Trinchera
El General rezongón
Luis Cubillán Fonseca
Apenas Henry Ramos le recordó respetuosamente al componente militar sus deberes constitucionales, el ciudadano General Ministro de la Defensa rezongó vía Tuiter. No sé si fue al mismo Ministro a quien vimos en dos actos típicamente partidistas: Un “desagravio” a El Libertador, ante el túmulo del señor Chávez; circunstancia que transformó un “acto institucional nacional” en el acto de una parcialidad política, y el otro fue un acto a Zamora.
Porque resulta que el régimen, cubriéndose con la figura de El Libertador, llevó la Patria a situación ancilar vergonzosa ante Cuba. Miraflores aún conserva el cable desde las estancias presidenciales hasta el camastro del tirano del Caribe. A todo le aplican la “salsa bolivariana” para que el pueblo crea que las ofensas van contra nuestro Libertador, y que ellos son los herederos directos. El jefe eterno aún espera el fallo de la historia. La Ley venezolana fue sabia, por eso la sepultura de los restos de cualquier ciudadano en el Panteón Nacional se realiza después de cierto tiempo, esperando que se asienten los grandes hechos beneficiosos para la Patria.
El otro acto donde nos pareció ver al señor Ministro, fue en homenaje a Ezequiel Zamora, que también está instrumentalizado por la propaganda chavista, pues lo convierten en “raíz” y allí anclan la doctrina. Zamora podrá ser muy ser revolucionario y muy raíz, pero fue un esclavista de uña en el rabo y negociante en carne humana, diligente para acudir rápido, el 14 de junio, a menos de un mes de la promulgación de la ley abolicionista, a la Junta de Ciudad Bolívar, a reclamar el precio que le correspondía en su condición de propietario de Juana, su esclava de 36 años; de Nieves, esclava de buena salud y de la misma edad “tarifada en 300 pesos”; y de Francisco María Castillo, manumiso de 7 años y de Candelario de 16, también manumiso, ambos sanos, por los que pedía 60 pesos por el primero y 150 por Candelario.
Según el Diario de Avisos de la Junta, Zamora reclamó también el precio de Bonifacio, de 15 años, Rafaela de 5, y Jacinto, mayor de 15, a quienes presenta en forma sospechosa sin títulos legales sobre ellos, por lo tanto, no le fue admitido el reclamo al “General del Pueblo Soberano”, “porque carecía de las escrituras correspondientes”.
Para asegurar los derechos sobre los fementidos sus esclavos, Zamora le otorga poder protocolizado en el Registro Subalterno de Bolívar a su primo, José Manuel García, para que ante las autoridades correspondientes del ramo de abolición “cobre los valores que me corresponden como propietario que fui de dos esclavas”. No queda duda de que ésta, la raíz del árbol del 4F, el “Valiente Ciudadano” defendía su ideal de ¡Hombres Libres!, siempre y cuando le pagasen en pesos contantes y sonantes lo que valía la libertad de aquellos seres humanos, que para él fueron simple y vulgar mercancía.
Ambos actos, apreciado General, fueron de propaganda política genuina. Supóngase que el Dr. Ramos lo invite a unas “cuarenta horas” a Rómulo Betancourt -negado de entrada- porque Rómulo supo cuando se murió y listo, su monumento es su pensamiento, que contra viento y marea, se eleva en los tiempos. No tiene iglesia particular, ni se anda apareciendo en forma de pájaro, ni de cualquier volátil, sea cucaracha, chicharra ¡o perro de agua!
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