Guerra entre militares0
JUN5
Gen Carlos Peñaloza El Nuevo país, 5 de Junio 2013 pág. 3
***Antes de las elecciones del 98, el país estaba agobiado por los bajos precios del petróleo y el desprestigio de los partidos. Además, las FAN estaban divididas y la falta de cohesión militar facilitó la labor del dictador cubano de adueñarse de Venezuela.
El triunfo de Hugo Chávez en 1998 fue inevitable ante el deterioro de un gobierno agobiado por el petróleo a $7 por barril y el desprestigio de los partidos. Esta situación hizo a Venezuela presa fácil del embrujo mesiánico de un paracaidista de medio pelo que vendió al imaginario colectivo la falsa imagen de salvador de la Patria. A esta dupla de fuerzas se sumaron una guerra civil entre jefes militares por el poder y la mano peluda de Fidel Castro jugando la última carta por su imperio. La falta de cohesión militar facilitó la labor de zapa del dictador cubano.
Los generales con posibilidades de asumir el poder llegaron divididos a esas elecciones. Fidel sabía que un golpe contra Chávez no tendría éxito porque los comandantes de la mayoría de los batallones simpatizaban con el jefe golpista y sobre esta base convenció a Chávez que aceptara ir a elecciones.
La oficialidad sublevada el 4F quedó casi intacta porque después del golpe fueron tratados con una inexplicable lenidad, salvo los líderes principales . Más del 90% de los alzados se reintegró a los cuarteles sin ser sancionados por el delito cometido. El 27N ocurrió algo semejante. La falta de carácter del Alto Mando con los alzados pudo ser por estupidez, negligencia o complicidad. Esos golpes no tuvieron éxito porque fueron muy mal planificados y dirigidos y porque aun la mayoría de la oficialidad era institucionalista.
Al reintegrarse a las unidades los insurrectos siguieron conspirando dirigidos a remoto desde Yare. La izquierda y algunos jefes militares presionaron al presidente Rafael Caldera para que liberara a los golpistas detenidos. Cuando Chávez fue sobreseído, salió como Fidel luego de El Moncada, clamando por otro golpe. A su salida de prisión en 1994, lo esperaba el general Raúl Salazar, el comandante de la 3a División y de la Guarnición del DF y Estado Miranda. Chávez se subió al vehículo protocolar al lado del general y salieron rumbo a la Academia Militar. Allí ambos recorrieron las instalaciones y fueron vistos por los cadetes. Para Chávez este acto simbólico tenia gran significado para sus planes futuros.
Al acercarse las elecciones del 98 las encuestas empezaron a mostrar un crecimiento indetenible de Chávez. Ante ese hecho los jefes militares estaban divididos. Un grupo de derecha lo dirigía desde la Casa Militar el general Rubén Rojas Pérez, yerno del presidente. Este general se oponía a reconocer un eventual triunfo del paracaidista y s su vez tenía ambiciones presidenciales.. El general Wilfredo Guerrero Zerpa lideraba un sector de militares institucionalistas dispuesto a respetar los resultados del sufragio. Un tercer grupo de generales se acercaron a Chávez ante la posibilidad de que resultara electo. El líder de este sector era el general Raúl Salazar Rodríguez, quien mantenía contactos discretos con Chávez. Su hermano, el general Richard Salazar, había sido jefe de Chávez y mantenía vínculos estrechos con él.
Rojas Pérez, valido de su acceso al presidente Caldera, logró en julio de 1998 colocar sus piezas en cargos claves y fue nombrado Comandante del Ejército, desplazando así a sus rivales. Guerrero fue desalojado de ese cargo de mando y pasado a un cargo sin mando de tropas en el Estado Mayor Conjunto. Salazar fue trasladado sin miramientos a Washington como agregado militar bajo sospechas de estar conspirando. Su disgusto con Rojas Pérez y su relación con Chávez lo impulsaron a promover a Chávez como amigo de los EEUU.
