El Carabobeño 16 septiembre 2011
¡MILAGRO!!! UN VALENCIANO DICE LA VERDAD QUE NI MARLENE
PIÑA QUE CUBRE LA FUENTE DE CAPITOLIO SE ATREVE, EN DESMEDRO DE SU REPUTACION PERIODISTICA, PORQUE SI ES CORRESPONSAL Y NO SABE LA NOTICIA O SI SABIA LO QUE PASABA Y NO LO PUBLICA ES BIEN MALA PROFESIONAL POR CUALQUIERA DE LAS DOS COSAS, CON MIS RESPETOS, SI NO LEA A LOSSADA RONDON QUE SIENDO CORRESPONSAL EN MIRAFLORES DE EL NACIONAL DECIA TODA LA VERDAD POR MAS DIFICIL QUE FUERA...Fernando Facchin B. ||
Un nuevo zarpazo a la cultura
ffacchinb@gmail.com
"Los que obran bien son los únicos que pueden aspirar en la vida a la felicidad". Aristóteles
Antes de entrar al fondo de mi artículo para hoy, debo decir que los derechos y facultades de los gobernadores están incluidos dentro de la competencia definida de antemano por el ordenamiento jurídico, de allí que el nombramiento y destitución de los secretarios sea una potestad exclusiva del propio gobernador, eso no está en duda, en consecuencia no comento el acto administrativo por el cual se destituye a la Lic. María Cora Páez C. de la Secretaría de Cultura de la Gobernación de Carabobo, pero sí me permito analizar los efectos de tal decisión para la cultura local, por cuanto estoy convencido de que entramos en la consolidación de la decadencia cultural en Carabobo y especialmente en Valencia, el desarrollo cultural entra en su etapa más oscura y el otrora esplendor ha llegado a su fin, se abre la degradación y banalización de la cultura.
Cora ha sido destituida sin razones válidas aparentes, colocándola al escarnio público, por cuanto cuando intempestivamente se destituye a un funcionario, sin apelar al más elemental de los fundamentos del civismo socio-político, que nos exige dar cuenta de las razones que obligan a tal destitución, se deja abierta la aviesa puerta de las conjeturas y las maledicencias, con la suerte de que la dignidad de Cora y su sentimiento filantrópico-cultural son reconocidos por toda nuestra sociedad. La destitución es una muestra absoluta de falta de respeto a la funcionaria y a la comunidad carabobeña, me pregunto, ¿decimos, como Discépolo en Cambalache, "¡Qué falta de respeto! ¡Qué atropello a la razón!"?
En el caso de Cora, dama valenciana de alta estimación, pienso que estamos frente a pautas o códigos de comportamiento oficial donde no existe el respeto al ser humano ni al orden establecido por la convivencia ciudadana, lo que nos lleva al desconcierto y la confusión, convirtiendo la cultura carabobeña en un triste juguete del destino y del capricho del gobernante de turno. El tiempo lo dirá. Esto despertará más interés en los carabobeños, con énfasis en nuestra querida ciudad de Valencia, quienes observaremos los acontecimientos que vendrán, cuando posiblemente se suspendan los eventos en la Quinta La Isabela, en la Casa de La Estrella, en el Museo de la Cultura o que los mismos no tengan la prestancia y la convocatoria que le imprimió "El Binomio de Oro de la Cultura" Cora/Pedro, pero, no hay mal que por bien no venga. Estas actitudes son un bumerán. Lo que se hace sin el consenso de la hidalguía, llama la atención, deja una estela de engaños y decisiones injustas y antidemocráticas. Lamentablemente esas decisiones no se discuten y, por lo que veo, tampoco se aclaran; oportunamente la luz brillará en los espacios culturales para recomponer los valores hoy degradados, la destitución de Cora, siniestra obra del "asesor personal del gobernador", viene a consolidar la invasión ilegal del Ateneo de Valencia, esa es la herencia de tan lamentable decisión.
¿Cuánto tiempo llevará restaurar las heridas abiertas en el corpus institucional de la cultura en Carabobo? ¿Cuántos esfuerzos habrá de demandarse a los carabobeños para superar la encrucijada a la que se nos ha llevado? ¿Qué precio deberemos pagar más adelante para restaurar los valores culturales degradados?
¿Cómo creer una sola palabra de los gobernantes cuando se legitima desde la más elevada esfera pública la desfachatez de la invasión al Ateneo de Valencia, gracias a una interesada y perniciosa asesoría?
La labor de Cora y su equipo en la Secretaría de Cultura la vivimos con beneplácito los valencianos, la misma sólo puede calificarse como extraordinaria, integró un equipo de trabajo competente y disciplinado, con una auténtica vocación de servicio, que en poco tiempo logró imprimir una dinámica cultural hasta entonces inédita en nuestro estado, logró concitar la adhesión de las entidades privadas, los gremios, la universidad, la colectividad y de todos quienes hacemos vida en este estado, por lo que particularmente considero que su destitución es un nuevo zarpazo a la cultura y exhorto a la comunidad carabobeña y valenciana en especial, a manifestarnos enérgicamente contra ese vil atropello de carácter anticultural y manifestemos nuestra solidaridad con Cora, al igual que con su ejemplar equipo, en estas horas difíciles. Lamentablemente, la gratitud tiene poca memoria.
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