El Carabobeño Martes, 15 de Marzo de 2016 - 07:33 am
Papel para El Carabobeño: una decisión de
alto gobierno
Luis Alejandro Borrero || lborrero@el-carabobeno.com
Recién termina la reunión. En 19 minutos cambiaron los rostros. Antes
conversaban,
pero ya no ríen tanto. Al salir, algunos se llevaron solo un vaso plástico
con café.
La rectora de la Universidad de Carabobo (UC), resignada le dijo a
Pablo Aure, secretario
de esa institución: “Bueno, creo que cumplimos, hicimos todo
lo humanamente
posible”. Ambos caminaban los 190 metros de regreso hasta el
centro de patrimonio
histórico de la casa de estudios, para ofrecer la conferencia de
prensa oficial.
Curiosamente, para la rectora El Carabobeño es eso: otro
patrimonio del estado.
La orden no se ha dado. Venderle papel a El Carabobeño es
como una decisión
de alto gobierno. “No debería ser, pero pareciera, si tienen más de
un año sin recibir
nada. Hay que mover esto a instancias diferentes o convencionales”,
sentenció Divo.
A 82 años se les debe respeto, continúa. “Apelamos al máximo
mandatario del
estado, Francisco Ameliach. Aunque no tiene incidencia en la
toma de decisiones
para la distribución equitativa de papel. Pero no menos cierto
es la influencia
que tiene en las altas decisiones del Gobierno. Y a ello apelamos”.
Un bloque de 10 organizaciones acudió el lunes a la sede
del Ejecutivo
regional. Las 23 personas caminaron sonrientes por la avenida
Montes de Oca.
Dirigidos por la Arquidiócesis de Valencia, representantes de la
UC, Fedecámaras,
Cámara de Comercio, Asociación de Columnistas, Academia
de la Historia,
Ateneo de Valencia, Sociedad Amigos de Valencia, Fundación
Lisandro Alvarado,
Asociación de Cronistas y Cámara Municipalcon un solo objetivo:
que el
gobernador Ameliach sea mediador en la crisis de papel que
extingue la edición
impresa del Diario del Centro. Pero a las 11:07 a.m., luego de 19
minutos de reunión
en el salón Tacarigua del Capitolio, salieron un poco más serios.
Los recibió Miguel Flores, secretario de Relaciones Políticas e
Institucionales de la
gobernación, a quien definieron como secretario privado de Ameliach.
Su actitud alprincipio no fue la mejor, relataron Elis Mercado y Asdrúbal
Romero, exrectores de
la UC. “De entrada Flores trató de hacer creer que nosotros
éramos representantes del dueño del periódico. Y eso no es
así: defendemos a El Carabobeño, sus 82 años”. El funcionario cuestionó
un titular del diario, cuando su director responsabilizó a Ameliach de la no
circulación por la crisis de papel. “Flores se puso a la defensiva”. Lo que
ambos quieren es lo mismo: que el
gobernador utilice su peso para que haya distribución justa de insumos. “
¿Por qué a unos medios sí y a otros no?”.
Las aproximadamente 300 familias que dependen de El Carabobeño
empezarán
a pasar hambre, lee Carlos Cruz, presidente de la Academia de la
Historia del estado.
Es parte del nostálgico documento que sostiene, rodeado de las
personalidades
civiles. La hoja con la petición fue recibida. Lo demás son especulaciones:
quizá
una reunión entre el mandatario y el director del periódico al que, luego
de ocho décadas, le quedan tres días de inventario.
El encuentro entre el bloque de instituciones y el Ejecutivo fue breve.
No hubo mucho
espacio para el debate de ideas. La posición del gobierno de Ameliach
se mantiene:no tiene competencia ni influencia para tratar que el
gubernamental Complejo Editorial Alfredo Maneiro venda una bobina
de papel más a El Carabobeño.
