Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.

Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.
Casa de la Estrella, ubicada entre Av Soublette y Calle Colombia, antiguo Camino Real donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830, con el General José Antonio Páez como Presidente. Valencia: "ciudad ingrata que olvida lo bueno" para el Arzobispo Luis Eduardo Henríquez. Maldita, según la leyenda, por el Obispo mártir Salvador Montes de Oca y muchos sacerdotes asesinados por la espalda o por la chismografía cobarde, que es muy frecuente y característica en su sociedad.Para Boris Izaguirre "ciudad de nostalgia pueblerina". Jesús Soto la consideró una ciudad propicia a seguir "las modas del momento" y para Monseñor Gregorio Adam: "Si a Caracas le debemos la Independencia, a Valencia le debemos la República en 1830".A partir de los años 1950 es la "Ciudad Industrial de Venezuela", realidad que la convierte en un batiburrillo de razas y miserias de todos los países que ven en ella El Dorado tan buscado, imprimiéndole una sensación de "ciudad de paso para hacer dinero e irse", dejándola sin verdadero arraigo e identidad, salvo la que conserva la más rancia y famosa "valencianidad", que en los valencianos de antes, que yo conocí, era un encanto acogedor propio de atentos amigos...don del que carecen los recién llegados que quieren poseerlo y logran sólo una mala caricatura de la original. Para mi es la capital energética de Venezuela.

lunes, 21 de marzo de 2016

Mientras Cuba, USA y Rusia nos demuestran lo congruente que ha sido su proyecto político y económico a lo largo de casi 60 años, Venezuela como la "boba sin mamá" da tumbos y es engañada una y otra vez en maos de unos políticos ineptos, a partir del 1992, cuando Fidel Castro, viéndose viejo no quiso acabar su vida sin cumplir sus sueños...Lean y verán qué proyecto es ese que Dila Rousseff defiende con tanto ahinco en Brasil.

"Magistrados del TSJ no tienen currículo sino prontuario"

Para Juan Pablo Guanipa, diputado a la Asamblea Nacional por el estado Zulia, el "gran problema de Venezuela es el Gobierno nacional". "Aquí ya no hablamos solamente de la delincuencia, la precariedad en servicios públicos, el desabastecimiento de alimentos y medicinas, sino que el gobierno se ha convertido en el mayor problema de Venezuela"

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A juicio del diputado "no hay ninguna solución fácil, pero si más viable" (ARCHIVO)
TERESA LUENGO |  EL UNIVERSAL
viernes 18 de marzo de 2016  05:54 PM
Maracaibo.- "Pidieron la aprobación de un decreto de emergencia económica, incongruente con la realidad nacional, y al no ser avalado por la Asamblea, lo validaron con el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) que está conformado por magistrados que lamentablemente, no tienen currículo sino prontuario, porque han acabado con la justicia en Venezuela, con el sentido de autonomía, de transparencia, de equilibrio que debería existir en el país".

Para Juan Pablo Guanipa, diputado a la Asamblea Nacional por el estado Zulia, el "gran problema de Venezuela es el Gobierno nacional". "Aquí ya no hablamos solamente de la delincuencia, la precariedad en servicios públicos, el desabastecimiento de alimentos y medicinas, sino que el gobierno se ha convertido en el mayor problema de Venezuela. Quien debería ser el factor fundamental de solución de los problemas, se ha convertido en el problema más importante de este país. Debería estar concentrado en buscar soluciones a los problemas y lo que hace es buscar confrontación entre las instituciones."

Señaló que Venezuela tiene un Gobierno absolutamente indolente. "No le interesan los problemas del pueblo, sólo le interesa mantenerse en el poder. Por eso, como venezolanos tenemos la obligación de facilitar un procedimiento a través del cual por la vía democrática, pacífica, electoral, constitucional, logremos un próximo cambio de gobierno".

A juicio del diputado "no hay ninguna solución fácil, pero si más viable". "La solución más viable es el referendo revocatorio. Ya introducimos ante el CNE la solicitud para que nos indique cuáles son los mecanismos, cuáles son los requisitos para introducir la petición que irá luego acompañada de las firmas. Eso lo haremos después de Semana Santa, e inmediatamente vamos a exigirle al ente rector que fije la fecha para la recolección de las firmas".

Consideró que aún cuando la meta necesaria son aproximadamente cuatro millones de firmas, existen muchas más voluntades que aspiran el cambio político. "Hacen falta casi cuatro millones de firmas, pero estoy seguro que hay muchos más venezolanos que están dispuestos a firmar, a poner su huella, a poner su cara a que le tomen una foto, para solicitar el revocatorio de la gestión de Nicolás Maduro. Este es el esfuerzo que tenemos que hacer y estamos ahí concentrados", dijo

Cuanta falsedad en nombre de la moral

PAOLO MONTANARI TIGRI |  EL UNIVERSAL
sábado 19 de marzo de 2016  12:00 AM
Hoy, más que nunca, es costumbre llamar en causa la moral para calificar ciertos comportamientos de la vida cotidiana. Y así, en nombre de una "falsa moral" se condena al racismo  -por supuesto de los demás, porque el rechazo nuestro hacia los que vienen de afuera no es racismo, sino tutela de la identidad nacional- se condena a la corrupción, siempre de los otros, se critica a la cultura capitalista acusando a sus partidarios de pensar solamente en los beneficios propios, tomando con eso una actitud alevosa y filantrópica.

Y así, por conveniencia, por oportunismo o muy probablemente por interés, no hemos tomado conciencia de que esa postura de falsos moralistas nos convierte en unos vulgares "sepulcros blanqueados", como reza Mateo en su Evangelio (23,27-32) y que lucimos bellos y hermosos por fuera pero por dentro estamos llenos de podredumbre y de hipocresía.

Frente a ese cuadro irrefutable y cada día más frecuente en nuestra cotidianidad, cabe preguntarse entonces, en una introspección muy sincera, si tenemos las ideas claras sobre lo que es la "moral" o si más bien nuestra conciencia se ha tristemente amoldado a nuestra conveniencia y a nuestros intereses personales, porque lo peor que le pueda pasar a un ser humano no es pecar, sino perder el sentido del pecado, no saber discernir más el bien del mal. ¿Cuándo entonces nuestro comportamiento o nuestras críticas son de verdad en sintonía con esos principios indiscutibles de conducta o cuando, más bien, lucimos  como unos "sepulcros blanqueados"?

Yo pienso que una acción está en sintonía con la "moral" cuando se hace de buena fe, con buenas intenciones, con el profundo deseo de procurar el bien de los demás. Si actúo con el propósito de perjudicar al otro, si hago algo para sacarle provecho a la comunidad, estoy fuera de la moral! ¡Qué difícil, verdad! ¿Y saben por qué  es tan difícil? Porque la auténtica "Moral" es sinceridad, es querer de verdad y no por conveniencia o para ganar el consenso de los demás, hasta me atrevería a decir que la auténtica "Moral" es amor y aunque hoy día se hable tanto y con demasiada facilidad de amor, al extremo de que se ha convertido en una palabra súper inflacionada, la práctica del verdadero amor es sumamente ardua, porque amar al prójimo es anteponer el otro a nuestro ego... y eso es casi imposible!

¿Se fijan entonces cuan difícil es actuar con moralidad, máxime en el campo de la política,  sin tomar una actitud de falsa conveniencia?

p.montanaritigri@fastwebnet.it 

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