En el terminal hay un autobús grande, en el frente donde normalmente ponen el nombre de la línea puede leerse: "Alí Babá y Compañía". Pregunto: ¿Señora, por favor, puede decirme qué línea es esa? -Me dice: no pregunte que lo raspan, allí van los pesaos..., el colector en la puerta del autobús, y a grito pelao lee la lista. Oí que decía: "Nóbrega W. Tobías, y sus muchachos, adelante ¡Bermúdez Q. Jesús, Rojas W. José, López Franck Gerard! Otro grito: ¡Pedeveso Illaramendi!De repente oigo un lío: ¡Señor Pedeveso!, su maletón con los 590 millones de dólares, no la puede llevar adentro, tiene que ir con el equipaje, por favor bájela; Pedeveso Illaramendi, mal encarado, ayudado por cuatro amigos sacan el maletón de dólares y lo meten en el departamento de equipaje. Sigue el grito: ¡Señor Cauman, Moisés Mayonesa, y Franklin Durón! ¡Qué vaina! No entiiienden, ustedes con el mismo cuento…! Les he dicho que el maletín con los ochocientos mil dólares no lo pueden llevar adentro, tienen que meterlo en el maletero, sale Cauman con la valija, pero se le cae una tarjeta, comentaron que la tarjeta decía: "Para mis amados chés argentinos, con el afecto de un barinés que baila al son del Cambalache. Besos. "El que te conté".
El calorón arrecia…, el terminal a reventar, el colector sigue: ¡Arné Chocrón!, ¡Ay señor Chocrón, menos mal que usted es entendido, sabe que los caballos y los container de comida no caben en el autobús, déjele el asiento de al lado a su hermano, Ibis Chocrón, pá que nos tire una encuesta!, ¡Adelante..! Los pasajeros que están adentro rezongan: " que siArné Chocrón, es un recién vestido, que lo dijo Chávez, que si andaba en chancleta, etc, él no hace caso, y pasa de largo… Sigue la gritería: ¡Luis Vichentino Velázquez Alvaraydo!, ¿Usté es de los Alvaraydo de la Pastrora? –No, yo soy de Cumaná. Este trae una maleta con planos, serruchos, palas, etc. de construcción. ¡Alto'ay! Páfuera!, ¿Cómo cree usted que va a viajar con los instrumentos de construcción de una Ciudad Judicial en la maleta?, uste´ tá loco, sáquela, ocupa como cinco puestos… entonces , sale Velásquez Alvaraydo, con su maletón; se le notan los fajos de dollares, apurruñados en el bolsillo, y un pasaporte a Costa Rica. Sigue el colector: ¡Henry Rinjel Silvado!, y Claiver de Jesús Alcaloide, ¡Miren señores -dice el colector que ya está caliente-, ¡Si empiezan a empolvarse aquí adentro, los boto, y también le digo a su compañero Freddy Bernaldez, que si meten su paquete, se responsabilicen si la Guardia los descubre. ¡Pasen adelante, pasen!... Las cornetas y el ruido infernal del terminal, casi no me deja oír, sigue el colector:
¡Hugo Carvajaleta, y Ramón Rodrogo Chocin! y la cuerdita…, les digo lo mismo que a los de la empolvadera…, cuando lleguemos están dormidos en los asientos. Los maletines con la plata para las Farc, que van pá Cúcuta, pónganlos abajo; y sigue la gritería: ¡Piedad Cordován!..., ¡Mire misia! saque el cajón con los turbantes, fo... esos bichos están hediondos! La colomba, se queja, pero saca los turbantes. La tarjeta de crédito de Miraflawer, se la mete bien profunda en el lado derecho del sostén, la parte izquierda o sea en el "otro" tiene un fajo de dollares del imperio mesmo. Por lo de los turbantes la vieja va caliente.
Un corneteo. Abren fila de honor, tiran una alfombra roja, entra al autobús un embatolado árabe, ¡Es Maclók! (una pistolada). En medio de la baraúnda, se oye el grito del colector: ¡A bajarse, todos! ¡No envainen! ¡El viaje no va! Avisaron de Miraflawer, que el chofer titular del autobús está enfermo...!
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