Inspirulina: Escucha lo que te dices a ti mismo
28 DE NOVIEMBRE 2015 - 11:31 PM
"Pero ustedes también exageran"... Estas palabras de mi hija Andrea fueron un claro recordatorio de que los padres no educamos con palabras sino con nuestro ejemplo. Ella se refería a un comentario que yo había hecho segundos antes, cuando atrapados en el tráfico vespertino de Miami, viajábamos con retraso a un evento.
Andrea acababa de decir que ese viaje era un sinsentido, puesto que nos tomaría una hora llegar a una actividad a la que le quedaba a lo sumo hora y media. En su matemática mental era absurdo invertir un par de horas en ir y venir. Además, ella aún debía terminar sus tareas escolares para el día siguiente.
"Ya estamos por llegar", dije con un optimismo que no tenía. Según el GPS, estábamos a 20 minutos.
"Tenemos años en este auto", comentó ella. "Vamos a regresar a casa a la medianoche". "No seas tan exagerada, recuerda que si dices algo así, terminas por creerlo", fue mi sabio comentario. "Pero ustedes también exageran", sentenció.
Touché.
Quizás por la sangre hispana que corre en nuestras venas mi esposa y yo tenemos una tendencia natural a exagerar un poco. Bueno, en el caso de mi esposa Gabriela es algo más que un poco. Y no exagero. No es infrecuente que para referirse a una sala llena, ella diga que asistieron "millones" de personas o cosas por el estilo. Es una característica de su fascinante personalidad y algo que todos que la conocemos sabemos apreciar (aplicando la fórmula de conversión). En mi caso hago un esfuerzo consciente por evitar esas expresiones. La razón es sencilla: sé que mi cerebro no entiende bien la diferencia entre una exageración y un dato concreto.
La neurolingüística ha comprobado que para efectos de la actividad cerebral es lo mismo un estímulo real y una imagen mental. Un ejercicio que lo comprueba es el del limón exprimido. Si imaginas que tienes un limón en las manos y te concentras en sus características, visualizando paso a paso el acto de exprimirlo en tu boca, muy probablemente sentirás algo similar a que si realmente lo hicieras. Si deseas un ejemplo más sabroso, observa lo que sucede con las fantasías sexuales. Les dedicas unos minutos a esos pensamientos libidinosos y muy probablemente el cuerpo se excitará.
Lo mismo sucede con las palabras e historias que nos contamos a diario. Si somos capaces de ver las cosas tal y como son, sin exagerar o subestimar los hechos, nos relacionaremos con la realidad de una forma ecuánime y tendremos la posibilidad de responder de buena manera a lo que tenemos por delante. Pero si exageramos, y digamos que enfrentamos una situación potencial estresante, como el tráfico citadino, los niveles de tensión aumentarán y corremos el riesgo de entrar en una espiral angustiosa. "Este es el peor tráfico del mundo", "Voy a pasarme la vida en este auto" o "Aún faltan siglos para llegar (cuando quizás sean unos minutos)" son expresiones que solo aumentan la presión del momento.
Esto me trae de vuelta a mi maestra Andrea. Esperando a que cambiara el semáforo, había expresado su frustración y yo había intentado calmarla (con una dosis de reflexión, que, la verdad sea dicha, no era el mejor momento para compartirla). Lo relevante del asunto es que unas cuadras antes, inmóvil en el tráfico, yo había revisado el GPS y tras ver que faltaban 30 minutos, refunfuñé diciendo: "Nos falta una hora".
Ustedes también exageran... Tiene razón mi pequeña. Aunque no exagero cuando le digo a ella y a su hermana que las quiero desde mi corazón hasta la luna, ida y vuelta, un trillón de veces.
"Pero ustedes también exageran"... Estas palabras de mi hija Andrea fueron un claro recordatorio de que los padres no educamos con palabras sino con nuestro ejemplo. Ella se refería a un comentario que yo había hecho segundos antes, cuando atrapados en el tráfico vespertino de Miami, viajábamos con retraso a un evento.
