La cultura sacudida
El Nacional 5 DE SEPTIEMBRE 2014 - 12:01 AM CET
La materia cultural lleva quince años de desatención. El gobierno del presidente Chávez no pasó de referencias retóricas y populistas sobre el vital asunto, y su sucesor sigue el mismo camino de indiferencia y palabras vanas. Anunció un sacudón de todas las ramas de la administración y en el tratamiento de aspectos fundamentales para la sociedad, pero la cultura permaneció en su limbo bolivariano.
Maduro habló de cultores, palabra utilizada por su antecesor para referirse a las expresiones espirituales y no tangibles del pueblo, como el folklore o como las invenciones que habitualmente nacen en el seno de los sectores marginales. La atención de los cultores era el aporte de la revolución, debido a que recogía una herencia de arte y saber despreciada por los gobernantes de la democracia representativa, según el presidente Chávez. El sucesor anuncia la profundización de ese legado, como si estuviéramos ante una novedad.
La llamada cultura popular y el universo de los cultores provenientes del pueblo, fueron un descubrimiento adeco. Como muchas cosas que ahora se proclaman como novedad, ya gozaban de estima y estaban valoradas en su trascendencia por la historia anterior.
La ascensión de Rómulo Gallegos a la presidencia de la república fue celebrada con la realización de un gran Festival de la Tradición organizado por el poeta Juan Liscano, capaz de descubrir ante una asombrada ciudadanía las manifestaciones artísticas que formaban el acervo de la Venezuela profunda, y otras evidencias de sensibilidad a las cuales se atendió después de 1958 mediante la investigación, la recopilación de sus testimonios y el apoyo organizado de quienes la producían.
Los bolivarianos mienten cuando aseguran que han rescatado esos valores como ningún otro gobierno. Habitualmente machacan sobre el punto, para que pase inadvertida la incuria que ha caracterizado la atención de las otras áreas de la cultura. Con la excepción de las expresiones musicales, tan valoradas y apoyadas en el pasado que solo convenía continuar un esfuerzo que, por su entidad, se orientaba hacia la permanencia.
Durante la democracia se hicieron trabajos de excelencia en materia cultural, debido a su consideración como un derecho de todos y gracias a la creación de una forma especial de tratarla y fomentarla, de un cuidado específico que no existía en el pasado y que produjo profesiones, destrezas y conocimientos de naturaleza gerencial y aún de carácter teórico, dedicados al tratamiento de un fenómeno al cual se concedió una trascendencia jamás vista.
¿Qué pasó con ese cúmulo de aportes? ¿Qué se hicieron esos ciudadanos especializados en el cuidado de un aspecto esencial de la sociedad, formados a través del tiempo? Se los tragó la revolución, cuyo jefe insiste en dejar en manos inadecuadas, en cabezas sin pericia y sin auténtica familiaridad con el área que deben administrar, el destino de una realidad que contó con inapreciable apoyo del Estado hasta la llegada de la horda bolivariana.
Maduro habló de cultores, palabra utilizada por su antecesor para referirse a las expresiones espirituales y no tangibles del pueblo, como el folklore o como las invenciones que habitualmente nacen en el seno de los sectores marginales. La atención de los cultores era el aporte de la revolución, debido a que recogía una herencia de arte y saber despreciada por los gobernantes de la democracia representativa, según el presidente Chávez. El sucesor anuncia la profundización de ese legado, como si estuviéramos ante una novedad.
La llamada cultura popular y el universo de los cultores provenientes del pueblo, fueron un descubrimiento adeco. Como muchas cosas que ahora se proclaman como novedad, ya gozaban de estima y estaban valoradas en su trascendencia por la historia anterior.
La ascensión de Rómulo Gallegos a la presidencia de la república fue celebrada con la realización de un gran Festival de la Tradición organizado por el poeta Juan Liscano, capaz de descubrir ante una asombrada ciudadanía las manifestaciones artísticas que formaban el acervo de la Venezuela profunda, y otras evidencias de sensibilidad a las cuales se atendió después de 1958 mediante la investigación, la recopilación de sus testimonios y el apoyo organizado de quienes la producían.