Desde marzo del año pasado no sucede.Monseñor Reinaldo Del Prette fue
el último en intervenir en los 19 minutos. Todos
se levantan en Valencia con El Carabobeño, dijo. “¿Cómo es posible que se vaya
a perder por algo material, como el papel. Este diario es una cosa muy grande para
todos nosotros”.
Se Apaga La Luz
Hace 13 años que la pluma de Manuel Barreto encontró una ventana en las páginas
de El Carabobeño. “En la familia, este periódico es historia, tradición y algo
que va más allá de ser la consulta cotidiana de lo noticioso: es el recuerdo
de abuelos, bisabuelos y padres que ya no están”.
La sociedad perdería lucidez y verdad. Al país eso le hace falta, explica el escritor.
“Lo que más me preocupa es que se pierde una fuente de empleo que garantiza
que la verdad sea dicha”. Barreto quiere que venga de cualquier sitio la expresión
latina: Fiat Lux (que se haga la luz).
Rafael García Marvez, coordinador de la Asociación de Columnistas, opina que
quien más perdería con el cese de la edición impresa del diario son los pobladores.
Donde denunciaban falta de medicinas, inseguridad, colas, inflación, actos de
corrupción es en El Carabobeño. “Ameliach evidentemente tiene una gran
responsabilidad. Es el tercero en la línea política del Gobierno y no ha movido
ni un dedo. Cree equivocadamente que fusilando a El Carabobeño ganará
las elecciones en diciembre”. La indignación, en política, es cíclica, sostuvo.
No se trata de la empresa de un ejecutivo, ni del trabajo de una persona. Para
Carolina González, jefa de Redacción del diario, perder la edición impresa
sería gravísimo. “¿Qué hubiera pasado si los medios no hubieran hecho
cobertura de la desaparición de mineros en Tumeremo?”. Al principio el
gobernador desmintió la información, recordó. La pérdida de medios independientes
es también el cierre de oportunidades a la verdad y la imposición de la hegemonía
comunicacional, tan codiciada por el Gobierno.
Frida Añez consigue el apoyo del Gobernador del Estado Carabobo: Coronel
Ricardo Arroyo Lüdert para las celebraciones del Cuatricentenario de Valencia.
Recién termina la reunión. En 19 minutos cambiaron los rostros. Antes
conversaban,
pero ya no ríen tanto. Al salir, algunos se llevaron solo un vaso plástico
con café.
La rectora de la Universidad de Carabobo (UC), resignada le dijo a
Pablo Aure, secretario
de esa institución: “Bueno, creo que cumplimos, hicimos todo
lo humanamente
posible”. Ambos caminaban los 190 metros de regreso hasta el
centro de patrimonio
histórico de la casa de estudios, para ofrecer la conferencia de
prensa oficial.
Curiosamente, para la rectora El Carabobeño es eso: otro
patrimonio del estado.
La orden no se ha dado. Venderle papel a El Carabobeño es
como una decisión
de alto gobierno. “No debería ser, pero pareciera, si tienen más de
un año sin recibir
nada. Hay que mover esto a instancias diferentes o convencionales”,
sentenció Divo.
A 82 años se les debe respeto, continúa. “Apelamos al máximo
mandatario del
estado, Francisco Ameliach. Aunque no tiene incidencia en la
toma de decisiones
para la distribución equitativa de papel. Pero no menos cierto
es la influencia
que tiene en las altas decisiones del Gobierno. Y a ello apelamos”.
Un bloque de 10 organizaciones acudió el lunes a la sede
del Ejecutivo
regional. Las 23 personas caminaron sonrientes por la avenida
Montes de Oca.
Dirigidos por la Arquidiócesis de Valencia, representantes de la
UC, Fedecámaras,
Cámara de Comercio, Asociación de Columnistas, Academia
de la Historia,
Ateneo de Valencia, Sociedad Amigos de Valencia, Fundación
Lisandro Alvarado,
Asociación de Cronistas y Cámara Municipalcon un solo objetivo:
que el
gobernador Ameliach sea mediador en la crisis de papel que
extingue la edición
impresa del Diario del Centro. Pero a las 11:07 a.m., luego de 19
minutos de reunión
en el salón Tacarigua del Capitolio, salieron un poco más serios.
