La literatura refleja los conflictos “de un mundo convulso y violento” a través de la no ficción
Basada en hechos reales
La literatura refleja los conflictos “de un mundo convulso y violento” a través de la no ficción
Svetlana Alexievich y el Homo Sovieticus
El pasado 9 de octubre la Academia de Suecia otorgó el Nobel de Literatura a la periodista y escritora Svetlana Aléxievich. La academia destaca de la obra de esta bielorrusa “su carácter polifónico, un monumento al sufrimiento y al coraje en nuestro tiempo”. Un tiempo del “homo sovieticus” presente en todos sus libros. Aléxievich arma sus novelas siguiendo la técnica del montaje de un documental. Entrevista a sus protagonistas, mujeres que lucharon en la Segunda Guerra Mundial, para La guerra no tiene nombre de mujer, a las madres de combatientes muertes en Afganistán para Los Chicos de Cinc y, en Cautivados por la Muerte, a los familiares y amigos de los suicidas de aquellos que no pudieron enfrentarse a la caída de la Unión Soviética. Su última, Voces de Chernobyl, reúne los testimonios de un pueblo y una generación destruida por la indolencia del poder que se esconde detrás del accidente nuclear.
Por supuesto, no son del agrado del poder los libros de esta escritora.La guerra no tiene nombre de mujer fue publicado con la llegada de la Perestroika y Putin no llamó a la escritora para felicitarla por su premio.
¿Es producto de un mundo convulso y violento este resurgir de la no ficción?
Leila Guerrero, periodista argentina piensa que no. Y en una entrevista concedida al País, habla de que García Márquez, otro ganador del Nobel, agradeció mucho de su oficio de periodista a la hora de crear sus novelas.
“Quizás los tiempos se han complicado en Europa, y el Nobel sea un reflejo de eso”.
Asegura que la no ficción vive un momento de oro: Debate, Libros del K.O., Círculo de Tiza: hay muchas editoriales que apuestan fuerte por este tipo de obras.
Venezuela y la no ficción
La inclemente realidad después (y durante) 17 años de Socialismo del Siglo XXI va ocupando un espacio imposible de soslayar por los narradores de nuestro país. “Antes, en mi columna semanal en El Nacional yo podía escribir sobre cualquier tema: una anécdota, una historia personal. Ahora, si lo hago, me llueven piedras. ¿Cómo puedo escribir de otra cosa que no sea lo que ocurre en el país? La realidad nos tiene secuestrados”, declaraba en una charla sostenida en Casa de Las Américas, con motivo del Premio Novela Tusquets concedido a su novela Patria o Muerte, el escritor Alberto Barrera Tyszka.
Patria O Muerte
A la convocatoria en el Palacio de Linares, sede de Casa de América, el venezolano estuvo escoltado por el periodista Juan Cruz y por Eduardo Becerra, profesor de Literatura Hispanoamericana en la Universidad Autónoma de Madrid. Un pequeño grupo colmó la sala Miguel de Cervantes en la que se habló de la novela apasionadamente. El público no era en su mayoría venezolanos en el exilio. Había también lectores que han sido seducidos por el hacer narrativo de Barrera y algún que otro simpatizante de Podemos que quería entender lo que estaba sucediendo en el país.
Los maletines
Otro escritor venezolano ya habita sostenido una charla con otro escritor, esta vez el peruano Jorge Eduardo Benavides, con motivo de la presentación de su novela Los Maletines: Juan Carlos Méndez Guédez se atrevía con una novela negra, negrísima, a desmenuzar la realidad venezolana. Para ello se valió de dos pillos que se aprovechaban de la corrupción del sistema chavista para salirse con la suya.
Fue quizás una de las primeras novelas que llamó la atención del mundo sobre las tropelías del chavismo como sistema político. Como sucedió con la dictadura argentina o chilena, la destrucción del sistema va abriendo cada vez más agujeros, no por donde escapan ya los nacionales, sino donde los narradores van contando la realidad de un sistema corrupto, nepotista y con un culto a la muerte, al esperpento y a lo cursi que nos hace prever la llegada de nuevas novelas.
17 años de narrativa venezolana
Algunos de nuestros narradores que han escrito sobre esta realidad son: Héctor Torres y su Caracas Muerde; Miguel Gomes con Retrato de un Caballero; Ciudad Vagabunda, las crónicas de Federico Vegas; Francisco Suniaga y Esta Gente; Leonardo Padrón con Kilómetro Cero; María Isoliett Iglesias con Y nos comimos la luz.
Son crónicas, cuentos, novelas, basadas en hechos reales que buscan, como decía Juan José Millás, mostrar la realidad, entenderla y, si es posible, transformarla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario