Pedro Trigo: “La penitencia del gobierno: una cura profunda de realidad”
El teólogo e investigador del Centro Gumilla asegura que el Papa ha puesto el punto álgido de la Iglesia al decir las cosas de frente
—¿Qué tan santa es la Semana Santa en Venezuela?—Sigue siendo santa en el pueblo que acompaña agradecido al Nazareno porque sabe que Él, a su vez, lo acompaña todo el año.
—¿Llevan los venezolanos la procesión por dentro?—Casi todos, en especial los funcionarios que temen expresarse y mucha gente que piensa que la cosa está demasiado mal para hacer aspavientos.
—¿El punto álgido de la Iglesia?—Lo ha puesto el papa Francisco: decir las cosas de frente, sin acobardarse y con buen espíritu.
—Autor del libro La cultura del barrio, ¿quién sube más cerro: los curas o los políticos?—Un sacerdote, desgraciadamente menos que antes, cuando había más comprometidos con la gente popular.
—¿Se ha trastocado esta cultura?—Sí, el individualismo, la dificultad de la cohesión social y la violencia son el cáncer de la cultura del barrio. Es el empeño por vivir en todas las áreas de la vida a contracorriente.
—¿Cederá el resentimiento?—La cotidianidad es tan dura que no deja energías para lo que no sea tratar de vivir.
—Autor de más de 50 libros sobre teología, ¿una soberana verdad?—El país está en cambio acelerado y tiende a escaparse, pero yo percibo esa comprensión apasionadamente.
—¿Qué tiene de profeta?—Lo que tengo de poeta; es decir, un profetilla menor.
—¿Qué revelan las señales divinas sobre el porvenir?—Que si no queremos contar con todos, nos irá mal a todos.
—¿El lado sagrado del connacional?—La conviabilidad y el reponerse de las adversidades.
—¿El obsceno?—Tender a la viveza cuando el ambiente es de trampa.
—Si Dios fuera venezolano…—Acentuaría la búsqueda de hermosura y conviabilidad en esta tierra.
—¿Recibe el país una lección o un castigo?—De ser lección, nos cuesta demasiado aprenderla… Dios no castiga.
—¿Cristo hubiera sido chavista?—No. Cristo no fue político y no contempla la coacción, sino vencer el mal a fuerza de bien.
—¿Una penitencia para el gobierno?—Una cura profunda y urgente de realidad.
—¿Otra para la oposición?—Aceptar que existe el chavismo.
—¿Para toda la población?—Tomar conciencia de la propia responsabilidad y ejercerla.
—¿Sermón de cura endereza gobierno?—No suelen parar los oídos a los sermones.
—¿Un sermoncillo a la revolución?—Qué haga lo que dice.
—¿Incluido su afán guerrerista?—No, lo original del chavismo de poner en primer lugar al pueblo, para que sea auténtico protagonista y no satélite.
—¿Una amenaza para la humanidad?—Los grandes inversores que obran como si fueran dioses.
—¿Es Chávez un dios?—Han tratado de endiosarlo para ampararse en él, en vez de caminar con la propia cabeza y los propios pies. Se estudiará durante décadas como un fenómeno mediático, no como un mesías religioso.
—¿La tentación de un sacerdote?—Entenderse como intermediario de Dios, colocándose arriba y dejando de ser hermano.
—¿Y los hermanos pederastas?—Deberían renunciar a sus ministerios y rehabilitarse.
—¿Se autocensura?—No diciendo lo que pueda ofender.
—¿La pastoral que desea, pero no puede?—Quisiera que la lectura del evangelio diera el tono de nuestro cristianismo, pero es tan desestabilizadora que no queremos entrar por ella.
—¿Bendeciría una unión homosexual?—Sí, pero no lo llamaría matrimonio.
—¿Se sintió atraído por una mujer?—Sí.
—¿Cómo hizo?—Nada. Si trato de espantarlo se me fija más.
—¿Qué tal las relaciones con la iglesia evangélica?—Han sido institucionales. Lo más importante en un barrio es que al pastor y a mí nos interesa Jesús de Nazaret. Por eso deberíamos ser amigos.
—¿Cómo ejemplo al gobierno y la MUD?—Y en el sentido de no haber animosidad ni ver al otro como competidor, sino en el mismo camino.
—¿Quién de los dos tiró la primera piedra?—La oposición con el 11-A y el paro.
—Por fin, ¿bajó la pobreza?—Teniendo en cuenta el chorro petrolero sin precedentes ha sido una ocasión perdida.
—¿Supera a un grano de mostaza su fe por la conciliación?—Apuesto mi vida por ella.
—¿Quién debe poner la otra mejilla?—Todos y nadie.
—¿Por qué la Iglesia no adversó a la llamada cuarta república?—Porque estuvo dentro del pacto de conciliación y bien ocupada en sus compromisos populares.
—¿Una penitencia para los curas chavistas?—La tendrán cuando acabe el chavismo.
—¿El tiempo perfecto?—Hoy, que es cuando se nos pide un cambio superador.
—¿El destino de un soberano idólatra?—Descubrir la vaciedad de su vida, su deshumanización.
—¿Teólogos al poder?—¡No! Dios no tiene poder para coaccionar. Un teólogo tampoco.
