Se cumplen 500 años del nacimiento de santa Teresa de Jesús
El papa Francisco destaca que la mística española fue una 'comunicadora incansable del Evangelio'
Por Redacción
MADRID, 28 de marzo de 2015 (Zenit.org) - Este sábado se han cumplido 500 años del nacimiento de Teresa de Cepeda y Ahumada, más conocida como santa Teresa de Jesús, la primera mujer en ser declarada doctora de la Iglesia, escritora reconocida del Siglo de Oro de las letras españolas, mística y reformadora del Carmelo.
La diócesis de Ávila y la Orden del Carmelo Descalzo han celebrado la efemérides con dos misas presididas por el obispo diocesano, Mons. Jesús García Burillo, en la Iglesia de la Santa y en la Catedral, y una procesión de la imagen de la mística y de su bastón original por las calles de la ciudad.
Teresa de Jesús fue una “comunicadora incansable del Evangelio” que “no se limitó a ser una espectadora de la realidad que la rodeaba”. Así ha descrito el papa Francisco a la primera doctora de la Iglesia en una carta dirigida al superior general de la Orden del Carmelo Descalzo, padre Saverio Cannistrá, y que el religioso ha leído hoy, en el aniversario de su nacimiento en Ávila.
En la misiva, leída por el padre Cannistrá al final de la misa celebrada en la casa natal de la Santa, el Pontífice ha destacado la dimensión “misionera y eclesial” de la impulsora de la reforma teresiana, dos características que, según ha indicado el Santo Padre, han distinguido también a la Orden del Carmelo Descalzo.
Por su parte, el obispo abulense ha leído otro mensaje del Papa en el transcurso de la misma celebración eucarística. En su carta a la diócesis natal de la mística, tras reconocer que su corazón está “hoy en Ávila”, Francisco ha desgranado los consejos que, de vivir en estos días Teresa de Jesús, daría a religiosos, sacerdotes, laicos, familias y jóvenes.
A estos últimos, el Pontífice ha lanzado un mensaje especial, para que tengan el “valor para huir de la mediocridad y la tibieza”, albergando en su alma “grandes deseos, nobles aspiraciones dignas de las mejoras causas”. “Que el ejemplo de la santa infunda valentía a las nuevas generaciones, para que no se les arrugue el ánima y el ánimo”, ha destacado.
El Año Jubilar Teresiano se inauguró el pasado 15 de octubre de 2014 y durará hasta el próximo mes de octubre de 2015. Durante este tiempo, Ávila está acogiendo a miles de peregrinos.
La Conferencia Episcopal Española (CEE) ha anunciado dos actos con motivo del V Centenario del nacimiento de santa Teresa de Jesús: una peregrinación de todos los obispos españoles --el 24 de abril de 2015-- para ganar el jubileo y un Encuentro Europeo de Jóvenes, del 5 al 9 de agosto de 2015, al que se esperan miles de participantes de todo el continente.
Entre otras actividades, destaca un Congreso Internacional Teresiano, del 21 al 27 de septiembre, titulado "Teresa, patrimonio de la humanidad", organizado por el Centro Internacional Teresiano Sanjuanista, al amparo de la Fundación V Centenario. Asimismo, del 10 al 14 de agosto, tendrá lugar un encuentro de la familia teresiana.
Por último, está previsto un Congreso Interuniversitario sobre la Santa, del 1 al 3 de agosto de 2015, organizado por la Universidad Católica de Ávila junto a la Católica de Valencia, la Universidad San Jorge y la Francisco de Vitoria.
(IDV)
La diócesis de Ávila y la Orden del Carmelo Descalzo han celebrado la efemérides con dos misas presididas por el obispo diocesano, Mons. Jesús García Burillo, en la Iglesia de la Santa y en la Catedral, y una procesión de la imagen de la mística y de su bastón original por las calles de la ciudad.
Teresa de Jesús fue una “comunicadora incansable del Evangelio” que “no se limitó a ser una espectadora de la realidad que la rodeaba”. Así ha descrito el papa Francisco a la primera doctora de la Iglesia en una carta dirigida al superior general de la Orden del Carmelo Descalzo, padre Saverio Cannistrá, y que el religioso ha leído hoy, en el aniversario de su nacimiento en Ávila.
En la misiva, leída por el padre Cannistrá al final de la misa celebrada en la casa natal de la Santa, el Pontífice ha destacado la dimensión “misionera y eclesial” de la impulsora de la reforma teresiana, dos características que, según ha indicado el Santo Padre, han distinguido también a la Orden del Carmelo Descalzo.