Andrea acababa de decir que ese viaje era un sinsentido, puesto que nos tomaría una hora llegar a una actividad a la que le quedaba a lo sumo hora y media. En su matemática mental era absurdo invertir un par de horas en ir y venir. Además, ella aún debía terminar sus tareas escolares para el día siguiente.
"Ya estamos por llegar", dije con un optimismo que no tenía. Según el GPS, estábamos a 20 minutos.
"Tenemos años en este auto", comentó ella. "Vamos a regresar a casa a la medianoche". "No seas tan exagerada, recuerda que si dices algo así, terminas por creerlo", fue mi sabio comentario. "Pero ustedes también exageran", sentenció.
Touché.
Quizás por la sangre hispana que corre en nuestras venas mi esposa y yo tenemos una tendencia natural a exagerar un poco. Bueno, en el caso de mi esposa Gabriela es algo más que un poco. Y no exagero. No es infrecuente que para referirse a una sala llena, ella diga que asistieron "millones" de personas o cosas por el estilo. Es una característica de su fascinante personalidad y algo que todos que la conocemos sabemos apreciar (aplicando la fórmula de conversión). En mi caso hago un esfuerzo consciente por evitar esas expresiones. La razón es sencilla: sé que mi cerebro no entiende bien la diferencia entre una exageración y un dato concreto.
La neurolingüística ha comprobado que para efectos de la actividad cerebral es lo mismo un estímulo real y una imagen mental. Un ejercicio que lo comprueba es el del limón exprimido. Si imaginas que tienes un limón en las manos y te concentras en sus características, visualizando paso a paso el acto de exprimirlo en tu boca, muy probablemente sentirás algo similar a que si realmente lo hicieras. Si deseas un ejemplo más sabroso, observa lo que sucede con las fantasías sexuales. Les dedicas unos minutos a esos pensamientos libidinosos y muy probablemente el cuerpo se excitará.
Lo mismo sucede con las palabras e historias que nos contamos a diario. Si somos capaces de ver las cosas tal y como son, sin exagerar o subestimar los hechos, nos relacionaremos con la realidad de una forma ecuánime y tendremos la posibilidad de responder de buena manera a lo que tenemos por delante. Pero si exageramos, y digamos que enfrentamos una situación potencial estresante, como el tráfico citadino, los niveles de tensión aumentarán y corremos el riesgo de entrar en una espiral angustiosa. "Este es el peor tráfico del mundo", "Voy a pasarme la vida en este auto" o "Aún faltan siglos para llegar (cuando quizás sean unos minutos)" son expresiones que solo aumentan la presión del momento.
Esto me trae de vuelta a mi maestra Andrea. Esperando a que cambiara el semáforo, había expresado su frustración y yo había intentado calmarla (con una dosis de reflexión, que, la verdad sea dicha, no era el mejor momento para compartirla). Lo relevante del asunto es que unas cuadras antes, inmóvil en el tráfico, yo había revisado el GPS y tras ver que faltaban 30 minutos, refunfuñé diciendo: "Nos falta una hora".
Ustedes también exageran... Tiene razón mi pequeña. Aunque no exagero cuando le digo a ella y a su hermana que las quiero desde mi corazón hasta la luna, ida y vuelta, un trillón de veces.
¡Háganse Responsables de Sí Mismos!Por Brenda Hoffmanwww.LifeTapestryCreations.com.
18 de Enero 2016
Traducción: Fara González
Difusión: El Manantial del Caduceohttp://www.manantialcaduceo. com.ar/libros.htm
https://www.facebook.com/ ManantialCaduceo
Difusión: El Manantial del Caduceohttp://www.manantialcaduceo.
https://www.facebook.com/
Queridos,
Muchos de ustedes quieren transitar más rápidamente que lo que les permite su fisicalidad. Cuando eran niños querían ser adolescentes. Y cuando eran adolescentes querían ser adultos. Así sucede ahora.
