Lectura Tangente
Notitarde. 08-09-12
Rostros del reverso
Las divertidas memorias de Paulina Gamus
Fausto Masó
Por primera vez Paulina Gamus se atreve a hablarnos en sus memorias de algo que muchos sospechaban: la posible negociación final entre Alfaro y Chávez, en los oscuros días postreros de las elecciones de 1998, cuando el temor al triunfo chavista llevó a Acción Democrática y a Copei a retirar las candidaturas de Alfaro y de Irene Sáez y el famoso Caudillo fue expulsado de un partido que había dominado con mano de hierro. Paulina y Janet Kelly intentaron inútilmente que Alfaro retirara voluntariamente su candidatura, en una reunión dramática donde el Caudillo quizá escondía una carta en la manga, contribuir al triunfo de Chávez y vengarse así de los propios adecos.
También Paulina fue testigo excepcional de la irresponsabilidad de Pérez al lanzar el único plan de reformas económicas que ha fracasado en América Latina, y que solo sirvió para desprestigiar las políticas de shock. Pérez gobernó sin aliados, sostenido en la fuerza de su carisma y con una tozudez que lo cegaba. Así le fue.
En el libro Permítanme contarles, Paulina Gamus presenta el terrible canibalismo que devoró a los partidos venezolanos, inesperadamente reconoce al único humorista chavista que ha sobrevivido estos años sin caer en una postura rastrera, Clodovaldo Hernández; critica a un intocable en el panteón cultural nacional, Cabrujas, reconociéndole su talento y se atreve a contar divertidas historias de la ignorancia de los adecos de base, los que para elogiar a Gonzalo Barrios lo presentaban en un acto público afirmando que "quedan pocos hombres de la calaña de Barrios".
Cuenta la verdad del episodio de Zinc en el Amazonas. Confiesa inesperadamente que alguna vez soñó con ser cantante.
Chávez se apoderó de nuestra visión de la historia con un audaz golpe de mano, impuso una interpretación del pasado que solo dejaba en pie a Simón Bolívar y a su revolución, enterraba los partidos. Todavía hoy tanto la MUD como el chavismo no rescatan nada del pasado, sino debaten cuál representa mejor el futuro en lo que sin duda lleva ventaja Capriles Radonski. La edad, el mensaje, el vigor, del candidato de la oposición subrayan la vejez de un discurso agotado, de un político que llevará pronto 14 años gobernando.
Sin embargo, hay que rescatar el pasado venezolano el que no se reduce solo a la corrupción, las amantes presidenciales y la decadencia final de nuestra democracia. Paulina Gamus emprende esa labor sin esconder los horrores y la corrupción de los gobiernos adecos y copeyanos ni la debilidad que mostraron al final, cuando impunemente unos irresponsables denigraban de todos los políticos sin excepción y le abrían la puerta a lo desconocido, a Chávez. La famosa antipolítica que quería reemplazar a los partidos le dio el triunfo a Chávez. No fue la izquierda de capa caída por esos tiempos la que provocó la ruina de la democracia, sino el ataque de sectores conservadores que percibieron demasiado tarde el peligro.
La Opep, la represa del Guri, la electrificación del país y la defensa de la integridad territorial representan algunos logros democráticos. Jaime Lusinchi en el caso del Caldas demostró coraje, supo demostrarles a los colombianos que iría a la guerra si no sacaban la corbeta Caldas del lago de Maracaibo. Caldera trató inútilmente de reconstruir el régimen de partidos, lo que no logró. El mismo Carlos Andrés Pérez impulsó la descentralización que todavía no ha podido Chávez suprimir.
Estas memorias están escritas con humor y franqueza. Paulina se retiró a tiempo de la política, reconoció que el país buscaba nuevos líderes y que casi era un delito tener más de 40 años de edad, una verdadera tontería, actitud que le dio todo el poder a Chávez, destruyó las instituciones. Había mucho de malo y mucho de bueno en Venezuela pero el país decidió darle las espaldas al pasado y entregarse a Chávez, o mejor dicho, parte del país porque a pesar de sus errores la oposición siempre ha renacido como el ave fénix. Y en esa labor de derrotar a Chávez se requiere quitarle el monopolio de la historia, no aceptar su visión de los años de gobierno civil, porque al hacer el balance final, los gobiernos democráticos representan lo mejor de la historia venezolana, el tiempo en que Venezuela fue una esperanza, un lugar de refugio, una sociedad admirada en el continente.