El yerno tenía un plan para descarrilar a Chávez. Para ello debía llevar a juicio a un grupo de sus seguidores sospechosos de promover asaltos a bancos y empresas para recolectar fondos para un golpe. Esa fue la intención inicial del jefe golpista al salir de Yare. La investigación la dirigía parsimoniosamente desde la DISIP el general Rivas Ostos. Este general retirado de la GN era muy amigo de Caldera y de los principales financistas de Chávez en Barinas. Para acelerar la averiguación Rojas Pérez logró que el anciano presidente pasara el caso a la DIM donde había colocado a uno de sus hombres de confianza: el general José Rodríguez Castillo. Su misión era precipitar la captura de Freddy Bernal, Nicolás Maduro y Cilia Flores para liquidar la campaña de Chávez. Para encubrir su intención y matar dos pájaros de un solo tiro se ordenó que la DIM se dedicara a investigar una presunta conspiración de derecha dirigida por Salazar. Para entonces la DIM estaba penetrada y Chávez conocía de estos planes.
La idea de Rojas Pérez no funcionó porque antes de las elecciones personajes izquierdistas infiltrados en el gobierno cercanos a Caldera lo convencieron para que suspendiera la investigación. Cuando esto ocurriٕó el tinglado del yerno se desplomó. Para su sorpresa dos días antes de las elecciones se dio cuenta que aunque el Ministro de la Defensa y los otros Comandantes de Fuerza obedecían sus órdenes, otras piezas importantes no acataban. Los comandantes de los batallones claves tampoco le seguían. La mayoría de ellos se habían alzado con Chávez, siendo capitanes el 4F.
El yerno se dio cuenta que era un general huérfano de tropas y el golpe se abortó. Dos días antes de las elecciones el embajador americano John Maisto hizo una fiesta de gala para agasajar al ex presidente James Carter y al alto mando chavista en pleno. Los gringos mal aconsejados hicieron una celebración por adelantado pensando que el golpista era parte de sus fuerzas amigas.
Al asumir Chávez, el yerno fue defenestrado y Salazar nombrado Ministro de Defensa. El general Guerrero Zerpa pidió la baja. El general Rodríguez fue acusado de corrupción y enviado a prisión. En Cuba, Fidel sonrió aviesamente. Su plan iba bien encaminado. El golpe divisionista a las FAN había sido noble y las grietas empezaban a verse. Ahora convocaría a la Asamblea Constituyente y pondría en práctica su “Plan Prócer” para ganar las elecciones perpetuamente. El futuro era suyo.
Los generales con posibilidades de asumir el poder llegaron divididos a esas elecciones. Fidel sabía que un golpe contra Chávez no tendría éxito porque los comandantes de la mayoría de los batallones simpatizaban con el jefe golpista y sobre esta base convenció a Chávez que aceptara ir a elecciones.
La oficialidad sublevada el 4F quedó casi intacta porque después del golpe fueron tratados con una inexplicable lenidad, salvo los líderes principales . Más del 90% de los alzados se reintegró a los cuarteles sin ser sancionados por el delito cometido. El 27N ocurrió algo semejante. La falta de carácter del Alto Mando con los alzados pudo ser por estupidez, negligencia o complicidad. Esos golpes no tuvieron éxito porque fueron muy mal planificados y dirigidos y porque aun la mayoría de la oficialidad era institucionalista.
Al reintegrarse a las unidades los insurrectos siguieron conspirando dirigidos a remoto desde Yare. La izquierda y algunos jefes militares presionaron al presidente Rafael Caldera para que liberara a los golpistas detenidos. Cuando Chávez fue sobreseído, salió como Fidel luego de El Moncada, clamando por otro golpe. A su salida de prisión en 1994, lo esperaba el general Raúl Salazar, el comandante de la 3a División y de la Guarnición del DF y Estado Miranda. Chávez se subió al vehículo protocolar al lado del general y salieron rumbo a la Academia Militar. Allí ambos recorrieron las instalaciones y fueron vistos por los cadetes. Para Chávez este acto simbólico tenia gran significado para sus planes futuros.
