En El Carabobeño, el 1° de septiembre, no es solo la fecha de la fundación del diario. Es el día en que todos sus trabajadores hacen un alto en la jornada para compartir momentos de solidaridad, pocos frecuentes, por el constante ajetreo que impone una empresa en la que se vive hoy lo que será la noticia de mañana.

31 agosto 2014

Alfredo Fermín || Hoy y Después en Valencia

Alfredo Fermín | afermin@el-carabobeno.com

En El Carabobeño, el 1° de septiembre, no es solo la fecha de la fundación del diario. Es el día en que todos sus trabajadores hacen un alto en la jornada para compartir momentos de solidaridad, pocos frecuentes, por el constante ajetreo que impone una empresa en la que se vive hoy lo que será la noticia de mañana.

Para nuestro fundador don Eladio Alemán Sucre esta fecha tenía un sentido cabalístico que le devolvió el ánimo para continuar con su misión de darle a Valencia un diario que hiciera historia. Recordaba que en 1940, cuando el periódico cumplía siete años, estaba decidido a desistir de su empresa. El país vivía una crisis provocada por los militares que se negaban a enterrar el gomecismo y Medina Angarita que luchaban por imponer el sistema democrático como en efecto lo hizo.

Para ese día no estaba prevista ninguna celebración porque no había ni siquiera para pagar a los trabajadores. Pero, a las 11 de la mañana, llegó a la sede del diario María Clemencia Camarán de Aude con una botella de anís El Mono para “ahuyentar la tristeza”. Le acompañaban amigos de la casa como Felipe Herrera Vial, Enrique Grooscors, Luis Augusto Núñez, Chepino y Vicente Gerbasi, Otto de Sola, Margot Ramírez Travieso y Braulio Salazar. Cuando iban a iniciar el brindis llegó una señora de apellido Jansen con una torta decorada con la imagen de la Virgen Milagrosa y monseñor Gregorio Adam, quien pronunció una oración expresando sus bendiciones a El Carabobeño.

María Clemencia Camarán y Margot Ramírez Travieso recordaban siempre que aquel día se formó un fiestón, que se prolongó hasta las 6 de la tarde. Unos músicos, que tocaban en un bar llamado La Torre de Plata, frente a la plaza Bolívar, llevaron una serenata y el local situado en la calle Colombia, frente a la Catedral, se fue llenando de gente que llevó bebidas y pasapalos.

Don Eladio contaba que, desde aquel día, animado por la exhortación de monseñor Adam, se intensificó su espíritu de lucha y de superación y decidió continuar al frente de El Carabobeño, a pesar de que su amigo José Rafael Pocaterra lo nombró su secretario privado, cuando fue presidente del estado Carabobo, durante el período 1941-1943. En esos años, considerados los tiempos más democráticos del país, el diario comenzó su expansión por lo cual, en 1948, fue inaugurada una rotativa y el histórico edificio Ayacucho, en la avenida Urdaneta que se convirtió en una escuela donde se formaron personalidades del Periodismo Venezolano que luego se fueron a Caracas entre ellos Chepeino Gerbasi, Jesús Lossada Rondón, Cuto Lamache, Renny Ottolina y Pedro Francisco Lizardo.

Hasta el último año de su vida, don Eladio mantuvo la tradición de venir a celebrar el aniversario de El Carabobeño acompañado de su esposa doña Clemencia Pérez Michelena de Alemán, de sus hijos Marisol, Eduardo y Mariluz Alemán Pérez y sus nietos, compartía con los trabajadores, a los que siempre trató con especial deferencia y amigos. Es una tradición que ha continuado como un tributo a la memoria del padre de este hogar de la comunicación social.

Indoblegable Siempre

En 81 años de vigencia, El Carabobeño ha sido el heraldo del estado Carabobo de cuyo progreso y desarrollo ha sido el promotor, en los sectores más sobresalientes como en los más humildes. La educación, la cultura, la industria, el comercio, el arte, la ciencia y el desarrollo social han sido las principales preocupaciones de este diario que defiende la democracia, la libre empresa y la igualdad de los ciudadanos, descartando posiciones ideológicas y políticas que solo favorecen a grupos cuyos objetivos son el poder y la riqueza mal habidas.

El Carabobeño no tuvo miedo a la dictadura de Juan Vicente Gómez que obligó al exilio a su fundador, ni a los otros regímenes autoritarios . Por eso, cuando cumple 81 años, convertido en ejemplo del Periodismo Latinoamericano, El Carabobeño está sometido a un ensañamiento brutal que mantiene su futuro en situación de incertidumbre.

Ante su indoblegable línea editorial, en defensa de la libertad de expresión, el gobierno nacional, autorizó, en 2013, la adquisición de papel a su proveedor de siempre. Pero, después ha negado la cancelación de las divisas por lo cual no hay posibilidades de reponer la escasa reserva existente. Las solicitudes, para el cumplimiento del compromiso que se hizo con autorización gubernamental, no tienen ninguna respuesta, como si no existiéramos, mientras se derrocha el dinero de todos los venezolanos comprando medios, que pondrán a su servicio y para surtir de insumos a los que obedecen a su voluntad de cambiar la verdad por la mentira que condujo a la ruina a este país de inmensos recursos, dilapidados por gobernantes inescrupulosos.

El poder, que es pasajero e ilusorio, podrá tratar de desconocer a El Carabobeño, pero le será imposible cambiar sus principios para rechazar presiones de gobiernos, grupos económicos y políticos o de cualquier otra índole para deformar, manipular o censurar informaciones, de acuerdo con el Código de Etica del Periodista Venezolano.

Por 81 Años

Con esfuerzos y con profunda satisfacción, mañana lunes circulará nuestra prestigiosa Edición Aniversaria con el tema “Educar, la Unica Oportunidad” para la cual no se han escatimado esfuerzos, con la finalidad de ofrecer un documento imprescindible para la compresión y el futuro de la crisis educativa que tiene el país.

Dhameliz Díaz- coordinadora de la edición- contó con la colaboración de los periodistas Edny González, Ana Isabel Laguna y Luis Santiago y de estudiosos de la docencia de diversas universidades que abordaron el problema, desde diversos puntos de vista, pero coincidentes en que “hay una nueva generación multimediática que obliga a los docentes a asumirse, como parte del aprendizaje, cambiando el intercambio en el aula”.

El artístico diseño de la edición es de José Angel López, quien se residenciará en Nebrija, España para seguir estudios y las fotografías de los maestros Alvaro Hernández, Carlos Andrés Pérez y don Clemente Espinoza.

Nuestros 81 años serán conmemorados en privado para lo cual, el señor arzobispo de Valencia, Reinaldo Del Prette, celebrará una misa de acción de gracia seguida de un acto en el que habrá la entrega de los premios internos y reconocimientos especiales al personal.