Batalla y derrota en Carabobo
Publicado por Laura Rodriguez en Editoriales | septiembre 13, 2012
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El día de ayer fue un día importante, un día que nos dejó varias
lecciones. De nuevo, la violencia se pretendió fuese la marca de esta
recta final de la campaña electoral. En la pista del aeropuerto de
Puerto Cabello, se habían apostado los seguidores del oficialismo y
empezaron a enfrentarse a los seguidores de Capriles, que estaban
allí esperando a su candidato. Capriles iba a aterrizar allí para
dirigirse a un acto en la ciudad que estaba previsto como parte de la
campaña electoral.
Se desató la violencia desde la media mañana, piedras iban y piedras
venían. Pero las piedras que venían, por lo visto, hirieron el ego, la
epidermis del señor Jorge Rodríguez, quien ha acusado ahora que la
violencia de los seguidores de Capriles dejó heridos y demás. Hay que
ser demasiado cínico para, luego de una empecinada campaña a favor de
la violencia, usted ahora se queje de que han sido violentos con usted
o con los suyos.
Lo cierto es que el aeropuerto no se pudo utilizar, no se podía
aterrizar allí. A todas estas, los aeropuertos están bajo custodia de
la Guardia Nacional, y ¿qué hizo la Guardia Nacional durante estos
enfrentamientos? No lo sabemos.
Las fotos son elocuentes. Veo aquí, en la primera página del diario
El Universal, a los seguidores del oficialismo cargando las cornetas
para el equipo de sonido, que estaban en los automóviles de la
oposición. Se las llevan ahí corriendo, en fin… Supongo que no las
devolverán tampoco, o sea que, además de la violencia para impedir el
acto, también podríamos hablar de robo. Pero la violencia llegó a más
y hasta los vehículos de la oposición terminaron incendiados. Digamos,
el malandraje en su apogeo.
Así como no dejaron que Capriles hiciera su campaña en La Pastora,
pretendían que ahora no pudiera hacer el acto en Carabobo. Pero no
contaron con la astucia popular. Resulta que Capriles se las arregló
para llegar en “peñero”. La llegada de Capriles en peñero, al acto de
Puerto Cabello, revistió todos los matices de una gran victoria
bélica. Este Gobierno, este Presidente que tanto le gusta hablar de la
batalla, pues ayer sufrió una derrota en su batalla. Podríamos hablar
de la victoria de Puerto Cabello, si quisiéramos usar su léxico
militarista. Pero no vamos a hablar de la victoria de Puerto Cabello,
vamos a hablar de cómo, a pesar de la violencia, se impuso el criterio
de la paz y de la democracia y se pudo hacer el acto. Acto, por demás,
multitudinario.
De manera que la violencia ayer, con todo y los desmanes, con todo y
los heridos, recibió un duro, muy duro golpe. El acto se pudo hacer,
fue multitudinario y Capriles pudo llevar su mensaje político a sus
seguidores.
Un tuit que recién me ha llegado se pregunta: ¿así es como el
Presidente piensa dominar y acallar a la oposición, a violencia pura?
No sabemos. Por lo pronto, ayer sufrió una derrota importante.
Si Capriles dice “Hay un camino”, hay que recordar entonces al
poeta: el camino, por lo visto, hasta en la mar está.
Publicado por Laura Rodriguez en Editoriales | septiembre 13, 2012
0.6055135163478553
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El día de ayer fue un día importante, un día que nos dejó varias
lecciones. De nuevo, la violencia se pretendió fuese la marca de esta
recta final de la campaña electoral. En la pista del aeropuerto de
Puerto Cabello, se habían apostado los seguidores del oficialismo y
empezaron a enfrentarse a los seguidores de Capriles, que estaban
allí esperando a su candidato. Capriles iba a aterrizar allí para
dirigirse a un acto en la ciudad que estaba previsto como parte de la
campaña electoral.
Se desató la violencia desde la media mañana, piedras iban y piedras
venían. Pero las piedras que venían, por lo visto, hirieron el ego, la
epidermis del señor Jorge Rodríguez, quien ha acusado ahora que la
violencia de los seguidores de Capriles dejó heridos y demás. Hay que
ser demasiado cínico para, luego de una empecinada campaña a favor de
la violencia, usted ahora se queje de que han sido violentos con usted
o con los suyos.
Lo cierto es que el aeropuerto no se pudo utilizar, no se podía
aterrizar allí. A todas estas, los aeropuertos están bajo custodia de
la Guardia Nacional, y ¿qué hizo la Guardia Nacional durante estos
enfrentamientos? No lo sabemos.
Las fotos son elocuentes. Veo aquí, en la primera página del diario
El Universal, a los seguidores del oficialismo cargando las cornetas
para el equipo de sonido, que estaban en los automóviles de la
oposición. Se las llevan ahí corriendo, en fin… Supongo que no las
devolverán tampoco, o sea que, además de la violencia para impedir el
acto, también podríamos hablar de robo. Pero la violencia llegó a más
y hasta los vehículos de la oposición terminaron incendiados. Digamos,
el malandraje en su apogeo.
Así como no dejaron que Capriles hiciera su campaña en La Pastora,
pretendían que ahora no pudiera hacer el acto en Carabobo. Pero no
contaron con la astucia popular. Resulta que Capriles se las arregló
para llegar en “peñero”. La llegada de Capriles en peñero, al acto de
Puerto Cabello, revistió todos los matices de una gran victoria
bélica. Este Gobierno, este Presidente que tanto le gusta hablar de la
batalla, pues ayer sufrió una derrota en su batalla. Podríamos hablar
de la victoria de Puerto Cabello, si quisiéramos usar su léxico
militarista. Pero no vamos a hablar de la victoria de Puerto Cabello,
vamos a hablar de cómo, a pesar de la violencia, se impuso el criterio
de la paz y de la democracia y se pudo hacer el acto. Acto, por demás,
multitudinario.
De manera que la violencia ayer, con todo y los desmanes, con todo y
los heridos, recibió un duro, muy duro golpe. El acto se pudo hacer,
fue multitudinario y Capriles pudo llevar su mensaje político a sus
seguidores.
Un tuit que recién me ha llegado se pregunta: ¿así es como el
Presidente piensa dominar y acallar a la oposición, a violencia pura?
No sabemos. Por lo pronto, ayer sufrió una derrota importante.
Si Capriles dice “Hay un camino”, hay que recordar entonces al
poeta: el camino, por lo visto, hasta en la mar está.
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