Los recibió Miguel Flores, secretario de Relaciones Políticas e
Institucionales de la
gobernación, a quien definieron como secretario privado de Ameliach.
Su actitud alprincipio no fue la mejor, relataron Elis Mercado y Asdrúbal
Romero, exrectores de
la UC. “De entrada Flores trató de hacer creer que nosotros
éramos representantes del dueño del periódico. Y eso no es
así: defendemos a El Carabobeño, sus 82 años”. El funcionario cuestionó
un titular del diario, cuando su director responsabilizó a Ameliach de la no
circulación por la crisis de papel. “Flores se puso a la defensiva”. Lo que
ambos quieren es lo mismo: que el
gobernador utilice su peso para que haya distribución justa de insumos. “
¿Por qué a unos medios sí y a otros no?”.
Las aproximadamente 300 familias que dependen de El Carabobeño
empezarán
a pasar hambre, lee Carlos Cruz, presidente de la Academia de la
Historia del estado.
Es parte del nostálgico documento que sostiene, rodeado de las
personalidades
civiles. La hoja con la petición fue recibida. Lo demás son especulaciones:
quizá
una reunión entre el mandatario y el director del periódico al que, luego
de ocho décadas, le quedan tres días de inventario.
El encuentro entre el bloque de instituciones y el Ejecutivo fue breve.
No hubo mucho
espacio para el debate de ideas. La posición del gobierno de Ameliach
se mantiene:no tiene competencia ni influencia para tratar que el
gubernamental Complejo Editorial Alfredo Maneiro venda una bobina
de papel más a El Carabobeño.
Desde marzo del año pasado no sucede.Monseñor Reinaldo Del Prette fue
el último en intervenir en los 19 minutos. Todos
se levantan en Valencia con El Carabobeño, dijo. “¿Cómo es posible que se vaya
a perder por algo material, como el papel. Este diario es una cosa muy grande para
todos nosotros”.
Se Apaga La Luz
Hace 13 años que la pluma de Manuel Barreto encontró una ventana en las páginas
de El Carabobeño. “En la familia, este periódico es historia, tradición y algo
que va más allá de ser la consulta cotidiana de lo noticioso: es el recuerdo
de abuelos, bisabuelos y padres que ya no están”.
La sociedad perdería lucidez y verdad. Al país eso le hace falta, explica el escritor.
“Lo que más me preocupa es que se pierde una fuente de empleo que garantiza
que la verdad sea dicha”. Barreto quiere que venga de cualquier sitio la expresión
latina: Fiat Lux (que se haga la luz).
Rafael García Marvez, coordinador de la Asociación de Columnistas, opina que
quien más perdería con el cese de la edición impresa del diario son los pobladores.
Donde denunciaban falta de medicinas, inseguridad, colas, inflación, actos de
corrupción es en El Carabobeño. “Ameliach evidentemente tiene una gran
responsabilidad. Es el tercero en la línea política del Gobierno y no ha movido
ni un dedo. Cree equivocadamente que fusilando a El Carabobeño ganará
las elecciones en diciembre”. La indignación, en política, es cíclica, sostuvo.
No se trata de la empresa de un ejecutivo, ni del trabajo de una persona. Para
Carolina González, jefa de Redacción del diario, perder la edición impresa
sería gravísimo. “¿Qué hubiera pasado si los medios no hubieran hecho
cobertura de la desaparición de mineros en Tumeremo?”. Al principio el
gobernador desmintió la información, recordó. La pérdida de medios independientes
es también el cierre de oportunidades a la verdad y la imposición de la hegemonía
comunicacional, tan codiciada por el Gobierno.
Frida Añez consigue el apoyo del Gobernador del Estado Carabobo: Coronel
Ricardo Arroyo Lüdert para las celebraciones del Cuatricentenario de Valencia.
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