La conciencia de los jóvenes || Manuel Barreto Hernaiz
Manuel Barreto Hernaiz
barretom2@yahoo.com
“La conciencia hace que nos descubramos, que nos denunciemos o nos acusemos a nosotros mismos, y a falta de testigos declara en contra de nosotros...” Montaigne
Para los psicólogos, la desesperanza aprendida es una especie de convicción presente en algunas personas, de que resulta inútil, o es imposible cambiar la realidad y que independientemente de las acciones que emprenda para cambiarla, las cosas se quedarán como están. “No se puede hacer nada”, “hagas lo que hagas siempre será lo mismo”, “no hay salida...”, estos pensamientos son propios de la desesperanza aprendida. Esta sensación aparece cuando, por un motivo u otro, la persona sufre varios fracasos continuos en una lucha, lo que hace que se vaya mermando su energía para volver a intentarlo. Hoy nos hemos percatado cómo este régimen ha recurrido a su uso como estrategia para generar en los factores democráticos desmoralizarlos y evitar iniciativas resistentes a los abusos de poder, y sobre todo, a su necesaria organización. Sin embargo, nadie puede dudar que los factores democráticos han avanzado -y mucho- con calle y más calle, de igual manera a punta de votos tal como lo presenciamos recientemente en San Diego y San Cristóbal, reafirmando no tan solo lo que arrojan todas las encuestas, sino la propia voz de toda una Nación que ya salió de ese pesado letargo que la condujo al marasmo.
Y es que el régimen hace rato -¿desde carnaval?- se quitó la careta, al dejar a un lado las “bondades de la revolución bonita” y esa serie de registros sociales para fortalecer sus registros punitivos, con un brutal despliegue de excesiva violencia, pues la supervivencia del régimen exige mecanismos que, por la amenaza o el uso de la fuerza, consigan extender el temor entre quienes se quiere mantener bajo control. La extensión del temor busca paralizar las intenciones de cambiar la realidad que vivimos. El temor, como elemento coercitivo, intenta -ahora vanamente- lograr sus pretensiones, ante esa evidente sumisión, así las cosas, tengamos siempre presente que nuestro temor es su victoria. Y ante esas latentes amenazas, allí tenemos el tenaz y valiente ejemplo que los jóvenes vienen, con constancia y templanza, desplegando en los cuatro puntos cardinales de nuestra geografía, pues han tomado conciencia que de no haber emprendido tal gesta, se habría dejado el campo abierto al modelo de dominación que se empeña en conducirnos por tan nefasta senda.
Recordemos que en términos filosóficos, la conciencia es la facultad de decidir y hacerse sujeto, es decir, actor de sus actos y responsable de las consecuencias que de ellos se deriven, de acuerdo a la percepción del bien y del mal, luego estos jóvenes han tomado conciencia que la pérdida de la capacidad de protesta resulta lo más nefasto para la sociedad actual. Por eso, de la capacidad de resistencia, de la rebeldía inteligente, de la imaginación crítica, depende la existencia de una sociedad consciente. El permanente inconformismo, el reclamo, la protesta, la manifestación, sin caer en la irresponsabilidad y el aventurerismo, cumplen una verdadera función social. Y esto, estos muchachos lo tienen muy claro. Como claros están que no pueden conformarse con lo que lo que hoy se les presenta como país; pues saben que hay opciones distintas para superar las crisis por las que estamos pasando. Y quieren seguir soñando y no desanimarse ante la dura realidad que tienen por delante. Estos jóvenes han tomado conciencia al no guarecerse bajo el manto de inútiles subterfugios a la espera eterna de que un cúmulo de casualidades que nos saquen de este marasmo que hemos venido atravesando. Ya llegó el momento de darles todo nuestro apoyo, pues la participación significa un compromiso. Es decir, buscar y lograr juntos el porvenir que nos merecemos.
Ser cura no es 'un oficio', sino 'una tarea apasionante'
El Santo Padre responde a una carta enviada por seminaristas cubanos que querían compartir con el obispo de Roma su camino de formación
Por Redacción
ROMA, 31 de mayo de 2014 (Zenit.org) - Ser cura no es 'un oficio' sino 'una tarea apasionante'. Responde así el papa Francisco a un grupo de seminaristas cubanos que en algunas semanas atrás le enviaron una carta para dar su testimonio, cercanía y afecto al obispo de Roma, y compartir con él el sentido de su camino formativo.
Se trata de un grupo de doce jóvenes de diversas diócesis cubanas que estudian en el seminario diocesano de San Basilio Magno, de Santiago de Cuba. El Papa respondió a su carta en el mes de abril, pero el texto pontificio ha sido difundido solamente ahora por el sitio web del episcopado cubano.
“Queridos seminaristas: Agradezco mucho la carta que me han enviado, haciéndome partícipe de la ilusión de afianzar el llamado de Dios para llegar a ser buenos sacerdotes al servicio del santo pueblo de Dios en Cuba. Háganlo con alegría, con constancia, con humildad. No se trata de aprender un «oficio», sino de llevar a Cristo en el corazón para poderlo ofrecer sin reservas a los demás, especialmente a quienes más lo necesitan” escribió el Papa.
“Ésta es una tarea apasionante --prosigue el Santo Padre-- que bien vale toda una vida. También los invito a seguir fielmente las orientaciones de los formadores. Ellos saben muy bien la importancia decisiva que tiene para el seminarista, una vida espiritual intensa y constante, una preparación intelectual seria, una experiencia comunitaria y de fraternidad, y la actividad apostólica. Estos son los pilares, que interactúan y se complementan entre sí, sobre los que se funda la vida del seminario”.
