Crónicas Republicanas / Puerto Cabello ciudad
En premio a su lealtad
Asdrúbal González
Desde el año 1788 dos Diputados habían cumplido funciones en los ramos de abasto y policía.
(Para el año 1790 eran diputados Domingo José Meza y José de Herrera; no había Alcalde. Para 1796 ejercían las diputaciones Martín de Aramburú y Antonio María Sanclemente; de Síndico Procurador, Pedro Ecarri. Continuaba la ciudad sin Alcalde).
La diputación del común fue elevada a cuatro representantes en 1800, año en el cual es igualmente nombrado un Alcalde.
(Para el 22 de Diciembre de 1801 la representación estaba integrada por el Alcalde Ordinario Pedro de Herrera; y los cuatro diputados lo eran Pedro Ignacio de Lassa, José Lázaro de Arrechi, Fernando Ponce, y José Berroeta. Cual Síndico ejercía Mariano Pineda).
Por ello, cuando el día cinco del mes de Agosto del año mil ochocientos once -- mientras un destacamento de tropas porteñas junto a las de la Confederación preparan el asalto final a la insurrecta Valencia --, el Supremo Poder Ejecutivo de los Estados Unidos de Venezuela, bajo la presidencia de Baltazar Padrón, concede a Puerto Cabello el título de ciudad, con el goce de todos los privilegios inherentes a tal condición, se logró un anhelo por muchos años sostenido. Gesto que hace de Puerto Cabello la única ciudad en recibir tal privilegio bajo el gobierno de la Primera República, y que comprometía su apoyo a la causa que en sus cercanías y contra su antigua patrona política, decidían las tropas al mando del generalísimo Francisco de Miranda.
Si fue hábil paso político del Poder Ejecutivo la concesión, en las circunstancias anotadas, del título de ciudad para Puerto Cabello, lo corrobora el oficio mediante el cual se remite el mismo, publicado en la Gazeta de Caracas el día 9 de Agosto, bajo el titular: “Recompensa justa y debida a la fidelidad patriótica de la M. Y. y leal ciudad de San Juan Bautista de Puerto Cabello”. Suscrito por el licenciado Miguel José Sanz, se anuncia la buena nueva, y se recomienda la organización de la ciudad en procura de abundantes víveres, la formación de edificios públicos, la construcción de acequias y fuentes, y hasta “el adorno de la población en sus plazas y calles”. En el referido oficio se señalan las causas inmediatas:
“El Supremo Poder Ejecutivo, completamente satisfecho de la decidida y eficaz adhesión de ese ilustre Ayuntamiento a las justas causas de Venezuela, comprobado en los últimos acontecimientos, en que oponiéndose abiertamente a los revoltosos de Valencia ha desconcertado sus criminales designios, me encarga de que, remitiendo a V. S. el título de ciudad, le manifieste en términos propios y expresivos la complacencia con que se han instruido de la conducta de ese pueblo, y de sus dignos jefes políticos y militares, que han dado al Estado el comprobante extenso de su honor, fidelidad y firmeza, a unos principios adoptados en razón de su justicia y humanidad”.
Se necesitó la insurrección de Valencia para lograr Puerto Cabello el privilegio por el que había luchado veintisiete años en decidido empeño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario