César Sosa Marvez || Bogavante
Los servicios públicos
Bien conocido es el hecho que Valencia fue la primera ciudad de Suramérica que contó con el servicio de luz eléctrica, gracias a que el entonces presidente de Venezuela, Antonio Guzmán Blanco, sentía gran simpatía por esta ciudad, como también la tenía el “héroe Nacional” de este país, José Antonio Páez, a quien Bolívar el héroe continental de América Latina, denominó “la primera lanza de América”, dado el coraje demostrado por el “catire” en todas las batallas que libró por nuestra independencia, especialmente en la de “Carabobo”, que puso fin a la dominación española en nuestro territorio, hoy lamentablemente en manos del Castrocomunismo, del resto muy pocos gobernantes por no decir ninguno ha mirado “con buenos ojos” a la capital de Carabobo.
Lo cierto es que, entonces alrededor de la plaza Bolívar se instaló un cordón de “bombillos” como se denominan en Venezuela las “lámparas incandescentes”, que daban una nota de modernidad y de distinción, para aquella hoy lejana época, no solo en Venezuela sino en otros países de este subcontinente. Al mismo tiempo, en 1876 se instaló en Valencia el primer acueducto que funcionó en Venezuela, lógicamente aquel primer sistema hidráulico solo llevaba el vital líquido a la entonces ciudad aldeana a lo que hoy llamamos el “Centro histórico”. Posteriormente, a partir de los años cuarenta” cuando comenzaron a construirse las primeras “Urbanizaciones”, donde la clase de mayores recursos levantó casas de mejor aspecto, cada promotor de estos grupos urbanísticos estaba obligado a organizar sus propios o independientes sistemas hidráulicos, pero siempre anexos al viejo acueducto de 1876, progresivamente las siguientes “Urbanizaciones” fueron aunándose a lo que sus antecesores habían hecho y ésta es una de las causas por las que el agua en Valencia es un “tesoro escondido” que solo está al alcance de unos pocos, porque la mayoría no goza de este privilegio, especialmente quienes viven en los llamados “barrios” resignados a que en horas de la madrugada el estado envíe los llamados “camiones cisterna” a repartir entre los sedientos habitantes la poca y contaminada porción de agua que pueda suministrarles, quienes deben esperar que en los próximos 7 o 15 días les corresponda recibir la “cuota” de lo que la naturaleza nos regala aunque muy contaminada venga por el pésimo sistema con que el Estado cuenta para “potabilizarla” la que al observarla nada tiene de esta condición, por el contrario parece que fuera barro con un mínimo porcentaje de “H2O” .
Entonces ¿Cómo extrañarnos que cada día aumenten las enfermedades infecciosas si a veces son aguas cloacales las que el pueblo se ve obligado a tomar? ¿Cómo se explica que los hospitales que el Estado tiene la obligación, no solo legal sino más aun moral de mantener estos centros asistenciales en óptimos funcionamiento muchas veces tienen que pedir a los pacientes que se “marchen con sus males a otra parte”, porque ni siquiera pasa por las tuberías destinadas a eso?
Por último ¿Por qué ha aumentado el volumen de insectos dañinos a la salud especialmente moscas cuando estos asquerosos volátiles se posan sobre los alimentos que la población ingiere? Sencillamente porque en lugar de incinerar la basura como se hace en los países civilizados se deja a la intemperie como se hacía hace cien años en el sitio denominado “La Guásima” al Sur de Valencia, donde los montones de malolientes muladares son “compartidos” por los “zamuros” con los indigentes que se aventuran a llevarse las sobras que allí hayan podido quedar. No hay duda que los mal llamados “servicios públicos” ni son servicios ni son públicos porque de ellos no se beneficia el pueblo. Solo que dan para cobrar impuestos y encima para verse obligados a “contribuir” con “multas” por no haberlos pagado “a tiempo”.
OTROSI: El rotundo triunfo de la oposición en las elecciones municipales que el domingo 25 de mayo tuvieron lugar en San Diego, estado Carabobo y en San Cristóbal capital del Estado Táchira, no es sino la respuesta que da el pueblo venezolano a un gobierno que, además de querer convertir a un país libre en vasallo del castrocomunismo, es una demostración más del fracasado sistema marxistaleninista que considera a los habitantes de los países que malgobiernan, no como ciudadanos sino como esclavos de su funesta monarquía.
Ese avasallante e indiscutible triunfo es asimismo el presagio de lo que ocurriría en las próximas elecciones (si las hubiere) sean parlamentarias o presidenciales, siempre que su tradicional fraude no acompañe a los comicios que por varios periodos han tenido lugar. Es mucho el dinero donde “meter la mano” para dejar en poder de otros este “tesoro” que Alí Babá mantenía en secreto.
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