Al acercarse las elecciones del 98 las encuestas empezaron a mostrar un crecimiento indetenible de Chávez. Ante ese hecho los jefes militares estaban divididos. Un grupo de derecha lo dirigía desde la Casa Militar el general Rubén Rojas Pérez, yerno del presidente. Este general se oponía a reconocer un eventual triunfo del paracaidista y s su vez tenía ambiciones presidenciales.. El general Wilfredo Guerrero Zerpa lideraba un sector de militares institucionalistas dispuesto a respetar los resultados del sufragio. Un tercer grupo de generales se acercaron a Chávez ante la posibilidad de que resultara electo. El líder de este sector era el general Raúl Salazar Rodríguez, quien mantenía contactos discretos con Chávez. Su hermano, el general Richard Salazar, había sido jefe de Chávez y mantenía vínculos estrechos con él.
Rojas Pérez, valido de su acceso al presidente Caldera, logró en julio de 1998 colocar sus piezas en cargos claves y fue nombrado Comandante del Ejército, desplazando así a sus rivales. Guerrero fue desalojado de ese cargo de mando y pasado a un cargo sin mando de tropas en el Estado Mayor Conjunto. Salazar fue trasladado sin miramientos a Washington como agregado militar bajo sospechas de estar conspirando. Su disgusto con Rojas Pérez y su relación con Chávez lo impulsaron a promover a Chávez como amigo de los EEUU.
El yerno tenía un plan para descarrilar a Chávez. Para ello debía llevar a juicio a un grupo de sus seguidores sospechosos de promover asaltos a bancos y empresas para recolectar fondos para un golpe. Esa fue la intención inicial del jefe golpista al salir de Yare. La investigación la dirigía parsimoniosamente desde la DISIP el general Rivas Ostos. Este general retirado de la GN era muy amigo de Caldera y de los principales financistas de Chávez en Barinas. Para acelerar la averiguación Rojas Pérez logró que el anciano presidente pasara el caso a la DIM donde había colocado a uno de sus hombres de confianza: el general José Rodríguez Castillo. Su misión era precipitar la captura de Freddy Bernal, Nicolás Maduro y Cilia Flores para liquidar la campaña de Chávez. Para encubrir su intención y matar dos pájaros de un solo tiro se ordenó que la DIM se dedicara a investigar una presunta conspiración de derecha dirigida por Salazar. Para entonces la DIM estaba penetrada y Chávez conocía de estos planes.
La idea de Rojas Pérez no funcionó porque antes de las elecciones personajes izquierdistas infiltrados en el gobierno cercanos a Caldera lo convencieron para que suspendiera la investigación. Cuando esto ocurriٕó el tinglado del yerno se desplomó. Para su sorpresa dos días antes de las elecciones se dio cuenta que aunque el Ministro de la Defensa y los otros Comandantes de Fuerza obedecían sus órdenes, otras piezas importantes no acataban. Los comandantes de los batallones claves tampoco le seguían. La mayoría de ellos se habían alzado con Chávez, siendo capitanes el 4F.
El yerno se dio cuenta que era un general huérfano de tropas y el golpe se abortó. Dos días antes de las elecciones el embajador americano John Maisto hizo una fiesta de gala para agasajar al ex presidente James Carter y al alto mando chavista en pleno. Los gringos mal aconsejados hicieron una celebración por adelantado pensando que el golpista era parte de sus fuerzas amigas.
Al asumir Chávez, el yerno fue defenestrado y Salazar nombrado Ministro de Defensa. El general Guerrero Zerpa pidió la baja. El general Rodríguez fue acusado de corrupción y enviado a prisión. En Cuba, Fidel sonrió aviesamente. Su plan iba bien encaminado. El golpe divisionista a las FAN había sido noble y las grietas empezaban a verse. Ahora convocaría a la Asamblea Constituyente y pondría en práctica su “Plan Prócer” para ganar las elecciones perpetuamente. El futuro era suyo.
@GenPenaloza
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