04 septiembre 2011
afermin@el-carabobeno.com
Nuestra preocupación por el patrimonio de Valencia es interpretada por algunos burócratas como parte de una campaña dirigida a desprestigiar una gestión de gobierno. Algo incierto porque no seguimos lineamientos políticos y porque, desde que existe esta columna, todas las administraciones municipales han sido motivo de cuestionamientos por la permisividad para destruir a esta ciudad, que comenzó hace mucho tiempo.
El periodismo no es una profesión para alabar al gobernante, porque para eso tiene a sus voceros y a sus relacionistas públicos. Nuestro deber es informar sobre lo que se hace bien y sobre el incumplimiento de las obligaciones que tienen los poderes públicos o privados con todo lo relacionado con las comunidades. A nuestro juicio, no es un delito, ni es injurioso informar que obras valiosas del patrimonio artístico de la ciudad se están deteriorando por negligencia o por desconocimiento de su importancia, por parte de quienes son puestos en cargos, no por su competencia, sino como parte de una cuota política.
Semanas atrás un funcionario se quejó de que estamos más pendientes de las obras que están en el Parque Andrés Pérez Mujica que las colocadas frente a la Asociación de Artistas Plásticos, AVAP, en el Paseo Cabriales. Lo que sucede es que estas piezas no tienen el valor artístico y económico que el que tienen, por ejemplo, las esculturas de Cornelis Zitman o Víctor Valera que no reciben el debido cuidado en aquel espacio de El Viñedo. O las que se robaron de allí unos desconocidos, sin que los responsables del patrimonio artístico se hayan preocupado por recuperarlas.
Recado al alcalde
Hemos reiterado que por el alcalde Edgardo Parra guardamos respeto y consideración personal. Pero tenemos la impresión de que sus asesores no le informan suficientemente de la gravedad de los asuntos que aquí planteamos.
Hoy queremos manifestarle que gente muy honorable, entre ellas doña Matilde Grooscors y Carmen de Lucena, se han comunicado con este diario, para hacerle saber que el sector de La Pastora está indignado con su gestión por el desastre ecológico, ambiental y arquitectónico que hicieron funcionarios de su despacho en el parque Carlos Sanda, entre la avenida Cedeño y la calle Anzoátegui. Ese parque, uno de los más tradicionales de Valencia, fue construido sobre el cerro de El Zamuro, muy cerca de donde nació el famoso músico valenciano Aldemaro Romero, durante la administración del general Marcos Pérez Jiménez. El espacio contaba con frondosos apamates, araguaneyes y mamones por lo cual era un lugar de clima delicioso. Se le dio el nombre del eminente médico Carlos Sanda quien fue el rector de la Universidad de Carabobo, en 1904, cuando la clausuró el déspota presidente Cipriano Castro.
Con la caída de la dictadura el parque fue abandonado, por lo cual la hija del doctor Sanda, María Teresa Sanda, decidió retirar del lugar el busto de su ilustre padre. Cuando Oscar Celli fue gobernador del estado Carabobo decidió restaurar el parque al que embelleció con las antiguas barandas y faroles que estaban en la plaza Bolívar. Fueron sembrados rosales e instalados toboganes, columpios, subibajas y otras atracciones para los niños que se divertían en las tardes, cuando el lugar era abierto al público.
Malestar en La Pastora
Con el cambio de gobierno el parque quedó en el olvido, pero muchos vecinos iban a disfrutar de su tranquilidad hasta que, el año pasado, la alcaldía decidió intervenirlo sin que se especificara con cuál objetivo. Se dijo que allí construirían un CDI, un puesto policial o una plaza.
Lo cierto fue, de acuerdo con la información suministrada por las señoras Grooscors y Lucena, que lo que allí se hizo fue talar los árboles y convertir el sitio en un peladero al cual se llega por una escalera, construida en la calle Anzoátegui, por la cual suben drogadictos que tienen escandalizado al vecindario con los derrapes que allí montan. Cuentan además, que el cerro se está derrumbando y amenaza con dañar las viviendas que están al frente, en la calle Anzoátegui. Esta denuncia no es anónima por lo cual la alcaldía está en la obligación de investigar lo que ha sucedido, no de insultar a quien da a conocer un mensaje de interés para la ciudad.
Profundamente conmovido por el fallecimiento de la señora Rosa Herminia Rueda de Pérez, de cuya amabilidad y bondad fuimos beneficiarios, presentamos condolencias a nuestro querido y admirado amigo doctor Aníbal Rueda y a sus demás hijos Iván y Xiomara Pérez Rueda.
La salida de Cora Páez de Topel de la Secretaría de Cultura de la gobernación del estado ha sido muy lamentada. Reconocemos su labor al frente de ese organismo, su indeclinable defensa del Ateneo de Valencia y de su patrimonio artístico que se pierde inexorablemente.
