Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.

Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.
Casa de la Estrella, ubicada entre Av Soublette y Calle Colombia, antiguo Camino Real donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830, con el General José Antonio Páez como Presidente. Valencia: "ciudad ingrata que olvida lo bueno" para el Arzobispo Luis Eduardo Henríquez. Maldita, según la leyenda, por el Obispo mártir Salvador Montes de Oca y muchos sacerdotes asesinados por la espalda o por la chismografía cobarde, que es muy frecuente y característica en su sociedad.Para Boris Izaguirre "ciudad de nostalgia pueblerina". Jesús Soto la consideró una ciudad propicia a seguir "las modas del momento" y para Monseñor Gregorio Adam: "Si a Caracas le debemos la Independencia, a Valencia le debemos la República en 1830".A partir de los años 1950 es la "Ciudad Industrial de Venezuela", realidad que la convierte en un batiburrillo de razas y miserias de todos los países que ven en ella El Dorado tan buscado, imprimiéndole una sensación de "ciudad de paso para hacer dinero e irse", dejándola sin verdadero arraigo e identidad, salvo la que conserva la más rancia y famosa "valencianidad", que en los valencianos de antes, que yo conocí, era un encanto acogedor propio de atentos amigos...don del que carecen los recién llegados que quieren poseerlo y logran sólo una mala caricatura de la original. Para mi es la capital energética de Venezuela.

domingo, 29 de marzo de 2015

Valencia en Letras "Tres regalos" por Gladys Valentiner y "Valencia, Benezuela 1764" por Luis Cubillán Fonseca

Valencia en Letras

Tres regalos


Columnista, Notitarde, Gladys Valentiner (Notitarde/)
Tres regalos  (2380923)

Trabaja y sueña, que soñar es bueno;

trabaja y piensa, que pensar consuela.

No ames ni esperes lo que ya es ajeno,

Madre eres tú: pariste a Venezuela J.R.P.

Cuentan los hechos históricos que la fecha de fundación de nuestra Valencia es el 25 de marzo de 
1555, y por la fiesta de la Iglesia Católica que se celebra ese día, el nombre de esta urbe 
es Nuestra Señora de la Anunciación de la Nueva Valencia del Rey. Desde hace décadas esta 
querida ciudad ha sido considerada como la Capital Industrial de Venezuela. En tres oportunidades 
ha sido capital de la República y durante las guerras de independencia fue escenario de 
importantísimos acontecimientos, destacando por su significado histórico la Batalla de Carabobo 
el 24 de junio de 1821 y luego, el 30 de junio de ese mismo año, fue la primera localidad del país 
en haber constituido un Concejo Municipal.

Tenemos una ciudad rica en historia y protagonista principal de los más grandes cambios que ha 
vivido Venezuela, pero da la impresión de que con el devenir de los años, ante el supremo interés 
político gubernamental y ciudadano de cuidar, proteger, impulsar, proyectar y engrandecer a 
nuestra ciudad, sus raíces, a su gente, sus instituciones y sus riquezas culturales, históricas 
y de infraestructura; lamentablemente han prevalecido los intereses político-partidistas, los 
proyectos personalistas y el antivalor de la corrupción.

Valencia, mi amada y querida ciudad, en tu cumpleaños 460 yo pido para ti tres regalos: 
1) El rescate de tu magnífico escudo de armas. 
2) La designación del cronista de la ciudad y 
3) Que todos quienes por una u otra razón hayan prometido salvarte, engrandecerte, embellecerte, 
cuidarte, preservarte y protegerte, honren sus compromisos asumidos, porque estoy plenamente 
convencida que tú les has dado a ellos en abundancia todo cuanto han podido usufructuarte gracias 
a tus potencialidades y bondades.

Quien hoy gobierna la municipalidad, durante su campaña ofertó a los valencianos que iba a 
rescatar el escudo de armas de Valencia. Pues bien señor alcalde, estamos esperando el 
cumplimiento de esa promesa y seguramente miles de valencianos lo apoyaremos en esa cruzada, 
porque los valencianos nos negamos a portar símbolos que no nos representan en lo absoluto 
y que hoy existen solo porque uno, o varios, en un momento dado y sin justificación alguna, 
tuvieron una caprichosa ocurrencia.

Es lamentable que Valencia arribe a sus 460 años y no tenga cronista. Desde el 28 de mayo de 
2013, cuando falleció el Dr. Guillermo Mujica Sevilla está el cargo sin titular y la responsabilidad 
de esa designación reposa en los integrantes del Concejo Municipal. Por lo tanto, invito a los 
actuales ediles valencianos a seguir el ejemplo, asumir las enseñanzas e imitar la magnanimidad 
del Concejo Municipal de 1955 y no sigan permitiendo que nuestra historia continúe sin historiador.

