Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.

Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.
Casa de la Estrella, ubicada entre Av Soublette y Calle Colombia, antiguo Camino Real donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830, con el General José Antonio Páez como Presidente. Valencia: "ciudad ingrata que olvida lo bueno" para el Arzobispo Luis Eduardo Henríquez. Maldita, según la leyenda, por el Obispo mártir Salvador Montes de Oca y muchos sacerdotes asesinados por la espalda o por la chismografía cobarde, que es muy frecuente y característica en su sociedad.Para Boris Izaguirre "ciudad de nostalgia pueblerina". Jesús Soto la consideró una ciudad propicia a seguir "las modas del momento" y para Monseñor Gregorio Adam: "Si a Caracas le debemos la Independencia, a Valencia le debemos la República en 1830".A partir de los años 1950 es la "Ciudad Industrial de Venezuela", realidad que la convierte en un batiburrillo de razas y miserias de todos los países que ven en ella El Dorado tan buscado, imprimiéndole una sensación de "ciudad de paso para hacer dinero e irse", dejándola sin verdadero arraigo e identidad, salvo la que conserva la más rancia y famosa "valencianidad", que en los valencianos de antes, que yo conocí, era un encanto acogedor propio de atentos amigos...don del que carecen los recién llegados que quieren poseerlo y logran sólo una mala caricatura de la original. Para mi es la capital energética de Venezuela.

viernes, 15 de marzo de 2013

Lo que hoy sucede con las exequias del Presidente y sus 14 días de exposición en una urna de cristal como la Bella Durmiente no merece otra explicación que Venezuela es una telenovela, y el chavismo y reality show mediático...


