Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.

Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.
Casa de la Estrella, ubicada entre Av Soublette y Calle Colombia, antiguo Camino Real donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830, con el General José Antonio Páez como Presidente. Valencia: "ciudad ingrata que olvida lo bueno" para el Arzobispo Luis Eduardo Henríquez. Maldita, según la leyenda, por el Obispo mártir Salvador Montes de Oca y muchos sacerdotes asesinados por la espalda o por la chismografía cobarde, que es muy frecuente y característica en su sociedad.Para Boris Izaguirre "ciudad de nostalgia pueblerina". Jesús Soto la consideró una ciudad propicia a seguir "las modas del momento" y para Monseñor Gregorio Adam: "Si a Caracas le debemos la Independencia, a Valencia le debemos la República en 1830".A partir de los años 1950 es la "Ciudad Industrial de Venezuela", realidad que la convierte en un batiburrillo de razas y miserias de todos los países que ven en ella El Dorado tan buscado, imprimiéndole una sensación de "ciudad de paso para hacer dinero e irse", dejándola sin verdadero arraigo e identidad, salvo la que conserva la más rancia y famosa "valencianidad", que en los valencianos de antes, que yo conocí, era un encanto acogedor propio de atentos amigos...don del que carecen los recién llegados que quieren poseerlo y logran sólo una mala caricatura de la original. Para mi es la capital energética de Venezuela.

domingo, 23 de septiembre de 2012

"El viejo y el mar", el clásico relato que el escritor norteamericano Ernest Hemingway, publicó hace seis décadas, para recordarnos que “un hombre puede ser destruido, pero no derrotado”.

El Carabobeño 23 septiembre 2012

‘El viejo y el mar’ de Ernest Hemingway, un hito de la literatura del siglo XX

 Ricardo Moncada Esquivel
www.elpais.com.co
Luego de ochenta días de mala racha Santiago, un viejo y curtido pescador, logra que un inmenso pez espada muerda el anzuelo. Tras una lucha titánica de tres días sin descanso en alta mar el hombre logra derrotar al animal. Pero antes de retornar a puerto para mostrar su gran proeza, los tiburones harán un banquete con su presa.
Esa es, a grandes rasgos, la trama de "El viejo y el mar", el clásico relato que el escritor norteamericano Ernest Hemingway, publicó hace seis décadas, para recordarnos que “un hombre puede ser destruido, pero no derrotado”.
Con una prosa austera y tensa, y con diálogos magistrales, esta breve novela, convierte al lector en testigo mudo de la hazaña de un hombre elemental que se enfrenta a la naturaleza, que es capaz de sentir admiración por su contrincante en medio de ese ritual entre la vida y la muerte que constituye su oficio.
A bordo del pequeño bote acompañamos a este “flaco y desgarbado” viejo, de arrugas profundas en el cuello, con su piel trazada por antiguas cicatrices; de ojos tan azules como el mar, que anda siempre con su camisa remendada tantas veces como su vela.
En el relato seco y duro, nos conmovemos con Manolín, el joven y locuaz aprendiz que quiere absorber toda la sabiduría de ese viejo lobo de mar, a quien trata de cuidar y proteger dentro de sus precarias posibilidades.
Ernest Miller Hemingway, nació el 21 de julio de 1899, en la ciudad de Oak Park, en Illinois. Con 18 años trabajó como reportero y un año después, en 1918, era conductor de una ambulancia en Italia durante la primera Guerra Mundial, donde fue herido y condecorado como héroe.
Hemingway se radicó en Francia, en 1922, pero sólo fue hasta 1925, cuando publicó su novela "Fiesta", retrato de la París bohemia que le tocó vivir, que su nombre llamó la atención de los editores de su país.
Luego vinieron novelas memorables como "Adiós a las armas", sobre su experiencia en la guerra; "Muerte en la tarde", sobre las corridas de toros". "Por quién doblan las campanas", que se enmarca en la Guerra Civil Española.
"El viejo y el mar"; pertenece a la etapa de madurez del escritor y se publicó en 1952 en la revista Life. La historia que sucede en Cuba, país en el que vivió por 20 años, le mereció, al año siguiente, el premio Pulitzer. En 1954 Hemingway recibiría el Nobel de Literatura por el conjunto de su obra.
El escritor Celso Román recordó que su encuentro con "El viejo y el mar", ocurrió cuando estudiaba bachillerato, unos diez o doce años después de haber sido publicada la novela. “Es como una de esas joyas que aparentemente son pequeñas, pero han sido talladas con miles de facetas, que hacen que cada vez que se miren sus caras los destellos sean siempre diferentes. Hemingway logró hacer que los seres humanos nos identificáramos con el viejo Santiago: todos estamos solos, en la pequeña embarcación de la vida, luchando contra las fuerzas de la Naturaleza, buscando el reconocimiento a través del triunfo, y muchas veces, en la mayoría de los casos, llegamos al final del camino con los sueños destrozados por los tiburones”, reflexionó.
Respecto a la impronta estilística del autor norteamericano, el escritor caleño, Fabio Martínez dijo que tiene que ver con la influencia de su labor periodística. “Fue corresponsal de guerra, trabajó para publicaciones como la revista Life y a través de su escritura supo tender un puente entre el periodismo y la literatura”.
Escrita luego de los sucesos de la Segunda Guerra Mundial Martínez agregó que "El viejo y el mar" señala la importancia fundamental de la lucha y la perseverancia del ser humano ante la adversidad del mundo. “El estilo de este escritor se inscribe dentro de la escuela anglosajona que se antepone al lenguaje barroco, propio de la literatura española. En Hemingway se denota la economía del lenguaje un buen préstamo que hace de la crónica y el reportaje”.
El escritor Édgard Collazos, dijo que aún guarda en su memoria esa sensación de la soledad, el valor del personaje que cautiva y el deseo de vida, de perdurar sobre la tierra. “Esta novela en la obra de Hemingway representa la madurez de un arte y de una propuesta estética, porque es depurada de intervenciones y de momentos innecesarios, el lector está solo en la aventura del individuo, está como el viejo pescador, solo y en el mar”.
Experto en relatos cortos, el escritor Julio César Londoño, también expresó su admiración por la breve novela de Hemingway. “Sin lugar a dudas es una historia que no se olvida por el nivel de tensión que maneja su autor, esa sensación que deja al lector sin respiro, que no da cuartel, que se sostiene a lo largo de todo el relato con un lenguaje austero, despojado de adjetivos, con un minimalismo literario”.
Collazos agregó que con un estilo sencillo, pero vigoroso, Hemingway hace que cada palabra usada sea esencial en la profundidad de aquel drama, “y aunque no hay desgaste, la obra tiene una gran poesía en el interior del personaje y de la lucha y la supervivencia”.
La "perfeccion literaria"

