Recibo la noticia: Pio al Panteón Nacional. El Profesor Agustín Blanco Muñoz, levanta la voz, contra el desaguisado de llevar los restos del gran político venezolano del siglo pasado, a descansar al lado de los venezolanos ilustres, al Panteón Nacional.
Antonio Guzmán Blanco, se copió lo que pudo de la ciudad de París, quería que los venezolanos fuésemos europeos, especialmente suizos, creyó que las leyes de aquel país serían aceptadas por los venezolanos, pero era él quien primero se salía de los límites de la Constitución, conducta común en los sátrapas. Ellos creen que las leyes son para que las cumplan los demás, dejando una abusiva discrecionalidad al tirano en ejercicio. Todo lo que Guzmán veía en el exterior donde pasaba gran parte de su tiempo, quería reproducirlo en Venezuela. Una de esas copias fue el Panteón Nacional. En París lo llaman: "Los Inválidos", allí reposa Napoleón Bonaparte, y algunos de sus familiares, también hay un recordatorio al general De Gaulle.
Pensó Guzmán, en hacer de la capilla de la Santísima Trinidad en Caracas, un templo civil, donde reposaran las cenizas de los más destacados hombres de Venezuela. Allí, al lado de los restos del Libertador hallarían abrigo los más grandes hombres de la Patria. Sin embargo, siempre se cuelan personajes, que en vez de realzarse con el honor concedido, se ven cada vez más disminuidos, tal es el caso de "El Agachao", cuando se quiere decir, que se han cometido graves errores en la escogencia de los acompañantes de Bolívar, se refieren siempre al pobre "Agachao."
Ahora se polemiza por la elección de los restos de Pio al Panteón. Aduce el destacado historiador Agustín Blanco Muñoz, que esta decisión de la Asamblea Nacional, sería una condena más al luchador que fue Pio Tamayo, quien quería permanecer en el Tocuyo, como lo dice en una carta a su hermano Toño: "No olvides que he sido sencillo y limpio de corazón. Procura enterrarme en El Tocuyo, pueblo al que he amado y cuyas gentes me quieren". Y así se cumplió.
Igual situación vivimos los valencianos, cuando el Soberano Congreso Nacional, recibió por parte del Dr. Rafael Enrique Casal, la petición de los honores del Panteón para José Rafael Pocaterra. En aquel momento, se oyó la voz del maestro, del extraordinario cultor de Valencia, el Dr. Guillermo Mujica Sevilla, quien adujo, que Pocaterra tenía bien ganados los honores que pretendían hacerle, pero que sobre la voluntad del Parlamento, estaba la voluntad del héroe civil José Rafael Pocaterra, quien había pedido un pedazo de tierra para descansar eternamente. La palabra del cronista, fue obedecida. Y en ella los deseos del homenajeado. Allí están los restos de José Rafael Pocaterra, en la tierra roja de nuestro cementerio. Allí descansa.
Hasta hace pocos años, acompañábamos al recordado poeta Felipe Herrera Vial, a depositar flores sobre la tumba del gran repúblico valenciano en el aniversario de su muerte. Felipe nos decía que era un encargo de Marta, la viuda de Pocaterra, que el gran Felipe Herrera Vial, cumplió mientras vivió.
Me han informado, por el correo de la brujas, que se prepara la construcción de un nuevo Panteón para El Libertador. Creemos que no hay actualmente en Venezuela un arquitecto que haga una obra superior a la que desde los tiempos de Juan Vicente Gómez, guarda los restos de Bolívar, y de los generales de la Independencia, allí reposa Páez, el héroe de la venezolanidad, el vencedor de Carabobo. Se sabe la opinión adversa de algunas personas sobre el héroe venezolano, no ha faltado el discurso obsceno ante sus reliquias. Pero la palabra infecunda nada puede contra la historia.
Creemos que actualmente no existe en Venezuela, artista plástico como Tito Salas, que pueda representar la carrera fulgurante de Bolívar. Bolívar no solo fue quien descoyuntó el imperio, fue también quien nos dio el mensaje eterno, de amar la libertad, de respetar las leyes, de cortar las manos peculadores y corruptas. Bolívar, vive en el alma de cada venezolano, en los genes de la libertad. Puede que alguna vez se haya adormilado, entonces el espíritu de Bolívar: que no es la osamenta, que ha sido comida para buitres enfermos - esta puede, aprovechándose de nocturnidad y poder-, disponerla cualquiera. Lo que nunca podrán borrar es la herencia por la libertad, que llevamos los venezolanos en contra de los tiranos, y que está impresa en nuestra alma.
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