—¿Qué pasaría en Venezuela si gobierno y oposición compartiesen estos días un retiro espiritual?—Se iniciaría un proceso de concertación, cediendo todos y afincándose en el bien del pueblo.
—¿Llevan los venezolanos la procesión por dentro?—Casi todos, en especial los funcionarios que temen expresarse y mucha gente que piensa que la cosa está demasiado mal para hacer aspavientos.
—¿El punto álgido de la Iglesia?—Lo ha puesto el papa Francisco: decir las cosas de frente, sin acobardarse y con buen espíritu.
—Autor del libro La cultura del barrio, ¿quién sube más cerro: los curas o los políticos?—Un sacerdote, desgraciadamente menos que antes, cuando había más comprometidos con la gente popular.
—¿Se ha trastocado esta cultura?—Sí, el individualismo, la dificultad de la cohesión social y la violencia son el cáncer de la cultura del barrio. Es el empeño por vivir en todas las áreas de la vida a contracorriente.
—¿Cederá el resentimiento?—La cotidianidad es tan dura que no deja energías para lo que no sea tratar de vivir.
—Autor de más de 50 libros sobre teología, ¿una soberana verdad?—El país está en cambio acelerado y tiende a escaparse, pero yo percibo esa comprensión apasionadamente.
—¿Qué tiene de profeta?—Lo que tengo de poeta; es decir, un profetilla menor.
—¿Qué revelan las señales divinas sobre el porvenir?—Que si no queremos contar con todos, nos irá mal a todos.
—¿El lado sagrado del connacional?—La conviabilidad y el reponerse de las adversidades.
—¿El obsceno?—Tender a la viveza cuando el ambiente es de trampa.
—Si Dios fuera venezolano…—Acentuaría la búsqueda de hermosura y conviabilidad en esta tierra.
—¿Recibe el país una lección o un castigo?—De ser lección, nos cuesta demasiado aprenderla… Dios no castiga.
—¿Cristo hubiera sido chavista?—No. Cristo no fue político y no contempla la coacción, sino vencer el mal a fuerza de bien.
—¿Una penitencia para el gobierno?—Una cura profunda y urgente de realidad.
—¿Otra para la oposición?—Aceptar que existe el chavismo.
—¿Para toda la población?—Tomar conciencia de la propia responsabilidad y ejercerla.
—¿Sermón de cura endereza gobierno?—No suelen parar los oídos a los sermones.
—¿Un sermoncillo a la revolución?—Qué haga lo que dice.
—¿Incluido su afán guerrerista?—No, lo original del chavismo de poner en primer lugar al pueblo, para que sea auténtico protagonista y no satélite.
—¿Una amenaza para la humanidad?—Los grandes inversores que obran como si fueran dioses.
—¿Es Chávez un dios?—Han tratado de endiosarlo para ampararse en él, en vez de caminar con la propia cabeza y los propios pies. Se estudiará durante décadas como un fenómeno mediático, no como un mesías religioso.
—¿La tentación de un sacerdote?—Entenderse como intermediario de Dios, colocándose arriba y dejando de ser hermano.
—¿Y los hermanos pederastas?—Deberían renunciar a sus ministerios y rehabilitarse.
—¿Se autocensura?—No diciendo lo que pueda ofender.
—¿La pastoral que desea, pero no puede?—Quisiera que la lectura del evangelio diera el tono de nuestro cristianismo, pero es tan desestabilizadora que no queremos entrar por ella.
—¿Bendeciría una unión homosexual?—Sí, pero no lo llamaría matrimonio.
—¿Se sintió atraído por una mujer?—Sí.
—¿Cómo hizo?—Nada. Si trato de espantarlo se me fija más.
—¿Qué tal las relaciones con la iglesia evangélica?—Han sido institucionales. Lo más importante en un barrio es que al pastor y a mí nos interesa Jesús de Nazaret. Por eso deberíamos ser amigos.
—¿Cómo ejemplo al gobierno y la MUD?—Y en el sentido de no haber animosidad ni ver al otro como competidor, sino en el mismo camino.
—¿Quién de los dos tiró la primera piedra?—La oposición con el 11-A y el paro.
—Por fin, ¿bajó la pobreza?—Teniendo en cuenta el chorro petrolero sin precedentes ha sido una ocasión perdida.
—¿Supera a un grano de mostaza su fe por la conciliación?—Apuesto mi vida por ella.
—¿Quién debe poner la otra mejilla?—Todos y nadie.
—¿Por qué la Iglesia no adversó a la llamada cuarta república?—Porque estuvo dentro del pacto de conciliación y bien ocupada en sus compromisos populares.
—¿Una penitencia para los curas chavistas?—La tendrán cuando acabe el chavismo.
—¿El tiempo perfecto?—Hoy, que es cuando se nos pide un cambio superador.
—¿El destino de un soberano idólatra?—Descubrir la vaciedad de su vida, su deshumanización.
—¿Teólogos al poder?—¡No! Dios no tiene poder para coaccionar. Un teólogo tampoco.
—¿Qué pasaría en Venezuela si gobierno y oposición compartiesen estos días un retiro espiritual?—Se iniciaría un proceso de concertación, cediendo todos y afincándose en el bien del pueblo.
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