Quieren volar a través de las dimensiones aunque todavía no hayan creado su sueño en la tierra. Hay un tiempo para que vuelen, pero solamente después que hayan completado el paso preparatorio de crear su sueño en la tierra. Y lo harán – en el momento correcto para ustedes. Un tiempo que está a horas, días o semanas de ahora.
Volar hacia las dimensiones sin seguridad de su sueño en la tierra es similar a irse de su hogar de origen en la tierra para vivir en un mundo laboral a los 12 años de edad. Alterando su vida en la tierra en muchas formas porque no tuvieron la libertad de descubrirse a sí mismos como es indispensable en sus años de adolescencia.
Hay etapas y progresiones a lo largo de los Universos.
Muchos de ustedes dudan de su ser estelar dios/diosa. Quizás den crédito a la posibilidad de que aunque otros tengan esa posibilidad, ustedes son solamente ustedes. Ir a trabajar, cuidar de su familia, pagar las facturas.
Una vez que internalicen su importancia en esta increíble transición crearán su seguridad en la tierra sabiendo que se requiere antes de flotar hacia los éteres.
Ustedes aceptan plenamente que los demás puedan tener las habilidades que ustedes quisieran. Que otros vuelan hacia diferentes dimensiones, frecuencias y tiempos. Quizás ustedes lo hagan también algún día – en el futuro lejano. Porque continúan creyendo que no son lo suficientemente buenos o no tienen la capacidad suficiente para ser un dios/diosa/estelar.
Hasta la menor duda de sus capacidades informa a su totalidad de que no se quieren todavía lo suficiente para avanzar a la próxima etapa.
Continúan deseando una habilidad futura que ya tienen.
Pero entonces, ¿no fue siempre más fácil soñar en un novio futuro que limpiar la habitación? Así les sucede ahora. Soñar en posibilidades futuras sin completar los pasos para llegar allí incluyendo el saber y aceptar cuán poderosos son. De hecho, amarse lo suficiente para saber que pueden crear lo que quieran.
La creación por ahora, es su sueño en la tierra. Porque requieren un entorno amoroso y estable al cual regresar a medida que se ajustan a la próxima fase de su transición. Quizás pueda ayudarles a entender mejor este concepto si ustedes recuerdan sus años universitarios. Aunque no sea cierto para algunos de los que lean este mensaje, la imagen general de un estudiante universitario es el regreso a casa para las vacaciones durante la primera etapa de la adultez. Un hogar que les permitiera saber que ustedes pertenecían a algún sitio más allá de su breve vida universitaria.
Así les sucede ahora. Es tiempo de que creen ese nido, esa manta de seguridad para que puedan regresar fácil y cómodamente a su hogar base cada vez que se sientan incómodos en su próxima etapa de desarrollo de la transición.
Las claves para crear ese manto de seguridad son el conocimiento sin cuestionamiento de cuán poderosos son – y que se aman lo suficiente para regalarse un manto de seguridad en la tierra. Algunos han hasta ido de puntillas a ese lugar para hacer compras justo por la diversión de hacerlas. O bailar, interactuar con otros o hacer cualquier cosa que cree una burbuja de risas y de júbilo en su interior.
Continúen por ese camino hasta que esa burbuja de alegría sea parte de su ser. Porque esto les indica que ustedes se aman a sí mismos.
Quizás esto último parezca una tontería porque ustedes creen que se aman a sí mismos – quizás no tan profundamente como quisieran, pero ciertamente suficiente para jugar y reír un poco. Porque continúan colocando a los demás y sus necesidades primero que las de ustedes. “Oh, no puedo gastar dinero porque eso lo molestará a él”. “No puedo reírme demasiado porque los demás pensarán que son inmaduro”. “No puedo acercarme a esa muchacha en la oficina porque ella no está interesada en mí – me sentiría como un tonto y ella pensaría mal de mí”. Así que continúan su vida en la tierra poniéndole restricciones a su alegría a su amor por sí mismos.