Los bolivarianos mienten cuando aseguran que han rescatado esos valores como ningún otro gobierno. Habitualmente machacan sobre el punto, para que pase inadvertida la incuria que ha caracterizado la atención de las otras áreas de la cultura. Con la excepción de las expresiones musicales, tan valoradas y apoyadas en el pasado que solo convenía continuar un esfuerzo que, por su entidad, se orientaba hacia la permanencia.
Durante la democracia se hicieron trabajos de excelencia en materia cultural, debido a su consideración como un derecho de todos y gracias a la creación de una forma especial de tratarla y fomentarla, de un cuidado específico que no existía en el pasado y que produjo profesiones, destrezas y conocimientos de naturaleza gerencial y aún de carácter teórico, dedicados al tratamiento de un fenómeno al cual se concedió una trascendencia jamás vista.
¿Qué pasó con ese cúmulo de aportes? ¿Qué se hicieron esos ciudadanos especializados en el cuidado de un aspecto esencial de la sociedad, formados a través del tiempo? Se los tragó la revolución, cuyo jefe insiste en dejar en manos inadecuadas, en cabezas sin pericia y sin auténtica familiaridad con el área que deben administrar, el destino de una realidad que contó con inapreciable apoyo del Estado hasta la llegada de la horda bolivariana.
Nuevo titular de Cultura viene del Ministerio de las Comunas
Además de docente universitario, Reinaldo Iturriza López es sociólogo.
EL UNIVERSAL
jueves 4 de septiembre de 2014 07:09 AM
Durante su alocución del martes en la noche, el presidente de la República Nicolás Maduro, designó a Reinaldo Iturriza López como nuevo titular del Ministerio para la cultura, en sustitución de Fidel Barbarito, quien ejercía el cargo desde abril de 2013.
El nombramiento de Iturriza López, quien se desempeñó desde ese mismo año como ministro para las Comunas y Movimientos Sociales, se realizó durante una alocución en el salón Ayacucho del Palacio de Miraflores, en Caracas.
Iturriza López es sociólogo egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV), es analista político y también se desempeña como profesor de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV) y dicta clases en la escuela de Sociología de la UCV.
El nuevo ministro escribió en su cuenta de Twitter @ReinaldoI: "un abrazo fraterno a mi camarada @descolonializa. Un honor sucederte en cultura" , refiriéndose al cantante lírico y ahora ex titular de la cartera de Cultura Fidel Barbarito, quien respondió "Mi agradecimiento al presidente @NicolasMaduro por permitirme acompañarlo y felicitaciones a @ReinaldoI".
Hasta el presente se desconocen los vínculos de Iturriza López con la cultura, pues sus artículos, publicados en portales web oficialistas, solo abordan temas relativos a política.
El nombramiento de Iturriza López, quien se desempeñó desde ese mismo año como ministro para las Comunas y Movimientos Sociales, se realizó durante una alocución en el salón Ayacucho del Palacio de Miraflores, en Caracas.
Iturriza López es sociólogo egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV), es analista político y también se desempeña como profesor de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV) y dicta clases en la escuela de Sociología de la UCV.
El nuevo ministro escribió en su cuenta de Twitter @ReinaldoI: "un abrazo fraterno a mi camarada @descolonializa. Un honor sucederte en cultura" , refiriéndose al cantante lírico y ahora ex titular de la cartera de Cultura Fidel Barbarito, quien respondió "Mi agradecimiento al presidente @NicolasMaduro por permitirme acompañarlo y felicitaciones a @ReinaldoI".
Hasta el presente se desconocen los vínculos de Iturriza López con la cultura, pues sus artículos, publicados en portales web oficialistas, solo abordan temas relativos a política.
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