La Valencia de hoy, sucia, desordenada, insegura, oscura y descoordinada, no es la que nosotros 
queremos tener, ni amar y mucho menos vivir; la actual gestión municipal no ha cubierto las 
expectativas. Señor alcalde, mantenga siempre presente que el nivel de exigencia de los valencianos 
es del mismo tamaño de sus esperanzas. Usted está a tiempo de darle un giro favorable a su 
gestión, no olvide que en muchas ocasiones la situación no va ligada al tema de la 
insuficiencia presupuestaria o económica, sino a principios de voluntad política, optimización 
de recursos, sana administración y la conformación de un equipo a la altura de las exigencias 
de la ciudad, como lo hizo Paco Cabrera, quien soñaba y trabajaba para hacer realidad sus sueños.

Sumemos voluntades y evoquemos al poeta José Rafael Pocaterra cuando al finalizar su 
discurso del Cuatricentenario le dijo a Valencia que no implorara ni rogara nada de lo que le 
pertenecía. Madre eres tú: pariste a Venezuela.



*Abogada

gladysvalentiner@gmail.com

@gvalentiner
Trinchera

Valencia, Benezuela 1764

Columnista, Notitarde, Luis Cubillán Fonseca (Columnista, Notitarde, Luis Cubillán Fonseca/)
Valencia, Benezuela 1764

Luis Cubillán Fonseca

A mediados del 1800 el nombre de Valencia estuvo muy comentado. Leclerc, un gran bibliógrafo francés, había puesto a la venta un librito titulado “Descripción Exacta de la Provincia de Benezuela (sic).” por Joseph Luis de Cisneros, dedicada a un incógnito amigo suyo, impresso (sic) en Valencia, año de M.DCCLIV. (1765). No había internet y, sin embargo, muy pronto salió Don Arístides Rojas, aclarando que en Valencia en esa fecha no hubo imprenta. Quedaba planteado lo que Don Pedro Grases calificó: el gran problema bibliográfico venezolano. Manuel Segundo Sánchez, José Toribio Medina (Chile) Arístides Rojas, Antonio Palau Dulcet (España), Manuel Serrano y Sanz (España), José Eustaquio Machado, Francisco González Guinán, Santiago Key Ayala, Enrique Bernardo Núñez, Julio Febres Cordero, Vicente de Amézaga, Ismael Puerta Flores, y, por supuesto, Don Pedro Grases; todos y desde muchas partes del mundo, escribieron, se cruzaron cartas, se enviaron recados etc. Del libro del escándalo, se conocen en el mundo solo tres ejemplares, por eso la discusión estaba en el aire, hasta que el gobierno de Juan Vicente Gómez, adquirió un ejemplar para la Academia Nacional de la Historia. Y continuó el debate: ¿Quién fue José Luis de Cisneros? ¿Hubo imprenta en Valencia? ¿qué Valencia, del Turia o del Rey? Por los años 50, apareció la primera edición venezolana del libro de Cisneros, cuyo autor no es otro, -lo investigamos- que el cura D. Pedro Tamarón y Romeral. Años luego, me di cuenta que la Novena a la Virgen del Socorro que rezaba mi mamá, impresa en 1900, fue escrita por Tamarón en 1742. Preguntando, me dijeron que Jesús Marrero Wadskier, tenía un ejemplar, fui casa del gentil Marrero, la novena original de Tamarón, que tuvo por muchos años, ¡se la habían robado! y tenía poca información sobre el autor. Le di mis  fichas y él publicó: “traigo aquí un resumen de las noticias biográficas del ilustre Prelado (Tamarón), copiadas fielmente de un opúsculo que me facilitó (…) Luis Cubillán Fonseca, incansable en su tarea de conocer a fondo quien fue Don Pedro Tamarón…” (Marrero, pág. 170), y era verdad, estaba tan obsesionado por la identidad del cura Tamarón, que hasta consulté con unos amigos espiritistas, que por supuesto, no dieron pie en bola. Monseñor Henríquez, amigo entrañable, me reconvino por andar con métodos heterodoxos. En 1965, la academia caraqueña, publicó “La Instrucción General y Particular” de Pedro José de Olavarriaga, una especie de estudio de factibilidad para la instalación de la Compañía Guipuzcoana. Los avatares políticos de Olavarriaga, lo llevaron a reclusión en el Convento de San Francisco en Valencia en 1721, en el año que Tamarón fue cura aquí. En Descripción Exacta, queda claro que Olavarriaga, era amante del comercio, y Tamarón en su novena también lo expresa, compara a la Virgen del Socorro con un galeón comercial. La Instrucción General y Particular da la clave: Tamarón es cura de Valencia y o Olavarriaga está asilado en el Convento de San Francisco. Ambos tienen iguales inclinaciones. Tamarón fue defensor secreto de la Compañía Vasca. Grases, desmontó la encuadernación del ejemplar original de la Academia, y encontró escritos en euskera e identificó la imprenta: Riesgo y Montero en San Sebastián, Guipúzcoa. Los encuentros de Tamarón y Olavarriaga se efectuaron en los años 1720, 1721 1723. El libro fue publicado  en 1746. Tamarón falleció en México  en 1768. (Parte de la ponencia  presentada en el Teatro Municipal el 15 de noviembre de 1985.

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