Por su parte, el obispo abulense ha leído otro mensaje del Papa en el transcurso de la misma celebración eucarística. En su carta a la diócesis natal de la mística, tras reconocer que su corazón está “hoy en Ávila”, Francisco ha desgranado los consejos que, de vivir en estos días Teresa de Jesús, daría a religiosos, sacerdotes, laicos, familias y jóvenes.
A estos últimos, el Pontífice ha lanzado un mensaje especial, para que tengan el “valor para huir de la mediocridad y la tibieza”, albergando en su alma “grandes deseos, nobles aspiraciones dignas de las mejoras causas”. “Que el ejemplo de la santa infunda valentía a las nuevas generaciones, para que no se les arrugue el ánima y el ánimo”, ha destacado.
El Año Jubilar Teresiano se inauguró el pasado 15 de octubre de 2014 y durará hasta el próximo mes de octubre de 2015. Durante este tiempo, Ávila está acogiendo a miles de peregrinos.
La Conferencia Episcopal Española (CEE) ha anunciado dos actos con motivo del V Centenario del nacimiento de santa Teresa de Jesús: una peregrinación de todos los obispos españoles --el 24 de abril de 2015-- para ganar el jubileo y un Encuentro Europeo de Jóvenes, del 5 al 9 de agosto de 2015, al que se esperan miles de participantes de todo el continente.
Entre otras actividades, destaca un Congreso Internacional Teresiano, del 21 al 27 de septiembre, titulado "Teresa, patrimonio de la humanidad", organizado por el Centro Internacional Teresiano Sanjuanista, al amparo de la Fundación V Centenario. Asimismo, del 10 al 14 de agosto, tendrá lugar un encuentro de la familia teresiana.
Por último, está previsto un Congreso Interuniversitario sobre la Santa, del 1 al 3 de agosto de 2015, organizado por la Universidad Católica de Ávila junto a la Católica de Valencia, la Universidad San Jorge y la Francisco de Vitoria.
(IDV)
Carta del Papa a la Orden de los Carmelitas Descalzos
Texto completo. Francisco escribe al superior general con motivo del quinto centenario del nacimiento de santa Teresa de Jesús
Por Redacción
CIUDAD DEL VATICANO, 28 de marzo de 2015 (Zenit.org) - A continuación publicamos la carta que el papa Francisco ha enviado al superior general de la Orden de los Carmelitas Descalzos, padre Saverio Cannistrà, en el quinto centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús:
"Al Revdmo. P. Saverio Cannistrà
Prepósito general de la Orden de los Hermanos Descalzos
de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo
Querido Hermano:
Al cumplirse de los quinientos años del nacimiento de santa Teresa de Jesús, quiero unirme, junto con toda la Iglesia, a la acción de gracias de la gran familia del Carmelo descalzo –religiosas, religiosos y seglares– por el carisma de esta mujer excepcional.
Considero una gracia providencial que este aniversario haya coincidido con el año dedicado a la Vida Consagrada, en la que la Santa de Ávila resplandece como guía segura y modelo atrayente de entrega total a Dios. Se trata de un motivo más para mirar al pasado con gratitud, y redescubrir “la chispa inspiradora” que ha impulsado a los fundadores y a sus primeras comunidades (cf. Carta a los Consagrados, 21 noviembre 2014).
¡Cuánto bien nos sigue haciendo a todos el testimonio de su consagración, nacido directamente del encuentro con Cristo, su experiencia de oración, como diálogo continuo con Dios, y su vivencia comunitaria, enraizada en la maternidad de la Iglesia!
1. Santa Teresa es sobre todo maestra de oración. En su experiencia, fue central el descubrimiento de la humanidad de Cristo. Movida por el deseo de compartir esa experiencia personal con los demás, escribe sobre ella de una forma vital y sencilla, al alcance de todos, pues consiste simplemente en “tratar de amistad con quien sabemos nos ama” (Vida 8,5). Muchas veces la misma narración se convierte en plegaria, como si quisiera introducir al lector en su diálogo interior con Cristo. La de Teresa no fue una oración reservada únicamente a un espacio o momento del día; surgía espontánea en las ocasiones más variadas: “Cosa recia sería que sólo en los rincones se pudiera traer oración” (Fundaciones 5, 16). Estaba convencida del valor de la oración continua, aunque no fuera siempre perfecta. La Santa nos pide que seamos perseverantes, fieles, incluso en medio de la sequedad, de las dificultades personales o de las necesidades apremiantes que nos reclaman.