E-mail: fausto.maso@gmail.com
También Paulina fue testigo excepcional de la irresponsabilidad de Pérez al lanzar el único plan de reformas económicas que ha fracasado en América Latina, y que solo sirvió para desprestigiar las políticas de shock. Pérez gobernó sin aliados, sostenido en la fuerza de su carisma y con una tozudez que lo cegaba. Así le fue.
En el libro Permítanme contarles, Paulina Gamus presenta el terrible canibalismo que devoró a los partidos venezolanos, inesperadamente reconoce al único humorista chavista que ha sobrevivido estos años sin caer en una postura rastrera, Clodovaldo Hernández; critica a un intocable en el panteón cultural nacional, Cabrujas, reconociéndole su talento y se atreve a contar divertidas historias de la ignorancia de los adecos de base, los que para elogiar a Gonzalo Barrios lo presentaban en un acto público afirmando que "quedan pocos hombres de la calaña de Barrios".
Cuenta la verdad del episodio de Zinc en el Amazonas. Confiesa inesperadamente que alguna vez soñó con ser cantante.
Chávez se apoderó de nuestra visión de la historia con un audaz golpe de mano, impuso una interpretación del pasado que solo dejaba en pie a Simón Bolívar y a su revolución, enterraba los partidos. Todavía hoy tanto la MUD como el chavismo no rescatan nada del pasado, sino debaten cuál representa mejor el futuro en lo que sin duda lleva ventaja Capriles Radonski. La edad, el mensaje, el vigor, del candidato de la oposición subrayan la vejez de un discurso agotado, de un político que llevará pronto 14 años gobernando.
Sin embargo, hay que rescatar el pasado venezolano el que no se reduce solo a la corrupción, las amantes presidenciales y la decadencia final de nuestra democracia. Paulina Gamus emprende esa labor sin esconder los horrores y la corrupción de los gobiernos adecos y copeyanos ni la debilidad que mostraron al final, cuando impunemente unos irresponsables denigraban de todos los políticos sin excepción y le abrían la puerta a lo desconocido, a Chávez. La famosa antipolítica que quería reemplazar a los partidos le dio el triunfo a Chávez. No fue la izquierda de capa caída por esos tiempos la que provocó la ruina de la democracia, sino el ataque de sectores conservadores que percibieron demasiado tarde el peligro.
La Opep, la represa del Guri, la electrificación del país y la defensa de la integridad territorial representan algunos logros democráticos. Jaime Lusinchi en el caso del Caldas demostró coraje, supo demostrarles a los colombianos que iría a la guerra si no sacaban la corbeta Caldas del lago de Maracaibo. Caldera trató inútilmente de reconstruir el régimen de partidos, lo que no logró. El mismo Carlos Andrés Pérez impulsó la descentralización que todavía no ha podido Chávez suprimir.
Estas memorias están escritas con humor y franqueza. Paulina se retiró a tiempo de la política, reconoció que el país buscaba nuevos líderes y que casi era un delito tener más de 40 años de edad, una verdadera tontería, actitud que le dio todo el poder a Chávez, destruyó las instituciones. Había mucho de malo y mucho de bueno en Venezuela pero el país decidió darle las espaldas al pasado y entregarse a Chávez, o mejor dicho, parte del país porque a pesar de sus errores la oposición siempre ha renacido como el ave fénix. Y en esa labor de derrotar a Chávez se requiere quitarle el monopolio de la historia, no aceptar su visión de los años de gobierno civil, porque al hacer el balance final, los gobiernos democráticos representan lo mejor de la historia venezolana, el tiempo en que Venezuela fue una esperanza, un lugar de refugio, una sociedad admirada en el continente.
E-mail: fausto.maso@gmail.com
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