Para algunos "El viejo y el mar", representan la perfección literaria que alcanzó Ernest Hemingway. “No es gratuito que en 1953 el autor ganara el premio Pulitzer. En mi opinión representa la culminación del periplo de un escritor, quien unos años después se suicidó”, dijo Martínez.
No obstante, el escritor norteamericano Tim Keppel considera que ésta no es la obra más sobresaliente de Hemingway. “Sus mejores novelas son "Fiesta", "Adiós a las armas"  y "Por quién doblan las campanas". Aunque "El viejo y el mar" fue elogiada específicamente por el comité de selección del Premio Nobel, prefiero sus novelas realistas. "El viejo y el mar", que tiene ecos de "Moby Dick", es más como una fábula. Explora, sin embargo, uno de los temas más importantes en la obra de Hemingway, que es la lucha de un hombre para lograr una meta, una lucha en que en últimas falla, pero en el proceso muestra coraje y dignidad”, señaló.
En contraste, Égard Collazos considera que se trata de un clásico literario. “Su lenguaje no ha envejecido, y está dentro de la definición que Jorge Luis Borges dio de un libro clásico: es un libro que las generaciones de los hombres, urgidas por diversas razones, leen con previo fervor y con una misteriosa lealtad”.
El libro refleja mucho de lo que fue la vida de su autor, quien murió el 2 de julio de 1961 al propinarse, él mismo, un tiro con una escopeta. “Creo que el significado profundo radica en la revisión de su vida de hombre aventurero, siempre cerca del peligro en dos guerras mundiales y en sus cacerías africanas y sus expediciones de pesca en los mares de La Florida y en Cuba, y también la impotencia de la vida que se le acababa y que finalmente lo llevó al suicidio y morir de un escopetazo, como los leones que cazaba”, expresó Celso Román.
Y es que el relato de Hemingway -agregó Román- representa la metáfora de la vida de todos los seres humanos: “Estamos solos ante una Naturaleza avasalladora, nos mueven los retos, el deseo de triunfar y el reconocimiento social, aunque al final del periplo sólo arrastremos la osamenta desgarrada de la vida que fuimos. Considero que esta novela es un clásico, porque logra hacer vibrar las fibras íntimas que todos tenemos por dentro, y mientras haya seres humanos sobre la tierra, todos seremos el viejo Santiago luchando contra el enorme Marlin, el pez espada de los mares de siete colores del Caribe”.

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