Para renovar hoy la vida consagrada, Teresa nos ha dejado un gran tesoro, lleno de propuestas concretas, caminos y métodos para rezar, que, lejos de encerrarnos en nosotros mismos o de buscar un simple equilibrio interior, nos hacen recomenzar siempre desde Jesús y constituyen una auténtica escuela de crecimiento en el amor a Dios y al prójimo.
2. A partir de su encuentro con Jesucristo, Santa Teresa vivió “otra vida”; se convirtió en una comunicadora incansable del Evangelio (cf. Vida 23,1). Deseosa de servir a la Iglesia, y a la vista de los graves problemas de su tiempo, no se limitó a ser una espectadora de la realidad que la rodeaba. Desde su condición de mujer y con sus limitaciones de salud, decidió –dice ella– “hacer eso poquito que era en mí, que es seguir los consejos evangélicos con toda la perfección que yo pudiese y procurar que estas poquitas que están aquí hiciesen lo mismo” (Camino 1,2). Por eso comenzó la reforma teresiana, en la que pedía a sus hermanas que no gastasen el tiempo tratando “con Dios negocios de poca importancia” cuando estaba “ardiendo el mundo” (Camino 1,5). Esta dimensión misionera y eclesial ha distinguido desde siempre al Carmelo descalzo.
Como hizo entonces, también hoy la Santa nos abre nuevos horizontes, nos convoca a una gran empresa, a ver el mundo con los ojos de Cristo, para buscar lo que Él busca y amar lo que Él ama.
3. Santa Teresa sabía que ni la oración ni la misión se podían sostener sin una auténtica vida comunitaria. Por eso, el cimiento que puso en sus monasterios fue la fraternidad: “Aquí todas se han de amar, todas se han de querer, todas se han de ayudar” (Camino 4,7). Y tuvo mucho interés en avisar a sus religiosas sobre el peligro de la autorreferencialidad en la vida fraterna, que consiste “todo o gran parte en perder cuidado de nosotros mismos y de nuestro regalo” (Camino 12,2) y poner cuanto somos al servicio de los demás. Para evitar este riesgo, la Santa de Ávila encarece a sus hermanas, sobre todo, la virtud de la humildad, que no es apocamiento exterior ni encogimiento interior del alma, sino conocer cada uno lo que puede y lo que Dios puede en él (cf. Relaciones 28). Lo contrario es lo que ella llama la “negra honra” (Vida 31,23), fuente de chismes, de celos y de críticas, que dañan seriamente la relación con los otros. La humildad teresiana está hecha de aceptación de sí mismo, de conciencia de la propia dignidad, de audacia misionera, de agradecimiento y de abandono en Dios.
Con estas nobles raíces, las comunidades teresianas están llamadas a convertirse en casas de comunión, que den testimonio del amor fraterno y de la maternidad de la Iglesia, presentando al Señor las necesidades de nuestro mundo, desgarrado por las divisiones y las guerras.
Querido hermano, no quiero terminar sin dar las gracias a los Carmelos teresianos que encomiendan al Papa con una especial ternura al amparo de la Virgen del Carmen, y acompañan con su oración los grandes retos y desafíos de la Iglesia. Pido al Señor que su testimonio de vida, como el de Santa Teresa, transparente la alegría y la belleza de vivir el Evangelio y convoque a muchos jóvenes a seguir a Cristo de cerca.
A toda la familia teresiana imparto mi Bendición Apostólica.
Vaticano, 28 de marzo de 2015
FRANCISCUS"
Texto distribuido por la Sala de Prensa de la Santa Sede
© Copyright - Libreria Editrice Vaticana
"Al Revdmo. P. Saverio Cannistrà
Prepósito general de la Orden de los Hermanos Descalzos
de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo
Querido Hermano:
Al cumplirse de los quinientos años del nacimiento de santa Teresa de Jesús, quiero unirme, junto con toda la Iglesia, a la acción de gracias de la gran familia del Carmelo descalzo –religiosas, religiosos y seglares– por el carisma de esta mujer excepcional.
Considero una gracia providencial que este aniversario haya coincidido con el año dedicado a la Vida Consagrada, en la que la Santa de Ávila resplandece como guía segura y modelo atrayente de entrega total a Dios. Se trata de un motivo más para mirar al pasado con gratitud, y redescubrir “la chispa inspiradora” que ha impulsado a los fundadores y a sus primeras comunidades (cf. Carta a los Consagrados, 21 noviembre 2014).
¡Cuánto bien nos sigue haciendo a todos el testimonio de su consagración, nacido directamente del encuentro con Cristo, su experiencia de oración, como diálogo continuo con Dios, y su vivencia comunitaria, enraizada en la maternidad de la Iglesia!
