Habla la Conciencia
El aliento de la Iglesia
Luis Garrido
No estamos solos en esta confrontación desigual: pueblo pacífico-“revolución armada”. Han sido 17 años en los cuales la violencia y la injusticia han hecho causa frecuente para conservar el poder; 17 años donde la voz disidente es apagada por la barbarie, donde intentaron arrebatarle a la Venezuela de todos los venezolanos su vocación por la libertad. 17 años con un balance trágico de caídos en la protesta legítima, de padres sin hijos e hijos sin padres, separados por la distancia del exilio; de presos políticos sometidos sin causa alguna a expedientes fabricados entre las paredes del palacio, con la complicidad de quienes borraron de su juramento la palabra “inocente”, vendiéndoles su alma al diablo.
No estamos solos porque hasta en los más apartados confines de la tierra retumban los hechos insólitos que suceden en nuestro país. Fuera de nuestras fronteras se conoce la verdad, porque Venezuela 17 años atrás no era una patria aislada; se le conocía como nación desarrollada con su potencial petrolero y riquezas naturales y por su aporte humanista, científico e intelectual al servicio del progreso; éramos una referencia de manos siempre extendidas para estrechar la del visitante; ofrecíamos las bondades y bellezas de la naturaleza que bendijo nuestra tierra, con el orgullo de ser venezolanos.
Frente al panorama desalentador, los venezolanos nos hicimos escuchar el 6 de diciembre. Solo conocemos de procedimientos pacíficos y respuestas civilizadas; pero también en nuestra conciencia cargamos el peso de esa verdad y experiencia que nos enrostra nuestra responsabilidad en las penurias, la pérdida de valores y el deterioro de la imagen de nuestra patria, atribuido a la indiferencia con que hemos visto pasar los acontecimientos. En las expectativas hay un escenario que nos convoca, solo tenemos que ponernos la mano en el corazón y encontrar la respuesta: ¿no han sido suficientes 17 años de tan humillante ignominia?
No estamos solos. La Iglesia, en la palabra de sus pastores, siempre ha tenido una voz de aliento que impulsa la fuerza de nuestra fe. La Iglesia no convalida la injusticia ni la prisión de la disidencia como forma de castigo por parte del gobierno. La Iglesia solo pregona el amor por la paz y la libertad. Los presos no están solos, los exiliados y el retorno a la democracia están en la oración de la Iglesia. Terminar lo iniciado el 6 de diciembre es nuestra responsabilidad.
luirgarr@hotmail.com hablalaconciencialuisgarrido.blogspot.com
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