¿A quién le importa lo que piensen los demás de ustedes? Ustedes son un dios/diosa/estelar
¿No comprenden cuánta libertad se les ha otorgado a sus dioses justo porque ustedes los han etiquetado como dioses – cuánta libertad le han dado a alguien a quien ustedes admiran? Ustedes les permiten que ellos rían a plenitud y piensan “¿No son ellos simpáticos?” Ustedes permiten que ellos atropellen a los demás y piensan “Qué hermoso que sean tan honestos”. Ustedes permiten que los demás se les acerquen aunque ellos no les brinden a ustedes alegría y piensan “Esas pobres almas, alguien tiene que cuidar de ella. Pienso que seré yo”. Negando todo el tiempo su poder de dios/diosa/estelar – a costas de su propia alegría.
Siempre que coloquen a alguien antes que a ustedes mismos en esta etapa de creación en la tierra, todavía no habrán captado la parte de auto amor requerida.
Para algunos, parte del auto amor es preocuparse por los demás. Así sea si eso les brinda alegría – como oler un bebé o tocar la suavidad de su piel. Pero es perfectamente permisible en esta etapa de auto amor que admitan que ustedes no están enamorados de cambiar los pañales de un bebé o escuchar su llanto a las 3am. Eso no quiere decir que ustedes no cambien el pañal o sostengan al bebé que llora, simplemente que se permitan conocer en todo su ser que no les gusta hacerlo.
Sean honestos consigo mismos. Entonces sepan, con cada célula de su ser, que ustedes son un dios/diosa/estelar donde cualquier acción es valorada por toda la sociedad. Más ahora, para amarse a sí mismos lo suficiente y rodearse de alegría y utilizar esa alegría y auto amor para crear su manto de seguridad en la tierra.
Ustedes no esperaban llegar a la universidad sin obtener el diploma de bachillerato. De igual forma no esperen crear su sueño en la tierra hasta que no se amen lo suficiente o tanto como aman a los demás. Y esto no es posible hasta que reconozcan y acepten plenamente que son un dio/diosa/estelar con la libertad necesaria y total para serlo. Así sea. Amén
Derechos de autor © 2009-2016. Brenda Hoffman. Todos los derechos reservados:www.LifeTapestryCreations.com. Pueden compartir este contenido con los demás – colocarlo en su blog, añadirlo a su boletín, etc., pero mantengan la integridad de este artículo incluyendo a la autora/canalizadora Brenda Hoffman y al sitio Web:www.LifeTapestryCreations.com.
Las traducciones del material de Brenda Hoffman pueden ser descargados en archivo Word desde el sitio creado para ella enhttp://www.manantialcaduceo. com.ar/libros.htm
https://www.facebook.com/ ManantialCaduceo
https://www.facebook.com/
Para recibir los mensajes en tu bandeja de correo suscríbete enhttp://www.egrupos.net/grupo/ laeradelahora/alta
El Manantial del Caduceo en La Era del Ahora
El Manantial del Caduceo agradece a las personas que comparten y distribuyen estos mensajes tal cual se publican, con todos los créditos correspondientes, pues así reflejan su propia transparencia al difundir la luz. Lamentablemente, otras personas no actúan de esa manera y modifican o eliminan los créditos, impidiendo así que sus propios lectores tengan acceso a los sitios donde podrían encontrar mayor información. Vale la pena recordar que todos los sitios individuales que hospeda El Manantial del Caduceo han sido autorizados por los respectivos canalizadores/autores y contienen todo el material con sus traducciones autorizadas.
Estamos en una nueva energía, creando un mundo nuevo. Seamos conscientes de nuestras elecciones. ¿Queremos seguir creando competencias y desazón? ¿O preferimos la colaboración e integridad? Por favor, honremos la labor de cada persona que hace su parte para que nos lleguen estos mensajes, respetando la totalidad de los créditos. Gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario