“Los políticos han hecho tan poco que causan desarraigo”
El polaco Lech Walesa recuerda los perjuicios del comunismo e insta al regreso a la economía de mercado
21 DE FEBRERO 2016 - 12:01 AM
“Viejo” y “senil” son adjetivos que usa el ex presidente de Polonia y premio Nobel de la Paz, Lech Walesa, para calificarse cuando intenta evitar dar excesivas explicaciones o busca evadir una pregunta que lo pueda meter en problemas con las autoridades. Pese a eso, al hablar le surge esa retórica encendida que lo catapultó en su época de obrero cuando pedía reivindicaciones en los astilleros de Gdansk. El antiguo sindicalista, que siempre se describió como un apagafuegos que evitaba el desbordamiento de los reclamos y su degeneración en violencia, trajo un mensaje de diálogo, entendimiento y organización pacífica de la sociedad para alcanzar los cambios a los que se aspiran.
-¿Cuál es el mayor riesgo de la crisis venezolana y cómo afrontarlo?
–El riesgo está conectado con que dejemos hablar los unos con los otros y dejemos de buscar soluciones conjuntas, sentirnos insultados. Que haya incomunicación. Es muy simple pero sucede. Si hablamos y nos respetamos seguro se alcanzan compromisos.
–¿Cuándo luchó por la democracia fue necesaria una renovación total de poderes o pudo trabajar con personas del antiguo régimen?
–Cuando luchaba, luchaba contra el sistema no contra la gente. Cuando hay cambios hay gente que lo acepta, otros se acomodan y algunos los rechazan. Siempre se debe buscar la mejor solución, la más sabia y la que puede hacer que la gente se comprometa y sea feliz.
–¿Qué diferencias ve entre comunismo y socialismo del siglo XXI?
–La respuesta no es nada sencilla. Habría que responder cuales son los conceptos de comunismo y socialismo, conozco conceptos extremos de comunismo, hay un comunismo soviético y uno de occidente, también hay uno que sólo desea el poder y un cuarto que es para permanecer en él.
–¿Y en Venezuela?
–No tengo suficiente tiempo para dar una conclusión. El comunismo agrupa el sufrimiento y dolor de las personas y ponerlos en sus pancartas diciendo que ellos pueden solventar cualquier problema que la gente tiene. Y mucha gente vota por eso pensando que eso creará un mundo más justo. Que tomarán del rico y darán al pobre y todos serán muy felices, pero cuando llegan al poder solo buscan su beneficio, incluso toman un grupo de gente pero no saben como trabajar con ellos de forma útil y hacer algo productivo.
–¿Cuál debe ser el rol de la sociedad civil?
–La sociedad civil debe organizarse y buscar soluciones que sean buenas para todos. Si se habla organizadamente y con todos estoy seguro que se pueden encontrar solución para tantos problemas y preguntas.
–¿Por qué el apoyo internacional no ha sido suficiente?
–Primero deben actuar ustedes, la gente del país. Si hacen su parte del trabajo serán ayudados desde afuera. Si desde afuera se ve que no se están haciendo todos los esfuerzos no harán movimientos por ayudar.
Creo que los políticos han hecho tan poco a su alcance, lo que causa desarraigo.
Las crisis artificiales y que no haya mecanismos de libre mercado causa que no haya armonía. El país no necesita mucho, se debe encontrar el camino y simplemente abrirse al mecanismo de libre mercado.
–¿Capitalismo?
–No al capitalismo chupa sangre.
–¿Y la democracia?
–Obviamente. En los Estados comunistas siempre sufríamos de escasez, no teníamos ni comida.
–¿Cómo ahora Venezuela?
–Exactamente. Poseíamos dinero en nuestros bolsillos pero nada para tener, pero con el libre mercado hay tanta variedad de cosas para comprar que no tenemos el dinero para hacerlo (risas) pero esto se logra con libertades, entre ellas las económicas. Debes ser cuidadoso al hacer la transición porque muchas personas deben ser protegidas, porque son vulnerables para lidiar con la situación.
–¿Cuál es la mayor preocupación que tiene sobre Venezuela?
–La preocupación es si pueden hacer concesiones. Si finalmente podrán negociar o si dejarán de hablarse. El gobierno o el presidente no quiere hablar con el Parlamento. No pueden hacer esto, es bueno que hayan diferentes ideas, pero háblense. Si no se logra un acuerdo puedes invitar a alguien de afuera que actúe de mediador, incluso extranjero, para encontrar una solución a los problemas.
–¿Sugiere a alguien?
–Es una simple idea. La gente debe organizarse en diferentes grupos, comunidades, en ciudades y pueblos para solventar los problemas que le aquejan. Si ven que tienen éxito una vez seguirán ese camino y será una avalancha. Quisiera tener un país como el de ustedes, podría crear una revolución (risas). No digamos esto, quiero volver a Venezuela. Pero quiero ayudarlos seriamente y utilizar canales oficiales por eso ahora no uso un lenguaje muy fuerte contra el gobierno, porque usando ese lenguaje me metí en problemas. Ahora utilizo una perspectiva diferente. Siento que es un desperdicio que se deteriore un país tan hermoso.
Espero y no creo que las autoridades se molesten conmigo o me rechacen. Luego quizás pueda tratar con gente del gobierno y demostrarles que es posible una solución que haga todos felices.
Retos sin respuesta
–Me preocupa en el mundo que no leamos acertadamente los retos contemporáneos. Cada continente ve sus problemas de forma distinta. En Europa buscamos la adecuación a nivel supranacional. Cuando teníamos solo Estados separados había diferentes intereses y agendas, y ahora en un momento supranacional, nuestros retos y agendas son diferentes. Los combustibles, la falta de agua y el Medio Ambiente también son motivo de preocupación.
“Viejo” y “senil” son adjetivos que usa el ex presidente de Polonia y premio Nobel de la Paz, Lech Walesa, para calificarse cuando intenta evitar dar excesivas explicaciones o busca evadir una pregunta que lo pueda meter en problemas con las autoridades. Pese a eso, al hablar le surge esa retórica encendida que lo catapultó en su época de obrero cuando pedía reivindicaciones en los astilleros de Gdansk. El antiguo sindicalista, que siempre se describió como un apagafuegos que evitaba el desbordamiento de los reclamos y su degeneración en violencia, trajo un mensaje de diálogo, entendimiento y organización pacífica de la sociedad para alcanzar los cambios a los que se aspiran.
-¿Cuál es el mayor riesgo de la crisis venezolana y cómo afrontarlo?
–El riesgo está conectado con que dejemos hablar los unos con los otros y dejemos de buscar soluciones conjuntas, sentirnos insultados. Que haya incomunicación. Es muy simple pero sucede. Si hablamos y nos respetamos seguro se alcanzan compromisos.
–¿Cuándo luchó por la democracia fue necesaria una renovación total de poderes o pudo trabajar con personas del antiguo régimen?
–Cuando luchaba, luchaba contra el sistema no contra la gente. Cuando hay cambios hay gente que lo acepta, otros se acomodan y algunos los rechazan. Siempre se debe buscar la mejor solución, la más sabia y la que puede hacer que la gente se comprometa y sea feliz.
–¿Qué diferencias ve entre comunismo y socialismo del siglo XXI?
–La respuesta no es nada sencilla. Habría que responder cuales son los conceptos de comunismo y socialismo, conozco conceptos extremos de comunismo, hay un comunismo soviético y uno de occidente, también hay uno que sólo desea el poder y un cuarto que es para permanecer en él.
–¿Y en Venezuela?
–No tengo suficiente tiempo para dar una conclusión. El comunismo agrupa el sufrimiento y dolor de las personas y ponerlos en sus pancartas diciendo que ellos pueden solventar cualquier problema que la gente tiene. Y mucha gente vota por eso pensando que eso creará un mundo más justo. Que tomarán del rico y darán al pobre y todos serán muy felices, pero cuando llegan al poder solo buscan su beneficio, incluso toman un grupo de gente pero no saben como trabajar con ellos de forma útil y hacer algo productivo.
–¿Cuál debe ser el rol de la sociedad civil?
–La sociedad civil debe organizarse y buscar soluciones que sean buenas para todos. Si se habla organizadamente y con todos estoy seguro que se pueden encontrar solución para tantos problemas y preguntas.
–¿Por qué el apoyo internacional no ha sido suficiente?
–Primero deben actuar ustedes, la gente del país. Si hacen su parte del trabajo serán ayudados desde afuera. Si desde afuera se ve que no se están haciendo todos los esfuerzos no harán movimientos por ayudar.
Creo que los políticos han hecho tan poco a su alcance, lo que causa desarraigo.
Las crisis artificiales y que no haya mecanismos de libre mercado causa que no haya armonía. El país no necesita mucho, se debe encontrar el camino y simplemente abrirse al mecanismo de libre mercado.
–¿Capitalismo?
–No al capitalismo chupa sangre.
–¿Y la democracia?
–Obviamente. En los Estados comunistas siempre sufríamos de escasez, no teníamos ni comida.
–¿Cómo ahora Venezuela?
–Exactamente. Poseíamos dinero en nuestros bolsillos pero nada para tener, pero con el libre mercado hay tanta variedad de cosas para comprar que no tenemos el dinero para hacerlo (risas) pero esto se logra con libertades, entre ellas las económicas. Debes ser cuidadoso al hacer la transición porque muchas personas deben ser protegidas, porque son vulnerables para lidiar con la situación.
–¿Cuál es la mayor preocupación que tiene sobre Venezuela?
–La preocupación es si pueden hacer concesiones. Si finalmente podrán negociar o si dejarán de hablarse. El gobierno o el presidente no quiere hablar con el Parlamento. No pueden hacer esto, es bueno que hayan diferentes ideas, pero háblense. Si no se logra un acuerdo puedes invitar a alguien de afuera que actúe de mediador, incluso extranjero, para encontrar una solución a los problemas.
–¿Sugiere a alguien?
–Es una simple idea. La gente debe organizarse en diferentes grupos, comunidades, en ciudades y pueblos para solventar los problemas que le aquejan. Si ven que tienen éxito una vez seguirán ese camino y será una avalancha. Quisiera tener un país como el de ustedes, podría crear una revolución (risas). No digamos esto, quiero volver a Venezuela. Pero quiero ayudarlos seriamente y utilizar canales oficiales por eso ahora no uso un lenguaje muy fuerte contra el gobierno, porque usando ese lenguaje me metí en problemas. Ahora utilizo una perspectiva diferente. Siento que es un desperdicio que se deteriore un país tan hermoso.
Espero y no creo que las autoridades se molesten conmigo o me rechacen. Luego quizás pueda tratar con gente del gobierno y demostrarles que es posible una solución que haga todos felices.
Retos sin respuesta
–Me preocupa en el mundo que no leamos acertadamente los retos contemporáneos. Cada continente ve sus problemas de forma distinta. En Europa buscamos la adecuación a nivel supranacional. Cuando teníamos solo Estados separados había diferentes intereses y agendas, y ahora en un momento supranacional, nuestros retos y agendas son diferentes. Los combustibles, la falta de agua y el Medio Ambiente también son motivo de preocupación.
La solución política y sus tres condiciones
La percepción del tiempo es una variable significativa al momento de acometer la diversidad de formas en que se imagina y se hace política. Una decisión política fuera de tiempo, sea muy temprano o ya tarde, es tan errónea e inútil como una mala decisión.
La percepción subjetiva de los tiempos está afectada no sólo por las expectativas, sino por las circunstancias particulares de las personas y los pueblos. Lo que para algunos puede resultar un plazo razonable, para otros, dadas las características de su cotidianidad, se convierten en lapsos perentorios.
La UCAB, UCV y USB acaban de publicar los hallazgos de su último Estudio de Condiciones de Vida 2015. Según los datos, el país ha dado un salto de involución inédito, al pasar de 48% de hogares en situación de pobreza en 2014 a 73% en 2015. Esto significa que cerca de 23 millones de venezolanos –75,6% de la población– se ubican por debajo de la línea de pobreza. Pero además, por primera vez, la pobreza extrema es mayor que la pobreza moderada, al pasar de 23,6% de hogares en 2014 a 49,9% en 2015. Esto significa que la mitad de la población no tiene suficientes ingresos ni siquiera para satisfacer las necesidades de alimentación.
Pedirle paciencia a una población con hambre es difícil. La aceleración de la pobreza también relativiza la percepción subjetiva de los tiempos. Además, la historia ha demostrado que el descenso brusco en las condiciones de vida de una población es socialmente más peligroso y explosivo que el haber tenido unas condiciones deficitarias de vida durante mucho tiempo.
En una situación de altísimas expectativas de cambio combinada con una agudización de la pobreza, el riesgo de una peligrosa frustración social puede hacer estragos si no se percibe una propuesta de solución al proceso de deterioro en la dimensión restringida del tiempo que producen las urgencias existenciales.
Un estudio de Plataforma Informativa de noviembre demostró cómo la percepción de la gente sobre su situación personal mejoró ostensiblemente con respecto a la tendencia negativa creciente de todo 2015. Y la razón fundamental de esta mejoría fue la percepción de cercanía del evento electoral, que funcionó como una auténtica válvula de escape a una olla de presión social cada vez más hirviente.
La frustración está asociada psicológicamente con agresión, con conductas erráticas y con toma de decisiones inadecuadas. Es urgente evitar que la frustración de las expectativas de cambio, avivadas por las urgencias de la pobreza, termine conduciendo a la población a aceptar como bueno cualquier desenlace a la crisis. Y la experiencia ha demostrado hasta el cansancio que cualquier salida no es solución, ni cualquier desenlace es remedio.
Hay que afrontar con rapidez e inteligencia el delicado equilibrio de proponer ya una ruta de cambio político que sea popularmente perceptible (para que no genere frustración no percibir una propuesta aceptable dentro de sus urgencias temporales), pero que al mismo tiempo tome en cuenta los múltiples factores que intentarán torpedearla (para evitar que la frustración devenga entonces de su inviabilidad).
Esta ruta de cambio político, para ser exitosa, debe además cumplir con una tercera condición, y es que se diseñe de tal forma que active a la población, la movilice en diversidad de tareas y la haga participar de varias formas en la agenda de luchas. Limitar la propuesta de solución a invitar al pueblo que espere pasivamente la ocasión de un evento electoral, puede no ser suficiente dadas las circunstancias. Cualquier ruta de solución que se proponga debe contener tareas políticas concretas que puedan desarrollar los ciudadanos a nivel personal y desde sus comunidades.
Si se logra que el diseño de la agenda democrática urgente para el cambio involucre activamente y haga partícipe a la población en su agenda cronológica de luchas, la gente percibirá –con razón– que no sólo ya comenzó el cambio que demanda, sino que ella misma es parte esencial de su construcción.
@angeloropeza182
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