Un paseo por el Museo entre Larzabal y otras cosas
Laura Antillano
El jueves pasado estuvimos visitando el Museo de Arte de Valencia por un conversatorio del artista Ramsés Larzabal acerca de su obra. Él acaba de ganar el Premio más importante del Salón del Dibujo y la Estampa, el que se suma a la cantidad de reconocimientos que ya tiene.
Teníamos curiosidad por escucharle porque su trabajo en general nos interesa y no siempre es posible para un artista definir o dar hilo al espectador, en relación a los orígenes del mismo, como encuentro continuo entre la realidad, el imaginario y la definición de un “material” que será un elemento en proceso de transformación, para expresar un universo interior.
Ramsés lo consiguió. Fue un introducirse en su propia infancia y retomar instantes alimentados de esos silencios expectantes de los niños, en los cuales están como antenas receptoras, absorbiendo el entorno, en la construcción de un encaje poético, más cercano a la emoción que a la razón. Lo que marcaría definitivamente el pulso y la arquitectura de su trabajo.
Se dice que los escritores siempre escribimos el mismo libro, y entender este enunciado conlleva considerar el peso de los inicios de la vida en términos de “tomar conciencia”, o tener iluminación del gesto que te definirá, sellará, o en definitiva te conectará de una forma particular con el mundo circundante y su dinámica.
La charla del artista nos resultó iluminadora, pedagógica y celebramos las presencias en el lugar de jóvenes del Instituto Experimental Simón Bolívar (Apucito), y un curioso inteligente cuyas preguntas fueron celebradas por todos. Lamentamos las ausencias: de todo el que se perdió esta bonita oportunidad.
También le damos las gracias al director del Museo, Argenis Agudo, por su afán de promover actividad continua desde muy diversos lenguajes del arte, y aprovechamos para recordarles que este lugar, en plena Avenida Bolívar Norte cruce con Calle Salom, tiene una agenda que incluye literatura los martes (hoy dedicada a la Cátedra José Antonio Ramos Sucre de Literatura Venezuela, la cual existe en Salamanca, España, desde 1993, hablaremos sobre ella a las 3.00pm). Este jueves hay un nuevo conversatorio de arte, con La Rosa, Quintín y Pedro Téllez, y el sábado hay cine y se proyectará la película de Mariana Rondón: “Postales de Leningrado”, su primer largometraje, a las 10.00 am.
Generalmente hay teatro los viernes, piezas cortas de teatro de cámara dirigidas por Jesús Mercado y los jueves se dan conciertos. La librería del Sur sigue quedando en un local lateral del Museo y atrás está la Casa de los Talleres también con ofertas consecuentes para niños y adultos.
No se justifica que teniendo estas ofertas se quejen de que no hay a dónde ir en la ciudad. Son actividades para muy diversas edades, y pronto se anunciará la inauguración de exposiciones de las obras tridimensionales que forman parte de la colección del Museo, con la curaduría, nada menos que del Maestro Juan Calzadilla.
El jueves pasado estuvimos visitando el Museo de Arte de Valencia por un conversatorio del artista Ramsés Larzabal acerca de su obra. Él acaba de ganar el Premio más importante del Salón del Dibujo y la Estampa, el que se suma a la cantidad de reconocimientos que ya tiene.
Teníamos curiosidad por escucharle porque su trabajo en general nos interesa y no siempre es posible para un artista definir o dar hilo al espectador, en relación a los orígenes del mismo, como encuentro continuo entre la realidad, el imaginario y la definición de un “material” que será un elemento en proceso de transformación, para expresar un universo interior.
Ramsés lo consiguió. Fue un introducirse en su propia infancia y retomar instantes alimentados de esos silencios expectantes de los niños, en los cuales están como antenas receptoras, absorbiendo el entorno, en la construcción de un encaje poético, más cercano a la emoción que a la razón. Lo que marcaría definitivamente el pulso y la arquitectura de su trabajo.
Se dice que los escritores siempre escribimos el mismo libro, y entender este enunciado conlleva considerar el peso de los inicios de la vida en términos de “tomar conciencia”, o tener iluminación del gesto que te definirá, sellará, o en definitiva te conectará de una forma particular con el mundo circundante y su dinámica.
La charla del artista nos resultó iluminadora, pedagógica y celebramos las presencias en el lugar de jóvenes del Instituto Experimental Simón Bolívar (Apucito), y un curioso inteligente cuyas preguntas fueron celebradas por todos. Lamentamos las ausencias: de todo el que se perdió esta bonita oportunidad.
También le damos las gracias al director del Museo, Argenis Agudo, por su afán de promover actividad continua desde muy diversos lenguajes del arte, y aprovechamos para recordarles que este lugar, en plena Avenida Bolívar Norte cruce con Calle Salom, tiene una agenda que incluye literatura los martes (hoy dedicada a la Cátedra José Antonio Ramos Sucre de Literatura Venezuela, la cual existe en Salamanca, España, desde 1993, hablaremos sobre ella a las 3.00pm). Este jueves hay un nuevo conversatorio de arte, con La Rosa, Quintín y Pedro Téllez, y el sábado hay cine y se proyectará la película de Mariana Rondón: “Postales de Leningrado”, su primer largometraje, a las 10.00 am.
Generalmente hay teatro los viernes, piezas cortas de teatro de cámara dirigidas por Jesús Mercado y los jueves se dan conciertos. La librería del Sur sigue quedando en un local lateral del Museo y atrás está la Casa de los Talleres también con ofertas consecuentes para niños y adultos.
No se justifica que teniendo estas ofertas se quejen de que no hay a dónde ir en la ciudad. Son actividades para muy diversas edades, y pronto se anunciará la inauguración de exposiciones de las obras tridimensionales que forman parte de la colección del Museo, con la curaduría, nada menos que del Maestro Juan Calzadilla.
