamental para llegar a la verdad, que no puede ser impuesta, sino buscada con sinceridad y espíritu crítico”. “En una democracia participativa, cada una de las fuerzas sociales, los grupos indígenas, los afroecuatorianos, las mujeres, las agrupaciones ciudadanas y cuantos trabajan por la comunidad en los servicios públicos son protagonistas imprescindibles en este diálogo”, insistió.
También dijo que muchas veces las relaciones sociales y políticas se basan en la confrontación, cuando deberían basarse en valores que partan del amor, la fraternidad y el respeto mutuo. Y ofreció tres criterios para construir una sociedad nueva: la gratuidad, la solidaridad y la subsidiariedad.
Por último, el Papa ofreció la colaboración de la Iglesia “en la búsqueda del bien común, desde sus actividades sociales, educativas, promoviendo los valores éticos y espirituales”.
Al finalizar la reunión con las organizaciones civiles, Francisco visitó de forma privada un templo jesuita de la época colonial. Con una gran sonrisa, saludos y bendiciones al pueblo quiteño que se acercó hasta las puertas de la iglesia de la Compañía de Jesús, el Pontífice culminó las actividades de su agenda este martes.
El Santo Padre estuvo ante la imagen de la virgen Dolorosa que en 1920 abrió y cerró los ojos, y además derramó lágrimas, ante un grupo de estudiantes. Cientos de fieles lo esperaron y expresaron su alegría cuando lo vieron salir. El Papa saludó a unos niños en la entrada del templo, y luego se subió al papamóvil que lo llevó hasta la Nunciatura Apostólica.
El Pontífice llegó sobre las 17:50 horas a la plaza de San Francisco donde se encuentra la iglesia de los padres franciscanos. El repique de las campanas dio la bienvenida al Santo Padre. Y ni el frío ni la lluvia intermitente impidieron que los fieles llenaran la plaza y sus calles aledañas.
Una vez allí, el Papa se dirigió hasta el atrio para recibir las llaves de la ciudad de manos del alcalde Mauricio Rodas. Tras el breve acto protocolario y sin discursos, el Pontífice saludó a la multitud congregada.
El ingreso a la iglesia de San Francisco estaba adornado con unas vistosas flores multicolores. Una vez en el interior del templo, el Santo Padre fue recibido al compás de una canción compuesta para la ocasión y titulada “Taita Francisco”, que significa papá Francisco en lengua quichua.
Después de recorrer el pasillo central, el Pontífice subió a colocar un arreglo floral en el altar donde se encuentra la venerada imagen de Jesús del Gran Poder.
El encuentro del Papa con la sociedad civil comenzó con el saludo de bienvenida de Mons. Luis Cabrera, arzobispo de Cuenca y presidente de la Comisión Episcopal de Laicos. Además, la comunidad franciscana regaló al Santo Padre una réplica de una estatua de san Francisco.
Al igual que en el resto de actos, la organización de la visita papal quiso que entre los asistentes hubiera una representación de todo el país. Tres de ellos, pronunciaron un breve discurso. Francisco Jarrín, presidente de la Asociación Cristiana de Empresarios, y Lidia Arcos Miranda, empresaria de Ambato, fueron los primeros en tomar la palabra. Tras estas intervenciones, tuvo lugar la actuación musical de la Orquesta SINAMUNE.
Luego, llegó el turno de Imelda Caicedo Vega, montubia de Babahoyo, que protagonizó una de las anécdotas de la tarde. Después de leer su discurso, se acercó a saludar a Francisco, que le preguntó cuál era la receta para conservarse tan bien a sus 85 años. Así, llegó el momento de la intervención del Papa.
En sus palabras, el Pontífice pidió que las normas y los proyectos de la sociedad civil no excluyan a nadie y abran espacios de diálogo que dejen atrás cualquier represión y falta de libertad.
El Santo Padre añadió que el diálogo “es necesario, fundamental para llegar a la verdad, que no puede ser impuesta, sino buscada con sinceridad y espíritu crítico”. “En una democracia participativa, cada una de las fuerzas sociales, los grupos indígenas, los afroecuatorianos, las mujeres, las agrupaciones ciudadanas y cuantos trabajan por la comunidad en los servicios públicos son protagonistas imprescindibles en este diálogo”, insistió.
También dijo que muchas veces las relaciones sociales y políticas se basan en la confrontación, cuando deberían basarse en valores que partan del amor, la fraternidad y el respeto mutuo. Y ofreció tres criterios para construir una sociedad nueva: la gratuidad, la solidaridad y la subsidiariedad.
Por último, el Papa ofreció la colaboración de la Iglesia “en la búsqueda del bien común, desde sus actividades sociales, educativas, promoviendo los valores éticos y espirituales”.
Al finalizar la reunión con las organizaciones civiles, Francisco visitó de forma privada un templo jesuita de la época colonial. Con una gran sonrisa, saludos y bendiciones al pueblo quiteño que se acercó hasta las puertas de la iglesia de la Compañía de Jesús, el Pontífice culminó las actividades de su agenda este martes.
El Santo Padre estuvo ante la imagen de la virgen Dolorosa que en 1920 abrió y cerró los ojos, y además derramó lágrimas, ante un grupo de estudiantes. Cientos de fieles lo esperaron y expresaron su alegría cuando lo vieron salir. El Papa saludó a unos niños en la entrada del templo, y luego se subió al papamóvil que lo llevó hasta la Nunciatura Apostólica.
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