Y concluye su misiva: “Les pido por favor que no dejen de rezar por mí y por los frutos de mi servicio a la Iglesia. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide. Fraternalmente. Francisco”.
La carta de los seminaristas
“Somos doce jóvenes cubanos de diferentes diócesis, que estudiamos en el Seminario Diocesano San Basilio Magno de Santiago de Cuba, con el objetivo de formarnos para llegar a ser buenos sacerdotes que puedan servir a este pueblo que tanto necesita de la Palabra y el Amor de Dios. Queremos aprovechar esta oportunidad para hacerle llegar nuestro saludo y mostrarle nuestra cercanía a su persona que tantas simpatías ha despertado en el mundo entero.
Es nuestro deseo decirle que estamos apoyando su ministerio mediante la oración, y agradecemos mucho que nos exhorte a guiar nuestros pasos al servicio de los más pobres. Tratamos de vivir el Evangelio día a día, para llevarlo a las personas más necesitadas, presentándole a Cristo como el Camino, la Verdad y la Vida, y así, aportar nuestro grano de arena en la construcción del Reino de Dios. Usted conoce la situación de nuestro pueblo, le pedimos que lo tenga presente en sus oraciones.
Además de los estudios, dedicamos parte de nuestro tiempo a la pastoral, tanto en la ciudad como en las comunidades rurales, visitando y llevando la Comunión a los enfermos, celebrando la Palabra e impartiendo catequesis.
Tenemos como rector y formador al P. Rafael Cárceles, sacerdote español perteneciente a la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos y como guía espiritual al portador de esta misiva Mons. Luis del Castillo sj. Queremos que sepa que nos llenaría el corazón de alegría saber que tiene en su agenda una visita a Cuba como lo han hecho ya sus dos antecesores. Gracias por el tiempo que ha dedicado a leer nuestra carta.
Que Dios siempre lo bendiga y que nuestra Madre, la Virgen de la Caridad del Cobre lo acompañe en su Ministerio. Un abrazo en Cristo Jesús, Sumo y Eterno Sacerdote”.
Se trata de un grupo de doce jóvenes de diversas diócesis cubanas que estudian en el seminario diocesano de San Basilio Magno, de Santiago de Cuba. El Papa respondió a su carta en el mes de abril, pero el texto pontificio ha sido difundido solamente ahora por el sitio web del episcopado cubano.
“Queridos seminaristas: Agradezco mucho la carta que me han enviado, haciéndome partícipe de la ilusión de afianzar el llamado de Dios para llegar a ser buenos sacerdotes al servicio del santo pueblo de Dios en Cuba. Háganlo con alegría, con constancia, con humildad. No se trata de aprender un «oficio», sino de llevar a Cristo en el corazón para poderlo ofrecer sin reservas a los demás, especialmente a quienes más lo necesitan” escribió el Papa.
“Ésta es una tarea apasionante --prosigue el Santo Padre-- que bien vale toda una vida. También los invito a seguir fielmente las orientaciones de los formadores. Ellos saben muy bien la importancia decisiva que tiene para el seminarista, una vida espiritual intensa y constante, una preparación intelectual seria, una experiencia comunitaria y de fraternidad, y la actividad apostólica. Estos son los pilares, que interactúan y se complementan entre sí, sobre los que se funda la vida del seminario”.
Y concluye su misiva: “Les pido por favor que no dejen de rezar por mí y por los frutos de mi servicio a la Iglesia. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide. Fraternalmente. Francisco”.
La carta de los seminaristas
“Somos doce jóvenes cubanos de diferentes diócesis, que estudiamos en el Seminario Diocesano San Basilio Magno de Santiago de Cuba, con el objetivo de formarnos para llegar a ser buenos sacerdotes que puedan servir a este pueblo que tanto necesita de la Palabra y el Amor de Dios. Queremos aprovechar esta oportunidad para hacerle llegar nuestro saludo y mostrarle nuestra cercanía a su persona que tantas simpatías ha despertado en el mundo entero.
Es nuestro deseo decirle que estamos apoyando su ministerio mediante la oración, y agradecemos mucho que nos exhorte a guiar nuestros pasos al servicio de los más pobres. Tratamos de vivir el Evangelio día a día, para llevarlo a las personas más necesitadas, presentándole a Cristo como el Camino, la Verdad y la Vida, y así, aportar nuestro grano de arena en la construcción del Reino de Dios. Usted conoce la situación de nuestro pueblo, le pedimos que lo tenga presente en sus oraciones.
Además de los estudios, dedicamos parte de nuestro tiempo a la pastoral, tanto en la ciudad como en las comunidades rurales, visitando y llevando la Comunión a los enfermos, celebrando la Palabra e impartiendo catequesis.
Tenemos como rector y formador al P. Rafael Cárceles, sacerdote español perteneciente a la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos y como guía espiritual al portador de esta misiva Mons. Luis del Castillo sj. Queremos que sepa que nos llenaría el corazón de alegría saber que tiene en su agenda una visita a Cuba como lo han hecho ya sus dos antecesores. Gracias por el tiempo que ha dedicado a leer nuestra carta.
Que Dios siempre lo bendiga y que nuestra Madre, la Virgen de la Caridad del Cobre lo acompañe en su Ministerio. Un abrazo en Cristo Jesús, Sumo y Eterno Sacerdote”.
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