ATENEO DE VALENCIA
ABC de la semana
Marzo 15, 2012
Gente extraña al sector cultural afirma que la invasión que se hizo al Ateneo de Valencia fue una iniciativa de los artistas porque “la oligarquía valenciana” se había apoderado del Salón Michelena. Es un argumento que no tiene credibilidad porque una confrontación artística de esa magnitud no habría podido mantenerse durante casi 70 años sin el respaldo de los sectores populares, de los cuales proviene la gran mayoría de los hacedores de cultura en todas partes del mundo.
Es cierto que el Michelena fue fundado por un grupo de personas influyentes en la sociedad valenciana, entre ellas Chuchuíta Carabaño de Díaz, Fernando Guerra Méndez y Jorge Lizarraga, pero la organización y presentación de la muestra estuvieron a cargo del gran animador cultural Luis Eduardo Chávez, quien pedía a sus amistades colaboraciones para comprar materiales y acondicionar la vieja casona de dos plantas en la calle Páez, donde tuvo su primera sede el Ateneo, en 1936.
La construcción de la sede actual, en la avenida Bolívar, inaugurada en 1953, fue posible por la donación del terreno que hizo Melanie Branger y por colaboraciones de personalidades e instituciones interesadas en que Valencia tuviera un centro cultural adecuado al desarrollo que comenzaba en esta ciudad. El edificio fue diseñado por el eminente arquitecto José Manuel Galia, ganador del concurso convocado con esa finalidad. La distinción del jurado, presidido por Carlos Raúl Villanueva, le valió además al maestro Galia el Premio Nacional de Arquitectura, por este edificio que hoy se encuentra en tan lamentable situación.
El Salón Michelena, fundado en 1943, recibió de inmediato el apoyo de la comunidad cultural del país. Alejandro Otero estuvo entre sus más entusiastas promotores; el escritor José Nucete Sardi y el pintor Edmundo Antonio Monsanto, quien dirigía el Museo de Bellas Artes, integraron el primer jurado de calificación. La iniciativa de Valencia refrescó el ambiente plástico venezolano porque en ese tiempo sólo existía el Salón Oficial, al que únicamente ingresaban artistas convencionales, vinculados a Caracas.
Braulio Salazar y Oswaldo Vigas, en Valencia, y otros artistas jóvenes del país encontraron en el Michelena el espacio para mostrar su obra que le negaban los retardatarios jurados caraqueños. Y fue así como el Michelena, desde sus inicios, fue el centro de la vanguardia artística por lo que siempre recibía críticas adversas, especialmente de la prensa capitalina, que nunca perdonó que en el interior del país se hubiese logrado una confrontación plástica de prestigio internacional.
Quienes conocemos la historia del Salón Michelena, en el que hemos tenido responsabilidades como curador, podemos dar fe de que en esta muestra nunca tuvieron influencias personas de la llamada burguesía, ni para la selección de obras, ni para su premiación. Hasta casi finales del siglo pasado éste era un salón muy pobre, casi sin presupuesto, por lo cual la museografía y el montaje de las obras estaban a cargo de los artistas Braulio Salazar, Marcos Castillo, Humberto Jaimes Sánchez, Wladimir Zabaleta, Suardo Castillo, y estudiantes de la Escuela de Artes Plásticas Arturo Michelena. Durante uno o dos fines de semana se hacía una “operación cayapa” en la que no faltaban unas cajas de cerveza para animar el trabajo.
Pero, después de los años 80, cuando al Ateneo le asignaron presupuesto para el Salón, nadie quiso trabajar de gratis. Los costos se elevaron considerablemente por lo cual siempre hubo deficiencias. La confrontación se había convertido en la más importante del país y había que pagar honorarios profesionales a las personalidades que integraban los jurados, a los museógrafos y a todo el personal que participaba en la puesta en escena.
El producto de aquel trabajo, una de las colecciones de Arte más importantes del país, se deteriora -inexorablemente- en un depósito, sin mantenimiento, sin condiciones climáticas adecuadas y sin el debido resguardo, por lo que no se puede afirmar que no haya sido víctima del saqueo.
Económica y artísticamente la colección del Ateneo es de inmenso valor. Allí están representados casi todos los grandes artistas del país. Además está el cuadro Primavera, de Alfred Manessier, ganador del gran premio de la Exposición Internacional de 1955, con motivo del cuatricentenario de Valencia, en la que compitieron los más renombrados artistas de la Escuela de París, entre ellos Pablo Picasso.
Manessier, ganador del gran Premio Internacional de Pintura de la Bienal de Venecia, ganó con una obra abstracta arraigada en el cubismo y el fauvismo, con una composición lisa rica en colores de inspiración religiosa. Es un cuadro de inmenso valor envidiado por los más prestigiosos museos del mundo. Pero a los valencianos no les importa el destino de esa obra maestra. Nunca hemos encontrado respuesta a nuestra inquietud acerca de por qué dicha colección, patrimonio de todo el pueblo venezolano, permanece en manos de unos particulares a los que no les preocupa el Arte sino el proselitismo político.
En este asunto hay una responsabilidad penal por ocupación indebida. Hay la comisión de un hecho punible, previsto en el Código Penal. Hay una noticia criminis tratándose de un hecho público, notorio y comunicacional. Y, sin embargo, el Ministerio Público, tan diligente ante otros casos menos graves, se ha hecho de la vista gorda. Se evidencia así que no hay justicia para todos.
Ateneo de Valencia celebra 80 años de su creación ...
https://www.youtube.com/watch?v=shy8oSpdSiA
hace 22 horas - Subido por uctvweb
Ateneo de Valencia celebra 80 años de su creación. uctvweb. Subscribe
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