Hoy y Después en Valencia
ALFREDO FERMÍNafermin@el-carabobeno.com
Nuestra preocupación por el patrimonio de Valencia es interpretada por algunos burócratas como parte de una campaña dirigida a desprestigiar una gestión de gobierno. Algo incierto porque no seguimos lineamientos políticos y porque, desde que existe esta columna, todas las administraciones municipales han sido motivo de cuestionamientos por la permisividad para destruir a esta ciudad, que comenzó hace mucho tiempo.
El periodismo no es una profesión para alabar al gobernante, porque para eso tiene a sus voceros y a sus relacionistas públicos. Nuestro deber es informar sobre lo que se hace bien y sobre el incumplimiento de las obligaciones que tienen los poderes públicos o privados con todo lo relacionado con las comunidades. A nuestro juicio, no es un delito, ni es injurioso informar que obras valiosas del patrimonio artístico de la ciudad se están deteriorando por negligencia o por desconocimiento de su importancia, por parte de quienes son puestos en cargos, no por su competencia, sino como parte de una cuota política.
Semanas atrás un funcionario se quejó de que estamos más pendientes de las obras que están en el Parque Andrés Pérez Mujica que las colocadas frente a la Asociación de Artistas Plásticos, AVAP, en el Paseo Cabriales. Lo que sucede es que estas piezas no tienen el valor artístico y económico que el que tienen, por ejemplo, las esculturas de Cornelis Zitman o Víctor Valera que no reciben el debido cuidado en aquel espacio de El Viñedo. O las que se robaron de allí unos desconocidos, sin que los responsables del patrimonio artístico se hayan preocupado por recuperarlas.
Recado al alcalde
Hemos reiterado que por el alcalde Edgardo Parra guardamos respeto y consideración personal. Pero tenemos la impresión de que sus asesores no le informan suficientemente de la gravedad de los asuntos que aquí planteamos.
Hoy queremos manifestarle que gente muy honorable, entre ellas doña Matilde Grooscors y Carmen de Lucena, se han comunicado con este diario, para hacerle saber que el sector de La Pastora está indignado con su gestión por el desastre ecológico, ambiental y arquitectónico que hicieron funcionarios de su despacho en el parque Carlos Sanda, entre la avenida Cedeño y la calle Anzoátegui. Ese parque, uno de los más tradicionales de Valencia, fue construido sobre el cerro de El Zamuro, muy cerca de donde nació el famoso músico valenciano Aldemaro Romero, durante la administración del general Marcos Pérez Jiménez. El espacio contaba con frondosos apamates, araguaneyes y mamones por lo cual era un lugar de clima delicioso. Se le dio el nombre del eminente médico Carlos Sanda quien fue el rector de la Universidad de Carabobo, en 1904, cuando la clausuró el déspota presidente Cipriano Castro.
Con la caída de la dictadura el parque fue abandonado, por lo cual la hija del doctor Sanda, María Teresa Sanda, decidió retirar del lugar el busto de su ilustre padre. Cuando Oscar Celli fue gobernador del estado Carabobo decidió restaurar el parque al que embelleció con las antiguas barandas y faroles que estaban en la plaza Bolívar. Fueron sembrados rosales e instalados toboganes, columpios, subibajas y otras atracciones para los niños que se divertían en las tardes, cuando el lugar era abierto al público.
Malestar en La Pastora
Con el cambio de gobierno el parque quedó en el olvido, pero muchos vecinos iban a disfrutar de su tranquilidad hasta que, el año pasado, la alcaldía decidió intervenirlo sin que se especificara con cuál objetivo. Se dijo que allí construirían un CDI, un puesto policial o una plaza.
Lo cierto fue, de acuerdo con la información suministrada por las señoras Grooscors y Lucena, que lo que allí se hizo fue talar los árboles y convertir el sitio en un peladero al cual se llega por una escalera, construida en la calle Anzoátegui, por la cual suben drogadictos que tienen escandalizado al vecindario con los derrapes que allí montan. Cuentan además, que el cerro se está derrumbando y amenaza con dañar las viviendas que están al frente, en la calle Anzoátegui. Esta denuncia no es anónima por lo cual la alcaldía está en la obligación de investigar lo que ha sucedido, no de insultar a quien da a conocer un mensaje de interés para la ciudad.
Profundamente conmovido por el fallecimiento de la señora Rosa Herminia Rueda de Pérez, de cuya amabilidad y bondad fuimos beneficiarios, presentamos condolencias a nuestro querido y admirado amigo doctor Aníbal Rueda y a sus demás hijos Iván y Xiomara Pérez Rueda.
La salida de Cora Páez de Topel de la Secretaría de Cultura de la gobernación del estado ha sido muy lamentada. Reconocemos su labor al frente de ese organismo, su indeclinable defensa del Ateneo de Valencia y de su patrimonio artístico que se pierde inexorablemente.
NOTA: Volvieron a "reventar a una verdadera dama" los hipócritas que dicen que lo del Ateneo es político. Otra vez Cora, lo lamento caiste ante los mismos doble moral...como cuando en 1991 fuiste utilizada como "Candidata a
la Presidencia del Ateneo" cuando ya todo estaba cuadrado...Me duele de verdad
No hay comentarios:
Publicar un comentario