“Venezuela es una telenovela”, un libro que no te puedes perder


“Venezuela es una telenovela”, 

un libro que no te puedes perder

por , el 3 December 2007  |  

Venezuela es una telenovela, un libro que no te puedes perder
Acabamos de terminar de leer el libro “Venezuela es una telenovela”, de la Doctora Carolina Acosta-Alzuru, que además de ser profesora en la Universidad de Georgia en los EEUU, mantiene un blog interesantísimo sobre temas relacionados con las telenovelas latino-americanas. Si alguno está interesado en las telenovelas más allá de disfrutarlas como simple espectador, os recomendamos que lo sigáis regularmente.
Fruto de las investigaciones de la autora sobre el tema, reciéntemente se ha publicado el libro “Venezuela es una telenovela”, (Carolina Acosta-Alzuru. Editorial Alfa, 2007) un estudio profundo sobre la telenovela venezolana “Cosita Rica”, una telenovela que traspasó los límites de la ficción hasta integrarse en la realidad cotidiana de los venezolanos durante un periodo clave para la historia de su democracia. Aunque se trata de un estudio serio, realizado siguiendo los procedimientos académicos más rigurosos que escapan a nuestro conocimiento, el libro es de fácil lectura para cualquiera, y es tan interesante todo lo que revela no sólo sobre esa telenovela en particular, sino sobre los procesos de creación y producción de este género televisivo que cuando lo terminas te quedas con ganas de “más”. Los productores deberían estudiar la manera de hacer estudios de este tipo de cada una de sus telenovelas porque estos estudios ayudan a entenderlas mejor.
El estudio profundiza en la relación cultura-televisión-público, sin que el orden de la cita indique relación causa-efecto, es decir, el libro no trata únicamente de cómo la televisión influye en la cultura popular, sino cómo la televisión “es” parte de la cultura popular y cómo interaccionan unos elementos con otros. De esta forma, aprovecha para indagar sobre la percepción del público de ciertos mensajes del autor sobre aspectos que definen culturalmente a los venezolanos, el machismo, las madres adolescentes, y otros elementos, que si bien en el libro se predican únicamente de los venezolanos, son universales, razón por la que la que el libro es interesante para cualquiera, venezolano o no.
Igualmente, se plantean con rigor otros temas que a veces han sido objeto de discusión en esta página, como por ejemplo si la telenovela puede evolucionar desde un género de puro entretenimiento a un género que aporte algo más, con mayores elementos de reflexión, un género más realista sin por ello perder la esencia que lo ha hecho sobrevivir y mantenerse en el interés de millones de espectadores de todas las razas, culturas y credos. O también sobre la posibilidad o conveniencia de lograr un equilibro entre la exigencia (que ya es casi una obsesión) con la belleza física de los protagonistas o actores de telenovelas y el requisito de tengan talento, que además de bellos “transmitan”; o la eterna discusión entre la tendencia a la “globalización” y la búsqueda de la neutralidad cultural de las telenovelas y el peligro de la pérdida de los elementos que “engachan” al público al televisor. En este último tema ya sabéis que nuestra opinión es que culturalmente “globalización” debería significar el conocimiento y aceptación de lo distinto, no la homogeneización en la mediocridad, pero sigamos con el libro.
Un tema particularmente interesante que se toca en el libro de refilón es la percepción que el público tiene, tenemos, sobre lo que es creíble o no en una telenovela, como elemento que hace disminuir nuestra apreciación de una obra en particular y el porqué de repente demandamos realismo en un género que, casi por definición, es truculento, melodramático y fantasioso; por qué estamos dispuestos a creernos unas cosas increíbles pero no nos creemos otras igualmente irreales, o incluso calificamos como increíbles cosas que sí han ocurrido u ocurren en la realidad. Como ejemplo se cita que uno de los elementos de la telenovela Cosita Rica que el público percibió como un cuento chino fue una parte de la trama en la que unos “niños de la calle” (huérfanos sin hogar) salen de la delincuencia y de la pobreza a través de la música y su incorporación a una orquesta, cuando el Sistema de Orquestas Juvenil e Infantil de Venezuela, que enseña música a 250.000 niños y jóvenes de sectores populares en todo el país y cuenta con 125 orquestas, lleva ya funcionando más de 30 años. (Ver un artículo reciente sobre este programa en El País Semanal).
Una de las dudas que se nos plantearon durante la lectura es cómo influye el público en una telenovela que ya está terminada. Como se explica claramente en la obra, mientras la telenovela se está produciendo el rating se vigila y el guión se adapta en la medida de lo posible para compensar los altibajos de interés en tramas necesariamente largas. ¿Por qué, entonces, si mientras una novela se produce no se tira la toalla y se intentan mil y una fórmulas para que el interés no decaiga pero cuando la novela se exporta los programadores no tienen paciencia? Uno de los problemas que tenemos los espectadores de países “importadores” de novelas, es que si te enganchas a una telenovela y la cadena en cuestión estima que no tiene suficiente rating, la quita y se queda tan ancho, dejándonos a los seguidores con un palmo de narices. Este comportamiento no sólo demuestra una falta de respeto al espectador, sino también una absoluta ignorancia del producto que están comprando, porque los argumentos “río” son una característica esencial del género, y ningún río fluye a la misma velocidad durante todo su cauce. Este comportamiento desconsiderado y cateto está haciendo que la audiencia huya en masa hacia soportes o plataformas diferentes, como por ejemplo Internet, donde el gusto del espectador es rey y no estamos sometidos a los caprichos de nadie, pero con esto están matando a la gallina de los huevos de oro si no espabilan, primero porque hará que la exportación de novelas una vez emitidas en el país de origen sea imposible y porque en Internet los capítulos no tienen publicidad. Pérdida por partida doble.
“Venezuela es una telenovela” incluye también algunas reflexiones sobre si al “público” le gustan más las telenovelas rosas, puro melodrama, o está demandando telenovelas con una relación más cercana con la realidad y más o menos la respuesta a esto es que…no se sabe. Y en nuestra opinión es imposible que se sepa, porque no existe un “público” sino muchos “públicos”.
Cuando el mundo ya ha despertando a la realidad de la segmentación de los mercados, y a nuevos modelos económicos de distribución de productos (The long tail) que pueden ser tan rentables como la producción en masa, cuando hace ya tiempo que en los EEUU (los que llevan la voz cantante en el sector audiovisual) las mejores series van dirigidas a públicos diferentes (¿o es que nos creemos que el mismo “público” ve “Entre Fantasmas” y “Nip Tuck”?) y han renunciado al sueño de las enormes audiencia viendo el mismo programa, a cambio de la mayor sensibilidad de los espectadores a determinada publicidad, a los espectadores de telenovelas nos siguen metiendo a todos en el mismo saco, sea la que sea nuestra edad, nacionalidad, sexo, nivel cultural… Por lo menos en España, todos los espectadores de telenovelas somos considerados marujas de mediana edad y dedicadas a las labores domésticas…y así nos tememos que no vamos a ninguna parte. No se puede luchar contra la corriente y en vez de aspirar a esas audiencias millonarias se deberían elaborar productos diversos, como la gente, y eso no tiene por qué suponer una merma de los ingresos si la publicidad y el producto van dirigidas al mismo segmento de población. ¿o es que por gustarnos las telenovelas lo único que vamos a comprar es detergente, aunque sea el que lava más blanco? (por cierto, ¿cuál será?)
Nuestra intención es incluir más información sobre los temas de este estudio en nuestro comentario de la telenovela Cosita Rica que publicaremos en breve, por lo que no queremos extendernos más aquí. Una última recomendación para los que estén interesados en leer este libro y en ver la telenovela. Si sois de los que queréis que las telenovelas os sorprendan y no deseais saber lo que va a pasar, esperad a ver la telenovela antes de leer el libro. Pero si sois de los que no os importa saberlo, leedlo antes, porque el libro incluye numerosísimas “claves” para entender lo que esta pasando, el significado y la intención del autor, con lo que el visionado de la telenovela se convierte en una experiencia única.

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