1. Santa Teresa es sobre todo maestra de oración. En su experiencia, fue central el descubrimiento de la humanidad de Cristo. Movida por el deseo de compartir esa experiencia personal con los demás, escribe sobre ella de una forma vital y sencilla, al alcance de todos, pues consiste simplemente en “tratar de amistad con quien sabemos nos ama” (Vida 8,5). Muchas veces la misma narración se convierte en plegaria, como si quisiera introducir al lector en su diálogo interior con Cristo. La de Teresa no fue una oración reservada únicamente a un espacio o momento del día; surgía espontánea en las ocasiones más variadas: “Cosa recia sería que sólo en los rincones se pudiera traer oración” (Fundaciones 5, 16). Estaba convencida del valor de la oración continua, aunque no fuera siempre perfecta. La Santa nos pide que seamos perseverantes, fieles, incluso en medio de la sequedad, de las dificultades personales o de las necesidades apremiantes que nos reclaman.
Para renovar hoy la vida consagrada, Teresa nos ha dejado un gran tesoro, lleno de propuestas concretas, caminos y métodos para rezar, que, lejos de encerrarnos en nosotros mismos o de buscar un simple equilibrio interior, nos hacen recomenzar siempre desde Jesús y constituyen una auténtica escuela de crecimiento en el amor a Dios y al prójimo.
2. A partir de su encuentro con Jesucristo, Santa Teresa vivió “otra vida”; se convirtió en una comunicadora incansable del Evangelio (cf. Vida 23,1). Deseosa de servir a la Iglesia, y a la vista de los graves problemas de su tiempo, no se limitó a ser una espectadora de la realidad que la rodeaba. Desde su condición de mujer y con sus limitaciones de salud, decidió –dice ella– “hacer eso poquito que era en mí, que es seguir los consejos evangélicos con toda la perfección que yo pudiese y procurar que estas poquitas que están aquí hiciesen lo mismo” (Camino 1,2). Por eso comenzó la reforma teresiana, en la que pedía a sus hermanas que no gastasen el tiempo tratando “con Dios negocios de poca importancia” cuando estaba “ardiendo el mundo” (Camino 1,5). Esta dimensión misionera y eclesial ha distinguido desde siempre al Carmelo descalzo.
Como hizo entonces, también hoy la Santa nos abre nuevos horizontes, nos convoca a una gran empresa, a ver el mundo con los ojos de Cristo, para buscar lo que Él busca y amar lo que Él ama.
3. Santa Teresa sabía que ni la oración ni la misión se podían sostener sin una auténtica vida comunitaria. Por eso, el cimiento que puso en sus monasterios fue la fraternidad: “Aquí todas se han de amar, todas se han de querer, todas se han de ayudar” (Camino 4,7). Y tuvo mucho interés en avisar a sus religiosas sobre el peligro de la autorreferencialidad en la vida fraterna, que consiste “todo o gran parte en perder cuidado de nosotros mismos y de nuestro regalo” (Camino 12,2) y poner cuanto somos al servicio de los demás. Para evitar este riesgo, la Santa de Ávila encarece a sus hermanas, sobre todo, la virtud de la humildad, que no es apocamiento exterior ni encogimiento interior del alma, sino conocer cada uno lo que puede y lo que Dios puede en él (cf. Relaciones 28). Lo contrario es lo que ella llama la “negra honra” (Vida 31,23), fuente de chismes, de celos y de críticas, que dañan seriamente la relación con los otros. La humildad teresiana está hecha de aceptación de sí mismo, de conciencia de la propia dignidad, de audacia misionera, de agradecimiento y de abandono en Dios.
Con estas nobles raíces, las comunidades teresianas están llamadas a convertirse en casas de comunión, que den testimonio del amor fraterno y de la maternidad de la Iglesia, presentando al Señor las necesidades de nuestro mundo, desgarrado por las divisiones y las guerras.
Querido hermano, no quiero terminar sin dar las gracias a los Carmelos teresianos que encomiendan al Papa con una especial ternura al amparo de la Virgen del Carmen, y acompañan con su oración los grandes retos y desafíos de la Iglesia. Pido al Señor que su testimonio de vida, como el de Santa Teresa, transparente la alegría y la belleza de vivir el Evangelio y convoque a muchos jóvenes a seguir a Cristo de cerca.
A toda la familia teresiana imparto mi Bendición Apostólica.
Vaticano, 28 de marzo de 2015
FRANCISCUS"
Texto distribuido por la Sala de Prensa de la Santa Sede
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La mística española es la primera mujer proclamada doctora de la Iglesia
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