Las ciudades van creciendo y nadie habla de sus hombres y mujeres que han sido significativos para el desarrollo y progreso de las ciudades. Lo más triste es que antes existía en las autoridades el deseo y el respeto por la memoria de sus ciudadanos ejemplares, a los cuales se les honraban post mórtem, poniéndole su nombre a parques, plazas y calles. Esa costumbre se va perdiendo sin que los pobladores se percaten, a lo mejor es debido a que las ciudades se deshumanizan en la medida en que van desplazando hasta convertirse en grandes urbes, metrópolis haciéndose ingobernables.
Es por eso que la tarea de algunos periodistas, columnistas y cronistas por mantener la memoria de los pueblos es de importancia capital para el devenir de la identidad cultural de cada uno de los pueblos que habitan en la tierra. Por esta razón quiero hoy señalar algunos aspectos de uno de los empresarios más exitoso que tuvo la ciudad y el cual falleció el pasado domingo en los brazos del señor, que como diría una de sus nietas, como él quiso siempre, sin molestar a nadie y con una gran tranquilidad de haberse realizado en la vida. Ése fue Don Oswaldo Michelena.
Don Oswaldo como le dirían muchos de los matadores de toros fue un gran empresario taurino, quien trajo a la Monumental de Valencia por muchos años la Corrida de la Prensa y con ella la de la Municipalidad. En dicho coso valenciano presentó a los más grandes matadores de toros de Venezuela, España y México, entre ellos al Cordobés, haciendo de nuestra plaza de toros una de las más importante de América. Posteriormente, contribuyó con el crecimiento de las ganaderías de castas en Venezuela, fundando el Hierro Rancho Alegre, obteniendo en diversas oportunidades el premio más importante para un ganadero, consistente en el indulto de sus ejemplares.
Pero lo grande de Don Oswaldo no fue solo en el campo taurino, sino en el desarrollo de otras actividades de importancia para nuestra ciudad, fue en los años 60 junto con los hermanos Branger, Edmundo González y otros ilustres valencianos impulsador de la divisa pelotera del "Valencia Industrial", hoy conocida como "Las Águilas del Zulia", dando así impulso al béisbol profesional en nuestra ciudad, al mismo tiempo junto a Ignacio Branger y otros grupo de valencianos promovió la creación del "Valencia Fútbol Club", donde posteriormente incorporó a Concheto Di Tommasi en la promoción del fútbol profesional en Valencia. También tuvo Oswaldo Michelena, Ignacio Branger y Edmundo González, su participación en el grupo de valenciano que consiguió traer la divisa del Magallanes a nuestra ciudad, confirmando así su interés por el deporte profesional en la pujante ciudad industrial en que se estaba desarrollando Valencia, entre los años 60 y 70.
En sector inmobiliario tuvo a su cargo el desarrollo y venta de urbanizaciones como La Viña y Carialinda, entre otros urbanizamos en la región, así como también en la construcción de viviendas unifamiliares y multifamiliares para abastecer el mercado inmobiliario en una ciudad de continuo crecimiento.
En el área recreacional también incursionó, trayendo a Venezuela una de las más importantes familias de payasos y cirqueros de España y el Mundo, a quienes representó y promovió por todo el país durante los años de su estadía, como fueron Gaby, Fofo y Miliki, quien junto con sus hijos y la bella Maripili eran el entrenamiento más deseado de ver entre niños y jóvenes de aquellos tiempos al prender el televisor o al acudir a sus espectáculos en las ciudades del interior del país. Sin duda, unos tiempos para nosotros inolvidables.
Hoy Oswaldo Michelena ha ido a encontrase con Dios, allí lo esperan Oswaldito, Raquel, quien fuera su esposa; su hermana Mireya y sus muy queridos padres, Don Arturo y Doña Catalá Michelena, gente muy querida en la Valencia de ayer. Don Oswaldo como dijo en el momento de su sepelio Concheto Di Tommasi, fue un ejemplo de hombre emprendedor, quien triunfó en su ciudad, porque tuvo como base el trabajo y la genialidad de las ideas, fe en lo que hacía y en la Valencia, a la que amo y contribuyo con todo su ser, dejando así un ejemplo para la historia.
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@miguelparrag
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